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«Invertir en cultura es una prioridad»

Alicia Garrudo, salmantina de nacimiento y una de las mejores flautas traveseras de nuestro país
Alicia Garrudo, flautista salmantina.

Alicia Garrudo, salmantina de nacimiento y una de las mejores flautas traveseras de nuestro país, hace honor a su apellido. No elude ninguna pregunta y responde con sinceridad a una necesidad que tiene la ciudad. “Es impensable que Salamanca, habiendo sido Capital Europea de la cultura en 2002, no tenga una orquesta profesional propia, con una programación fija”.

Alicia, se apellida Garrudo. ¿Hace honor a su apellido por eso de la garra?
La verdad es que coincide que, en general, los Garrudo tenemos mucha energía, con lo bueno y malo que conlleva. Yo la intento enfocar en luchar por los proyectos educativos que creo que valen la pena y por sacar adelante los espectáculos que voy creando. También me viene bien para dirigir la banda del ciclo elemental y llevarlos, junto con mis compañeros, a tocar fuera. Este viernes, por ejemplo, nos vamos a Valencia y el año pasado fuimos con la banda a Euro Disney. Espero estar haciendo honor al apellido de mi abuelo, Tomás Garrudo, que siempre quiso ser músico.

Ha estudiado en Salamanca, Holanda -La Haya y Ámsterdam, Reino Unido, Aragón o Barcelona. Al margen de sus maestros. ¿Qué le aportó vivir en lugares tan diferentes?
He tenido la suerte de poder convivir con gente de todo el mundo, conocer otras maneras de pensar y vivir. También me ha despertado una gran curiosidad por todos los tipos de música y diferentes maneras de crearla o representarla.

Un portero de fútbol suele adelgazar hasta tres kilos por partido. Usted no para de moverse durante toda la actuación. Por curiosidad ¿cómo se prepara físicamente para afrontar un concierto?
En general hago mucho deporte. Lo necesitamos todos los músicos porque nos pasamos horas en la misma postura que, sobre todo en el caso de la flauta, no es muy natural. El problema se agrava cuando se ensaya y se toca en orquesta, suele ser sentado, no te puedes mover y, si no estás bien físicamente, acaban apareciendo las lesiones.
Con el tiempo he aprendido a parar no sólo cuando el cuerpo te lo pide, a veces es la cabeza la que lo necesita. Si no lo haces tú, el cuerpo te hace parar a la fuerza, y es peor.

Alicia Garrudo, flautista salmantina.

¿Qué tiene de especial los ensambles sabiendo que usted es miembro fundador de alguno como M.Use y Soil?
Los dos son ensembles de música contemporánea, estrenaban obras de compositores y estudiantes en Holanda. Yo ni los creé, ni era la organizadora, pero fui la primera flauta desde sus inicios y quiero pensar que algo aporté y, sobre todo, aprendí mucho.
Me gusta este tipo de grupos porque apuestan por la innovación de diferentes maneras: con nuevas formaciones (combinaciones de instrumentos), sonoridades, ritmos y puesta en escena. No todo lo que se estrena va a triunfar, pero ya entonces el público holandés recibía lo nuevo encantado. El tiempo dice lo que tiene que perdurar.

Usted si que ha creado alguno…
Sí. Creé hace más de veinte años Vox Balaenae (La voz de la Ballena), un espectáculo para dar a conocer la música contemporánea combinando la música con artes escénicas como la danza o artes visuales, de una manera atractiva para todos los públicos. Además, con el gran pianista y compositor Chema Corvo, ideamos “Cine mudo: historia de un invento para contar historias», que combina teatro, cine y música, así como “Pintan Coplas» con danza contemporánea y arreglos de jazz, música tradicional y coplas.
Innovar y fusionar las artes es muy importante para mí, tanto en mis clases como en todos los grupos de los que formo parte.

Siguiendo con ese hilo. Teatro, danza, audiovisuales, música… ¿Desmiéntanos que los artistas tienen mucho ego y no se ponen de acuerdo?
Hay egos en todos los sectores profesionales, pero, aunque esos egos existan, en la música clásica hay jerarquías bien establecidas que crean la disciplina necesaria para que todo funcione correctamente, especialmente en las agrupaciones más numerosas.
Al final siempre vas a preferir rodearte de la gente que más ganas tenga de aportar y con quien te lo pases bien tocando. Afortunadamente hay muy buenos artistas que cumplen esos requisitos.

