Las relaciones sexuales guardan una estrecha relación con la salud física y mental de cada uno y, por tanto, afectan significativamente al organismo. Ante la falta de sexo el cuerpo puede presentar una serie de ‘síntomas’.
Por un lado, la abstinencia provoca una disminución del deseo sexual. Este puede ser uno de los primeros síntomas en aparecer y puede estar debido a diferentes factores como el estrés, la ansiedad o el desequilibrio hormonal. Además, ante la falta de relaciones, el organismo produce menos hormonas sexuales, lo que se traduce en una disminución de la libido.
Al igual que en el caso anterior, también se puede reducir la producción de hormonas que reducen el estrés, generando asimismo una menor resistencia a este. También pueden aparecer problemas para conciliar el sueño debido a todo lo anterior, así como problemas de salud como los que afectan a la próstata en hombres o atrofia vaginal en mujeres. Otro de los ámbitos afectados es el psicológico, y es que la falta de relaciones puede provocar una disminución de la autoestima.
Del lado contrario, entre los beneficios de una vida sexual activa, destacan algunos como la mejora del bienestar general y la calidad de vida, ya que el sexo actúa como un antidepresivo natural, ya que durante el acto se liberan endorfinas asociadas a la felicidad. Asimismo, se logra un fortalecimiento del sistema inmunitario al tiempo que logra aliviar dolores como los menstruales o de cabeza.
Finalmente, una vida sexual plena también mejora el sueño, así como la calidad del mismo, reduce el riesgo de padecer ciertas enfermedades e, incluso, alarga la esperanza de vida, según afirman algunos estudios.
