[dropcap]T[/dropcap]odo comenzó en un supermercado allá por el mes de julio. Aunque quizá empezara unos años antes, cuando Antonio Colinas publicó: ‘Nuestra poesía en el tiempo. Una antología’. Gracias a este libro, el poeta leonés afincado en Salamanca, tuvo el honor de ser uno de los elegidos para que le entregaran un libro conmemorativo con una cuidada segunda edición de 1000 ejemplares de ‘Tierras, Mares y Cielos’, de Juan Ramón Molina, poeta hondureño fallecido en 1908.
Y aquí empieza la aventura de un libro que a punto estuvo de acabar en el contenedor. Una persona entró en el supermercado Día de Canalejas y dejó olvidado un paquete. Durante tres meses guardaron el sobre marrón, pero nadie lo reclamó.Pasado este tiempo, el destino final era la basura.
Sherynell Disiar, cajera del supermercado, se atrevió a abrir el sobre y vio que contenía un libro. ‘Tierras, Mares y Cielos’, de Juan Ramón Molina editado en terciopelo y con una bonita placa en el centro. Lo hojeó y vio una dedicatoria: Ejemplar XXIX, Antonio Colinas. Dedujo que era un libro especial. Se lo comentó a su novio Javier y comenzó la búsqueda de Antonio Colinas en la red.
Así supieron que era poeta y que vivía en Salamanca. Preguntaron si alguna persona podía dar con su paradero. Y la encontraron. La devolución del libro se produjo, como no podía ser de otro modo, en la Plaza Mayor. Antonio Colinas cogió el libro y, con cierta incredulidad, dijo no saber nada acerca de ese ejemplar. «No sé por qué me lo han dedicado». Aunque tras un café y una conversación larga, llegó a la cuenta de que había escrito una antología, «por lo que quizá este sea el motivo de que pensaran en mí para dedicármelo».
La historia no ha terminado aún, como señaló Colinas, «ahora nos queda averiguar quién fue la persona que se dejó este libro en el supermercado». Continuará…