«Antes o después tenemos que adaptar los barrios a la subida del calor»

Desde Ecologistas en Acción centran la atención en hacer propuestas y acciones concretas como mantener el arbolado y usar más el transporte público
El parque de La Alamedilla. (2)
El parque de La Alamedilla. (Archivo)

Mantener el arbolado en los barrios, reducir el uso del transporte privado y optar cada vez más por las energías renovables. Estos son los principales preceptos de la lucha contra el cambio climático desde los barrios. Y los salmantinos parece que vamos a rastras.

Desde el año 2019, Ecologistas en Acción lleva a cabo su iniciativa ‘Barrios por el clima’, una experiencia mediante la cual pretenden llevar la lucha contra la emergencia climática al ámbito más cotidiano. Acaban de pasar por Salamanca y, pese a que recuerdan que el cambio climático es una cuestión global que requiere medidas a gran escala, recuerdan que también los ciudadanos pueden llevar a cabo acciones en la medida de sus posibilidades para adaptar y mejorar su vida y sus barrios ante la problemática cada vez más acuciante.

“Siempre nos están diciendo que el cambio climático es una cuestión global que nos queda muy lejos, y eso genera impotencia o hace que cueste ponerse en marcha. Sin embargo, al final donde vivimos y donde pasa nuestro día a día es en los barrios”, comienza explicando Rodrigo Blanca-Quesada, de Ecologistas en Acción Córdoba, en la Biblioteca de la Casa de las Conchas. “Por ello, nos dimos cuenta de que antes o después vamos a tener que adaptar los barrios a la subida de temperaturas, al nuevo régimen de aguas (si hay lluvias torrenciales o sequía), etc. Y la mejor manera de hacerlo es colectivamente”, añade.

Actualmente “estamos en una escalada de temperatura y con muy poco compromiso a nivel global”, lamenta Teresa Vicente, de Ecologistas en Acción Salamanca. “Es verdad que es muy importante el tema local, pero al final es un problema global en el que estamos todos los países involucrados que requiere de medidas valientes y de medidas globales para intentar frenar ese aumento de temperatura apostando por reducir el creciente consumo energético y decrecer para recuperar un nivel de consumo en el que toda la población pudiera llegar a tener una calidad de vida digna”.

En definitiva, para frenar la emergencia climática “son prioritarias actuaciones a nivel global, así como valentía de los gobiernos para poder acabar con el consumo de combustibles fósiles y poder hacer una economía descarbonizada, es decir, que no dependa nada en absoluto de los combustibles fósiles”.

Dicho esto, Blanca-Quesada puntualiza que, “uno de los motivos por los que nosotros trabajamos a nivel ciudad y creemos que las ciudades son muy importantes es porque aglutinan a la mayoría de la población, que consume el 70% de la energía y son responsables del 70% de las emisiones. Es decir, la población urbana y las ciudades son responsables en primer término tanto del consumo, como de la producción de CO2”.

Respecto a las acciones que llevan a cabo desde la asociación, señala que, “lo que hacemos es ver qué mejoras podemos hacer en cada barrio para estar en mejores condiciones para el cambio climático”. Entre otras, destaca algunas como “mapeos, que consisten en dar un paseo con los vecinos para si hay suficiente arbolado, si el suelo da calor o no da calor, si hay sombras, fuentes… En el paseo identificamos todas esas cosas y hacemos demandas o propuestas y las trasladamos al Ayuntamiento”.

En el ámbito salmantino, Vicente asegura que “lo fundamental y prioritario es mantener el arbolado”. “En Salamanca hemos tenido épocas arboricidas totales por ahorro en temas de jardines y parques, y eso es crucial, porque un arbolado sano en las calles es lo principal para hacer frente a la emergencia climática en lo que se refiere a temperatura, habitabilidad en las calles y demás”, defiende, apuntando también a la necesidad de “reducir el uso del transporte privado en una ciudad perfectamente caminable como la nuestra”, así como “apostar por las energías renovables”.

Siguiendo en clave local, y aunque “se trata de un problema global, por lo que realmente toda la ciudad puede estar igualmente afectada”, la ecologista salmantina sí observa diferencias entre los barrios de la ciudad. En este sentido vuelve a incidir en “la importancia del tema del arbolado”, denunciando que “en Salamanca hay barrios que carecen de ese arbolado y de ese cuidado, y todos los barrios merecen sus calles arboladas y sus parques con fuentes”. “Los barrios periféricos no deberían ser olvidados, porque esta ciudad cuida bastante el centro desde un punto de vista estético por el turismo, pero todos los barrios necesitan estas medidas”, zanja.

Pasando a la concienciación por parte de la sociedad, Blanca-Quesada asegura que, “la mayoría de las personas ya estamos bastante preocupadas”. Sin embargo, “lo que no encontramos tan fácil es la manera de canalizar esta inquietud”. Por ello, “nosotros apenas dedicamos tiempo a dar charlas cobre lo mal que está la cosa o lo grave que es el cambio climático. La mejor manera de implicar a la gente es contarle qué podemos hacer, cuáles son las respuestas, cuáles son las propuestas”.

En Salamanca, tal y como explica Teresa Vicente, “la conciencia medioambiental está creciendo, pero aún hoy en día es insuficiente, porque siempre nos encontramos con reticencias a la hora de encajar las propuestas ecologistas, que van a la raíz de los problemas, pero sobre todo, que nos obligan a cuestionarnos nuestro nivel de vida y nuestra comodidad basada en el consumo creciente de recursos y de energía”.

Finalmente, el lo referido al papel de las administraciones públicas, Vicente considera “insuficiente” y “poco valiente” el trabajo que se lleva a cabo desde “todas las instituciones” en materia climática. Asimismo, lamenta también que el Ayuntamiento de Salamancanunca se ha caracterizado por tener un comportamiento ecologista muy alabable”.

“Aquí se hacen las cosas a medida que desde Europa o a nivel estatal se le va obligando. El Ayuntamiento tiene poca iniciativa a la hora de poner en marcha según qué iniciativas y según qué actividades y estrategias de reducción de emisiones, y se basa un poco en las subvenciones y ayudas que le dan desde Europa o el Gobierno, pero motu proprio falta mucha conciencia ambiental y mucho creérselo e implementar que el medio ambiente sea transversal en todas las políticas municipales”, concluye.

Rodrigo Blanca-Quesada y Teresa Vicente, miembros de Ecologistas en Acción

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