Este año se han cumplido veinte desde que se creara el ciclo de música de los S.XX y XXI del Conservatorio Profesional de Música de salamanca. ¿Cómo vive usted que su criatura se haya hecho mayor?
El ciclo surgió como un curso de formación para profesores. Aunque yo no creé el ciclo, sí lo organicé durante un par de años, reconozco que soy muy fan y sigo participando en él activamente todos los años, esté donde esté. Empezó como un curso de formación del profesorado en el Conservatorio Profesional de Salamanca. Es maravilloso que siga funcionando un ciclo en el que participa la gran mayoría del claustro de profesores, el cual implica una gran organización y que, en general, participe tanta gente, siempre desinteresadamente.

Explíquese.
Es importante que se mantenga este tipo de iniciativas para que los alumnos se motiven viendo participar a sus profesores, para que continúe ese gran nivel musical del que hace gala el Conservatorio Profesional de Salamanca y para instruir al público, que al final escucha lo que se les ofrece. Estoy convencida de que, si en los medios y en las redes pusieran música clásica o contemporánea con más frecuencia, a la gente le acabaría encantando porque a priori, en la vida reaccionamos contra todo lo que nos resulta extraño, pero todo se educa.

Alicia Garrudo, en un momento de una interpretación.

Juan Carlos Pajares escribió: Tengo a mi país en mi boca, porque se hicieron las palabras para unir a los hombres. ¿Qué nos perdemos si no hablamos?
La comunicación es imprescindible para la convivencia. No comunicarse sólo conduce a problemas y malentendidos porque la diversidad humana es tan rica, somos todos tan diferentes, que es imposible creer que sabemos lo que piensan los demás.
Con la música, a pesar de ser una comunicación no verbal, se crean puentes y uniones entre gente que con una comunicación verbal nunca se lograrían.

Cuéntenos.
He tenido la suerte de formar parte del Área Social de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, donde se hacen talleres para gente con diversidad funcional y en riesgo de exclusión. Es un proyecto precioso que se intenta llevar a los conservatorios gracias a la iniciativa de Ricardo Moreno. Por ahora, la asignatura Música como Acción Social la impartimos en el Conservatorio Profesional de Valladolid, pero la idea es que, en un futuro no muy lejano, se pueda ofrecer como optativa en todos los conservatorios de Castilla y León para que los alumnos entren en contacto con realidades muy diferentes a las suyas.

¿Dónde más se puede aplicar?
Colaborando en ese proyecto, que promueve la inclusión, me di cuenta de que no había iniciativas parecidas para la gente mayor, un colectivo al que no prestamos la suficiente atención. Por ello comencé a pensar en proyectos enfocados para este público, especialmente para la gente que vive en residencias. Con ellos se pueden crear talleres en los que participen activamente y se ilusionen con un concierto como objetivo.

Hay otro proyecto en el que está involucrada. ¿Qué elemento está faltando para que en Salamanca se asiente la orquesta clásica del Liceo?
Pues creo que falta darse cuenta que invertir en cultura es una prioridad. Esta orquesta ha demostrado tener un público fiel que la avala, y porque hay suficientes músicos en Salamanca para consolidarla.
Ahora más que nunca, y con el avance exponencial de las nuevas tecnologías, la música no sólo es beneficiosa, es necesaria e imprescindible. Nuestra ciudad, con los conservatorios profesional y superior, debe cuidar y mantener su tradición cultural y necesita su propia orquesta con un ciclo de conciertos estable, al igual que la tiene Burgos con la OSBU (Orquesta Sinfónica de Burgos), a la que pertenezco desde su fundación hace veinte años.

Los comienzos pueden ser difíciles.
Los comienzos de la OSBU, creada por músicos de Burgos, no fueron fáciles pero fue un proyecto pensado a largo plazo que ahora ha dado sus resultados. Hace dos semanas dimos un concierto muy emocionante en el que tocamos la 2ª Sinfonía de Sergey Rachmaninov con el auditorio totalmente lleno. También esta orquesta cuenta con su cantera, con la que se complementa y de la que se nutre, la joven OSBU.

