[dropcap]D[/dropcap]espués de tres años sin apenas obras municipales en nuestra ciudad, resulta curioso que precisamente ahora, a cuatro meses de las elecciones municipales, nuestro alcalde y su equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Salamanca se hayan apresurado a hacer todo un despliegue de obras por toda la ciudad. Obras que se realizarán de forma simultánea en varios puntos de la ciudad para demostrar movimiento. Salamanca está siendo tomada por trabajadores que arreglan aceras, jardines y asfaltan carreteras, todo lo que sea necesario para dar la sensación de que la crisis ha terminado y la mejoría de la economía se deja sentir gracias al buen hacer del Partido Popular.
Es sangrante que se anuncien reformas en el parque de la Alamedilla cuando hace apenas dos meses se quería destrozar todo su entorno, pero gracias a la oposición de los vecinos y la proximidad de las elecciones se pudo parar. Dicen que construirán un nuevo parque junto al puente Rodríguez Fabrés cuando tenemos abandonados el resto de parques de la ciudad. Proponen circuitos para acrobacias cuando no han resuelto otros proyectos que prometieron en anteriores elecciones, como la pista cubierta de atletismo. Anuncian la construcción de un anfiteatro cuando permitieron el derribo del histórico teatro Bretón que fue un atentando contra la historia del teatro español y de su arquitectura como lo definieron los expertos. Tendremos nuevas glorietas etc., etc,… y miles de proyectos y promesas, todo en contexto electoral.
[pull_quote_left]Muchas obras se inauguran y luego se abandonan y en otras no se estudia su futura utilidad, se proyectan para satisfacer intereses políticos y contentar a algún “amigo” para darle a ganar dinero que repartirá, posiblemente, con sus benefactores.[/pull_quote_left]Las obras preelectorales tienen mucho peligro. Se mueven, normalmente, con fines políticos y carecen de visión a largo plazo. Muchas veces se inauguran y luego se abandonan y en otras no se estudia su futura utilidad, se proyectan para satisfacer intereses políticos y contentar a algún “amigo” para darle a ganar dinero que repartirá, posiblemente, con sus benefactores. Por eso, todos estos anuncios no son muy creíbles o pueden caer en el olvido o el despilfarro. Si antes no había dinero, ¿cómo es posible que de la noche a la mañana nos dé para todo?, a no ser que el equipo de gobierno del Ayuntamiento del Partido Popular, haya estado jugando con presupuestos ficticios y electoralistas después de habernos subido impuestos y tasas de forma desproporcionada. Lo más grave de este esperpento es que con dinero público se aproveche para hacer propaganda de partido, confundiendo intencionadamente la responsabilidad institucional con la del candidato, y no se asuma un mínimo compromiso de transparencia, cuando este equipo está en entredicho por presuntas irregularidades en las contrataciones.
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