Diego de Saavedra y Fajardo nació en Algezares, Murcia, en 1584, y murió en Madrid, en 1648. Restando un año y otro, el resultado es que vivió 64 años. Pero, en Salamanca, la placa que luce la escultura que donó la Fundación Venancio Blanco a la Universidad de Salamanca y que se puede ver en el campus Unamuno, el diplomático que estudió Derecho y Cánones en la Universidad salmantina vivió la friolera de 114 años.
La escultura y la placa se colocaron el 22 de diciembre de 2023.
Diego de Saavedra y Fajardo es uno de los hombres del Siglo de Oro, en otro ámbito que no fue el literario, más bien el diplomático. Se encargó de gestionar una parte muy importante de sus relaciones políticas y diplomáticas durante treinta y cinco años en Italia, Alemania y Suiza, en plena decadencia del dominio político de los Habsburgo.
La actividad diplomática de Saavedra se intensifica en lo que es la parte más dura de su carrera con la declaración de guerra de la Francia gobernada por Richelieu a la corona española en 1635 y las sucesivas derrotas de las tropas españolas a manos de los franceses.
Aunque abandonó el congreso antes de la conclusión de la paz, es innegable que le tocó a Diego de Saavedra lidiar con uno de los periodos más amargos de la historia de España, el de la pérdida no solo de posesiones territoriales, sino de la hegemonía del Imperio Español en Europa, de lo que era muy consciente y de lo que fue protagonista directo. Testimonio de esos años son algunos opúsculos satírico-políticos como Locuras de Europa y otros.