¿Una ciudad debe tener su orquesta?
Todas las ciudades importantes de este país tienen su propia orquesta profesional, ya sea con una temporada de conciertos de carácter semanal o por proyectos puntuales a lo largo del año. Es indudable que merece la pena contar con una y no se debería cuestionar su rentabilidad. Es impensable que Salamanca, habiendo sido Capital Europea de la cultura en 2002 no tenga la suya propia, con una programación fija y el apoyo suficiente de todas las instituciones.

Alicia Garrudo, en un momento de una interpretación.

Salamanca es cuna de músicos, desde Salinas, Bretón y, en la actualidad, su generación que está nutriendo de profesionales salmantinos conservatorios y orquestas. ¿Por qué se conoce tan poco esta vertiente en Salamanca?
Es una pena que no se dé más publicidad a una orquesta como la del Liceo donde, por fin, los músicos salmantinos podemos juntarnos y tocar en nuestra propia ciudad. Hasta ahora sólo he podido mover mis proyectos gracias a la Biblioteca Torrente Ballester y la Casa de las Conchas, por eso estoy profundamente agradecida a Isabel y a Nona.

¿Siempre ha sido así?
Es verdad que, en nuestra época de estudiantes, era muy complicado y difícil estudiar música y, aun así, salimos muchos músicos salamantinos de mi generación. Yo comencé a tocar la flauta porque entonces la Banda Municipal de Salamanca hacía conciertos didácticos por los colegios. En uno de ellos escuché el solo de flauta del cuento musical ‘Pedro y el Lobo’ de Sergey Prokofiev, tocado por Mario Vercher, y me enamoré del instrumento. Es una pena que una iniciativa así se perdiera. Otro factor que nos motivó mucho fueron los ciclos de conciertos que había en el Palacio de Congresos y en San Blas.

Todo ha cambiado.
Antes los conservatorios tenían otro plan de estudios, el del año 66, daba muchas facilidades, pero, al ser menos años, terminábamos muy jóvenes y menos formados que ahora. Por ello, necesitábamos más formación, que teníamos que buscar de manera privada en España o en otros conservatorios del extranjero.

Salieron fuera.
Teníamos que buscarnos la vida para todo, para conseguir partituras, grabaciones, instrumentos y para poder ampliar tu formación. Gracias al asesoramiento de Pablo Sagredo, salmantino y ayuda de solista de flauta de la Orquesta sinfónica de Castilla y León, estuve yendo unos años a clase en Barcelona. Recuerdo las 15 horas de tren para sólo recibir una hora de clase. Después de esto, en 1999, me aceptaron en el Conservatorio de la Haya en Holanda.

Tiene alguna anécdota de aquellos años.
Sí. Cuando llegué al conservatorio de La Haya había sólo unos 20 españoles estudiando en Holanda. Cuando terminé mis estudios allí, cuatro años después, unos 200. Hoy día hay muchos españoles en todos los conservatorios de Europa porque estudiar fuera ya es muy habitual. En los últimos treinta años el panorama musical ha cambiado mucho. Ahora hay músicos muy bien preparados en todas las partes de España.

2 comentarios en ««Invertir en cultura es una prioridad»»

  1. Qué maravilla el hecho de que haya personas tan innovadoras y luchadoras como Alicia Garrudo!
    La pena es que no se valoren lo suficiente estas cualidades y esfuerzos en este tipo de materias cuando todo debían ser facilidades y apoyo incondicional para que artistas, luchador@s y creador@s así puedan desarrollar plenamente estas cualidades, todo para beneficio de todos.
    Ojalá se implementen las medidas necesarias para que estás peticiones se hagan realidad.
    Un cordial saludo.

    Responder
  2. Qué bien describe Alicia Garrudo la realidad. Como decía Eduardo Punset «La música, es lo único importante». Y qué pena que desde las instituciones y organismos oficiales no haya la suficiente sensibilidad como para llevarla al lugar que le corresponde.

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