El plató de ‘First Dates’ acogió la cita entre Jordi y Cristina, un encuentro que no empezaba de la mejor forma tras llevarse ella una gran decepción al conocer a su acompañante. Pese a que Jordi no convenció a Cristina durante prácticamente toda la velada, al final se produjo un cambio inesperado.
Jordi llegaba al plató de Cuatro mostrando músculo y explicando que, “tengo la apariencia de ser un chico duro porque no quiero que cualquiera se me acerque”. Además, este catalán de 35 años confesaba que su gran pasión es el gimnasio y que buscaba a una chica que tenga “un buen trasero”, ya que es lo primero que mira al ver a una chica.
Por su parte, Cristina, de 38 años y también de Cataluña, se definía como alguien muy inocente en el amor, “hasta que me llevo una hostia viendo que van a lo que van”. “Estoy tratando de utilizar más la cabeza y menos el corazón”, añadía. Si bien, tras ver a Jordi, la primera impresión no fue nada buena: “Me gustan los macarras, pero este es un macarra de manual, que dices ‘yo igual esta etapa ya la he superado y busco otra cosa’”.
Una vez sentados a la mesa comenzaron a hablar, pero la cosa no mejoró, y es que Jordi no acababa de convencer a Cristina. “Es un señor mayor en el cuerpo de un hombre de 35 años”, lamentaba ella. Además, pese a que él afirmaba ser muy enamoradizo, su cita pensaba que, “me está vendiendo la moto. Me está intentado vender que es un buenazo y mi intuición me dice que no”.
Todo ello llevó a la comensal a mostrarse tajante ante su cita. “Me esperaba más de ti, tienes que remontar”, le espetó. Sin embargo, durante los últimos momentos de la cita comenzaron a descubrir algunos puntos en común, por lo que llegado el momento de la decisión final, Cristina dio a Jordi una segunda oportunidad: “Quiero pensar que estaba muy nervioso y voy a darle un voto de confianza”.