Lorca recorrió Salamanca hace más de un siglo y a partir de este lunes volverá a hacerse presente su duende en tierras charras, gracias a la admiración, dedicación, estudio y entrega de uno de nuestros pintores más prolíferos: Florencio Maíllo.
Maíllo es un artista muy generoso. No paró de agradecer a la Diputación su disponibilidad y aceptación cuando le propuso el proyecto de hacer que Lorca ‘visite’ con sus amigos nueve pueblos salmantinos, con los que guarda relación de algún modo, y la capital, punta de lanza para comenzar a disfrutar de esta gran exposición, por número 126 obras y por kilómetros, el público recorrerá la provincia de la mano de Lorca y de Maíllo.
Dio las gracias a Gabriel Calvo. El folclorista salmantino pidió a Maíllo que le ilustrara la portada de un disco Folklorquiando, pero el pintor de Mogarraz no se podía quedar en uno solo y tiró del hilo y comprobó que Lorca era mucho Lorca para hacer solo una pintura.
Así, se lazó y buscó salmantinos que pudieran tener vinculación con el gran poeta, músico, pintor, dramaturgo, actor,… que es Federico García Lorca. Los encontró. Y, vinculó a Loca con Dámaso Ledesma, el músico de Ciudad Rodrigo que escribió el Cancionero, en 1907. Premiaron la obra del mirobrigense el mismo año que La vida breve, de Falla. ¡Qué coincidencia! Porque Falla puso en manos de Lorca ese Cancionero.
No fue fundamental, porque en Lorca nada hay esencial. Toda su vida, desde que su madre con 8 años le puso en la pista de la música, hasta la Residencia de Estudiantes en Madrid o su sinfín de amigos, fue sustancial.
Pero sí que se puede afirmar que el Cancionero de Dámaso Ledesma fue una especie de libro de cabecera de Lorca. Tocó El burro de Villarino, en Nueva York, donde lo escuchó otro salmantino Federico de Onís, un alumno aventajado de Unamuno, y lo propagó. Y Lorca grabó con La Argentinita, Los Mozos de Monleón.
¿Les suenan esos pueblos? Pues en esos dos y en siete más, añadiendo el patio de La Salina, donde están Dámaso Ledesma y Federico García Lorca, estará presente este verano el genio andaluz para hacer que la cultura sea un motor económico en la Salamanca rural.
Quizá Lorca fue el más vanguardista de su generación. Lo fue porque conocía muy bien la tradición. Sabía moverse entre las dos aguas. «Tenía esa capacidad de ser un moderno teniendo un píe en la tradición», señala Florencio Maíllo.
Así, Lorca y sus amigos dejarán su duende, por aquello de que Federico era amigo del torero salmantino Pepe Amarós, en Ciudad Rodrigo, Béjar, Villarino de los Aires, Monleón, La Alberca, Miranda del Castañar, Montemayor del Río, San Esteban de la Sierra, San Martín del Castañar y en el patio de La Salina, lugar éste último, al igual que otras localidades, que también disfrutó, paseó y contempló Lorca en una de sus visitas a Salamanca.
*** Hay un código QR en cada una de las poblaciones donde se instala la exposición, donde les contarán a los visitantes el porqué de la vinculación con Lorca a esa localidad y el porqué de las personas que están retratadas junto a él.