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Una vida tras el mostrador (historia de una tienda)

José Ángel Angoso García, responsable de Ara, tienda que lleva vistiendo a los salmantinos desde hace 64 años años. Ahora, canda, como dicen en Salamanca, su puerta, baja la trapa
José Ángel García, responsable de Ara.

Hay establecimientos en Salamanca que han contribuido a que han puesto guapos y guapas a los salmantinos. Uno de ellos, echa el cierre después de 64 años abierto. La charla con José Ángel Angoso García, responsable de Ara, que es el diminutivo de Araceli, la hija del fundador, Ramón García, y madre de José Ángel, se desarrolla entre mostradores, perchas y clientas que deambulan. Parece un día normal, pero la cuenta atrás ya se ha iniciado y pronto candará su puerta.

¿Cómo ha cambiado el comercio de Salamanca en estas seis décadas?
Solo llevo cuarenta años. Así que no te puedo decir cómo ha cambiado en estos 64 años. (Risas) Ara se fundó en 1960, el año que nací yo.

La calle Pozo Amarillo era muy diferente…
Sí.

¿Qué recuerdos tiene de cómo era Salamanca en ese momento?
Por la calle Azafranal pasaban coches. No muchos, pero no era peatonal. Había una plaza con unos jardines, en los que jugábamos mis hermanos, amigos y vecinos de la zona.

Ahora pasan pocos coches…
Al comercio tradicional le ha hecho daño peatonalizar estas calles.

¿En serio? ¿Si Pozo Amarillo o Azafranal son paralela a la calle Toro?
Cuando las locomotoras del consumo, Zara, Mango, Stradivarius… se juntan en una misma calle, le hacen un favor tremendo a esa calle y a los que tienen locales allí. Pero, las calles de segunda o tercera división donde no se sitúan esas grandes tiendas, no tira, porque el comercio tradicional no tiene el tirón comercial de las grandes firmas, aunque puede ser beneficioso en alguna ocasión, sobre todo para personas que no son muy jóvenes. Si encima la peatonalizan, se queda para bares y restaurantes. El comercio se desertiza. Solo tienes que mirar la calle Azafranal o Pozo Amarillo que están llena de locales vacíos. Antes, esto era una romería. No había ningún local cerrado y ahora hay muchos.

José Ángel García, responsable de Ara.

¿Qué regusto le queda de estos cuarenta años?
Estamos muy agradecidos a los clientes que han pasado por aquí. A la provincia de Salamanca, que ha sido una clientela muy fiel, que nos ha considerado y ha confiado en nosotros. Quiero darle las gracias, de verdad.

¿Qué sensaciones tienen de saber que han vestido a las personas en días muy especiales de sus vidas?
Es muy grato. Hay muchas personas que me dicen: ‘Usted me vendió el traje de novio’. Eso me sirve de orgullo.

¿Saben que sus trajes están en los álbumes de fotos de media Salamanca?
Sí. (Risas) Nos conoce muchísima gente en la provincia de Salamanca. También en la capital.

¿Tiene alguna anécdota?
Sí. Fui a una gasolinera y el que me llenó el depósito me dijo: ‘¿Sabe usted que me vendió el traje de novio?’ Le pregunté si seguía casado. (Carcajada)
¿Seguían?
Sí. Le traería buena suerte el traje.

José Ángel García, responsable de Ara.

¿Cree que Ara sirvió para modernizar el armario de los salmantinos?
Creo que no. Quizá apartó su granito de arena, como lo hicieron otras tiendas que eran similares a esta.

¿Tienen un registro de las personas que han comprado aquí su vestido o traje de comunión, novio, madrinas, padrinos…?
No. Ni mucho menos, pero por aquí han pasado muchísimas personas en estos 64 años. Hemos vendido infinidad de vestidos, trajes…

Por curiosidad. ¿Niñas o niños que vinieran a vestirse para su Primera Comunión han venido a por el traje para su boda o para un evento especial?
Muchas personas. Es más, nos vienen y nos dicen que aquí compraron el vestido o traje para la Primera Comunión. De hecho, algunas clientas suelen decirnos: ‘Mi abuela me compró aquí el traje’. Tenemos muchas clientas que han repetido.

¿Cuál ha sido la filosofía que ha tenido Ara para estar 64 años vistiéndonos?
Creo que ha sido fundamental la atención al público. También la diversidad de productos. Date cuenta que hace años no había la oferta que tenemos ahora. Ni había internet, por lo que los clientes acudían a nosotros, centros de distribución de ropa, y Ara aportaba un plus por la diversidad que teníamos. Era una tienda grande y tocaba todos los palos, desde niños, niñas, padres, madres, jóvenes, abuelos…

¿Tenían familias enteras que venían a principio de temporada a renovar el vestuario?
Por supuesto. Familias enteras.

¿Cómo ha sido la selección de los proveedores?
Nosotros asistíamos continuamente a ferias tanto nacionales como internacionales. Comprábamos en Colonia, Milán, París… en España, en Madrid y Barcelona había importantes ferias de ropa. Esto hacía que tuviéramos un conocimiento de los proveedores muy extenso y elegíamos a los mejores. Después, la selección natural.

¿A qué se refiere?
Si elegíamos un proveedor que no tenía éxito, al año siguiente no le comprábamos.

José Ángel García, responsable de Ara.

¿Qué importancia le han dado al escaparate?
Mucha. Siempre hemos tenido profesionales del escaparatismo para montarlo. Como consejo, si montara ahora una tienda, le daría mucha importancia al escaparate y sobre todo a las redes sociales, que hoy en día es la ventana universal a la que llega todo el mundo.

¿Le ha hecho daño internet?
Sí, a todo el comercio tradicional.

¿Les han dejado adaptarse?
Sí. Se adapta quien quiere. Evidentemente, una persona que empieza con fuerza y con ganas, se va a adaptar mucho mejor que una persona como yo, que estoy cansado. Eso no quita, que hace unos años hice un curso de páginas web, la cree y la ‘alimenté’. Además, aposté por las redes. Pero, todo ello exige una labor tremenda de esfuerzo y trabajo. Es otro trabajo… ¡Y, muy grande! Luego tienes que venir a la tienda a trabajar, que no solo es despachar. Uno se va desgastando. Es la ley natural de la vida. Yo también me he cansado. (Risas)

4 comentarios en «Una vida tras el mostrador (historia de una tienda)»

  1. Sólo queda Bernal y da pena verlo ya cerraron la tienda de la calle Azafranal que en vez de vender decoración cortinas parecián .cabo cortinas

    Responder
  2. Sólo queda Bernal y da pena verlo ya cerraron la tienda de la calle Azafranal que en vez de vender decoración cortinas parecián .cabo cortinas

    Responder
  3. Hace años fui a comprar con mi familia y nos trataron con desdén, mirándonos por encima del hombro sin conocernos de nada. Nos salimos, con humildad, sabiendo que no tendríamos intención de volver.
    Así que no es sólo problema de la peatonalización de las calles o de la venta por internet.

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