A propósito del permanente viaje al centro mantenido por el PP desde su refundación, pronunció Alfonso Guerra una de esas frases lapidarias que prodigaba en sus buenos tiempos, nada que ver con el actual personaje que ha perdido a la vez el gracejo y el oremus. “Llevan años viajando al centro y nunca acaban de llegar. ¿De dónde vendrán, que tardan tanto en llegar?”, se preguntaba el político sevillano.
Si partimos de la base meramente geográfica de que para estar en el centro hay que tener a alguien tanto a la izquierda como a la derecha, el PP de José María Aznar nunca estuvo en el centro, ya que no había absolutamente nada a su derecha. Y con Mariano Rajoy cabe decir lo mismo hasta las elecciones celebradas en 2019,en las que irrumpió por primera Vox en el Congreso de los Diputados, en el Parlamento Europeo y en algunas comunidades autónomas. Hasta entonces, el PP aglutinaba todo el voto de derechas, desde la más moderada a la nostálgica del franquismo que a partir de ese año migró hacia Vox. Simultáneamente, en 2019 irrumpe en escena Ciudadanos, que ocupa ese teórico espacio político de centro supuestamente equidistante -luego comprobaríamos que no- entre PP y PSOE.
Después de décadas en busca del centro, la autodestrucción de Ciudadanos y la consolidación de Vox despejaban teóricamente el terreno para que el PP, si no puramente de centro, pudiera pasar por un partido de centro derecha. Pero, una vez fagocitado el electorado de Ciudadanos, la obsesión de Alberto Núñez Feijóo por recuperar a la vez a los antiguos votantes fugados a Vox ha desembocado en un brusco giro a la derecha en el que el PP aparece cada vez más mimetizado con el partido ultra de Santiago Abascal.
Este mimetismo -inevitable cuando se comparte gobierno en cinco comunidades autónomas y más de un centenar de importantes ayuntamientos- se pone manifiesto día sí día también. Feijóo dio una nueva vuelta de tuerca en la pasada campaña electoral de las elecciones europeas, en la que endureció su discurso ante la inmigración con términos muy similares a los utilizados por la extrema derecha, al tiempo que homologaba la figura de Giorgia Meloni, la ultraderechista en sintonía con Abascal.
El performance coprotagonizado la pasada semana en Madrid por Isabel Díaz Ayuso y Javier Milei ahorra mayor comentario acerca de la complicidad e identificación de la presidenta de la Comunidad de Madrid y del PP madrileño con un personaje que, después de haber insultado y difamado al mismísimo Papa, su compatriota Francisco, considera que la justicia social es “aberrante” y que los impuestos son una “incautación”.
Xenofobia y racismo en León.- Pero no solo es en el Madrid de Diaz Ayuso donde se evidencia ese mimetismo entre la derecha extrema del PP y la extrema derecha de Vox. Lo ocurrido en los últimos días el municipio de Villaquilambre, población de alfoz de León próxima a los 19.000 habitantes, no puede ser más significativo. La campaña xenófoba y racista promovida por el portavoz municipal del PP, Manuel García, contra la llegada desde Canarias de180 migrantes africanos trasladados a un centro de acogida temporal habilitado por el ministerio de Inclusión Social y Migraciones no puede ser más execrable. Al lado de ella, la visita realizada en octubre a Medina del Campo por el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, alarmando a la población ante la llegada de otro contingente de migrantes al balneario Las Salinas es poco más que anecdótica.
Y Manuel García no es un recién llegado a la política. Ha sido alcalde de Villaquilambre durante 11 años, procurador del PP en las Cortes de Castilla y León y en 2021, alentado por determinados cantos de sirena, se postuló para presidir el PP de León, retirando en el último momento su candidatura para impugnar el proceso. En 2022, al renunciar su rival a la presidencia, García retiró su impugnación, acatando el nombramiento a dedo de la actual presidenta provincial, Ester Muñoz, a la sazón vicesecretaria nacional de Educación y Sanidad en el Comité de Dirección nombrado por Núñez Feijóo.
¿Ha desautorizado Muñoz la actitud xenófoba y racista del portavoz del PP en Villaquilambre? No me consta. Ni me sorprende, conocida la trayectoria y el credo ideológico de la presidenta del PP leonés, quien, como vicesecretaria nacional del partido, ha calificado de normal la alfombra puesta por Díaz Ayuso al ultra que preside la sufrida República Argentina.
Tampoco ha dicho esta boca es mía Fernández Mañueco, en tanto que el portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, preguntado al respecto, se ha puesto de perfil como acostumbra cada vez que se le plantea cualquier asunto escabroso.
Y un apunte final abundando en lo mismo. La consejería de Cultura ha iniciado la tramitación para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) la Casa-Museo de Antonio Machado en Segovia. Ignoraba yo que no lo fuera ya y, aunque sea con años de retraso, me felicito por la iniciativa. Pero al mismo tiempo no puedo por menos que expresar mi perplejidad, que no extrañeza, ante el hecho de que el actual consejero, Gonzalo Santonja, antiguo profesor de Literatura en Segovia, haya priorizado la declaración como BIC de la “Pirámide de los Italianos”, ese engendro levantado en homenaje a los fascistas enviados por Mussolini en apoyo a la sublevación militar de 1936, por delante de la antigua morada machadiana.
Si a estas alturas mantiene su vieja aspiración de ingresar en la Real Academia, cosa que dudo, dicha priorización no parece que vaya a beneficiar en nada tan ensoñada aspiración.
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1 comentario en «La trastienda | Su mimetismo con Vox, una apuesta desesperada del PP»
Certero. Como siempre.