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Se jubila un vendedor de ‘sueños’

Colchonería Toño Blázquez echará el cierre en septiembre
Toño Blázquez en su colchonería, que cierra en septiembre por jubilación

Periodista, hombre cultural y de letras y trabajador en una “fábrica de sueños”. Así se define Toño Blázquez, colchonero salmantino que a sus 65 años se jubilará el próximo mes de septiembre tras cuatro décadas dedicado al mundo del descanso. Con su retirada, Colchonería Toño Blázquez echará el cierre, no así Colchonerías Blázquez que, tal y como explica, es un negocio distinto que lleva su hermano.

El apellido Blázquez lleva décadas ligado a los colchones en Salamanca, y uno de los artífices de ello es Toño, responsable de la Colchonería Toño Blázquez, en el paseo del Rollo. Sin embargo, el próximo mes de septiembre cerrará por jubilación, poniendo así fin a una dilatada carrera de más de cuarenta años ligada al mundo del sueño y el descanso. Además, confiesa que aún no sabe lo que pasará con su negocio. “No sé si será traspaso o liquidaré todo y luego se alquilará el local. Es una idea que todavía no tengo clara. Es complicado…”, admite.

“El negocio lo fundaron mi padre y mi madre en los años 60. Ellos nacieron en Macotera y arriesgaron mucho, en el momento adecuado. Mi padre comenzó haciendo colchones por la calle, dando palos en la lana… Y mi madre cosía a máquina las telas para las fundas de los colchones. Después pusieron una tiendita, mi padre sacó el carnet de coche, compró una furgoneta… Y así comenzó todo”, relata Toño Blázquez.

Además, pese a que su padre quiso que Toño y sus hermanos estudiaran, explica que, “aunque estudiamos, mi hermano y yo después continuamos con el negocio”. Inicialmente y “durante muchos años” trabajaron juntos, “y desde el año 2007 me puse en solitario con Colchonería Toño Blázquez”, una última etapa en la que calcula que puede haber vendido “unos 2.000 o 3.000 colchones en Salamanca”.

“Mi tienda será la que cerrará en septiembre cuando me jubile, pero Colchonerías Blázquez, que es de mi hermano, continúa. Y yo me siento orgulloso de que el apellido continúe con mi hermano, con mis sobrinos… En mi caso sí acaba, pero lo fundamental no es mi caso, sino que el apellido Blázquez, que está relacionado directamente con los colchones, los equipos de descanso y el mundo del descanso, siga adelante. Y espero que por muchos años”, asegura.

A lo largo de todo este tiempo, Blázquez reconoce el buen trato que ha recibido por parte de los salmantino. De la misma manera, insiste en que, “esta es una labor de años. Para los que tenemos una tienda pequeña y somos autónomos, nuestra principal arma para fidelizar clientes es el trato, la forma de ser, de recibir a los clientes, el post-servicio. En definitiva, la forma de empatizar con los clientes que vienen a tu ‘casa’”. “Los comercios los hacen las personas, y eso es lo más importante. Estar en un buen sitio hace mucho, pero cuando atiendes a los clientes como es debido, vuelven”, recalca.

Mitos y colchones

Por otro lado, el experto ha desmentido el mito de que los colchones duran toda la vida. “Nada es eterno. Diez o doce años ya está bien para un colchón, y aunque aparentemente puede estar bien, ya tiene un desgaste, ya has sudado encima… Y sí que es bueno cambiarlo”. Sobre ello, afirma que “esta idea estaba más extendida antes que ahora en Salamanca, aunque continúa sobre todo en las personas mayores. Pero sí que es verdad que, de unos años para acá, la gente se da más cuenta de que el colchón también es un elemento de la casa que hay que cambiar, y sobre todo si se tienen problemas físicos de espalda”.

Respecto a las cuestiones a tener en cuenta a la hora de comprar un colchón, Blázquez recuerda que “actualmente hay colchones de todo tipo y este mundo ha evolucionado mucho en los últimos veinte años. Por tanto, depende de cada caso. A mí me gusta preguntar siempre al cliente. ‘¿Usted cómo duerme?, ¿Qué necesita?, ¿Quiere un colchón suave, un colchón intermedio, ni duro ni blando, uno duro porque se lo ha aconsejado el médico?, etc.’. Por ejemplo, para la gente mayor, si es muy duro no es aconsejable, pero tampoco excesivamente blando que te hundas… Luego hay casos especiales, como cuando alguien necesita un colchón duro o firme por prescripción médica”.

Pasando al tema económico, el precio varía en función de la medida, “porque no es lo mismo uno camero de 90cm que uno grande de 1,35m”. Teniendo esto en cuenta, aclara que, “hay colchones que pueden valer 1.000€ o más, pero sin llegar a los 500€ se puede comprar un colchón bastante bueno. A lo mejor por 480€ se puede comprar un muy buen colchón -grande- de gama alta o media alta, y en el caso de los pequeños, entre 280€ y 360€ más o menos”.

Nueva etapa

Ante la nueva etapa que se presenta, Toño confiesa tener “sentimientos encontrados”. “Por una parte se acaba tu vida laboral, esto no es eterno. Llevo cuarenta años dedicándome a esto, y siempre de cara al público, hay mucha gente que te aprecia, que te quiere, que vienen y te dicen eso de ‘y ahora dónde voy a ir a comprar un colchón’… Cuando llevas tantos años, has hecho una clientela y te vas a ir, es un quiero y no quiero… Pero al final tienes que dejarlo”, indica.

No obstante, tampoco se aburrirá en la jubilación, y es que cuenta con otras dedicaciones en el ámbito cultural. “Estoy implicado en muchas cosas culturales, escribo, canto, compongo canciones, estoy en el Ateneo de Salamanca, tengo seis libros de poemas, una novela. Por esa parte, sé que me voy a dedicar a otras cosas, pero ahora con más tiempo y sin prisas”, concluye.

3 comentarios en «Se jubila un vendedor de ‘sueños’»

  1. Todo un ejemplo de saber hacer bien las cosas. Extraordinario poeta y gran amigo.
    Bienvenido al mundo de los jubilados.
    Benito

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  2. Enhorabuena por esa larga trayectoria de trabajo y servicio. Ahora a seguir cultivando esas magníficas facetas de cantante,escritor, actor, guitarrista, poeta … En todas ellas ¡Un gran maestro!

    Responder
  3. A partir de ahora, cuando la jubilación sea efectiva, se acabaron los horarios, el trabajo reglado, las vacaciones… La jubilación es una vocación a tiempo completo, no hay horarios ni vacaciones, mucho menos días festivos. La jubilación ocupa todo nuestro tiempo. Lo importante es llegar con buen bagaje y mucha ilusión y tú, tienes a raudales de la una y la otra.

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