En 1971 según el Instituto Nacional de Estadística (INE) Salamanca tenía 380.000 habitantes y en la actualidad tiene 327.105, es decir que en estos cincuenta y dos años ha perdido 52.895 habitantes. La proyección del INE a quince años prevé que en 2039 tendrá 319.926 habitantes, es decir que habrá perdido aproximadamente otros 7.000 respecto de la población actual y casi 60.000 desde 1971. Es fácil concluir que dentro de quince años Salamanca estará más vacía que nunca, pero es conveniente analizar estos datos en el contexto geográfico, político y económico en el que tiene lugar.
El INE calcula que en el periodo 2024 a 2039 España ganará 5 millones de habitantes, un incremento del 10,6%, mientras que en ese mismo periodo Castilla y León será la tercera autonomía que más población perderá en términos absolutos, en concreto 16.750 habitantes pasando de los actuales 2.390.452 habitantes a 2.373.702, acompañando a Asturias y Extremadura que perderán 41.546 y 36.268 habitantes respectivamente. En términos relativos Castilla y León sufrirá un retroceso del 0,7% de su población actual, Asturias del 4,1% y Extremadura del 3,4%.
Dentro de Castilla y León en los próximos 15 años León perderá un 4% de su población, Palencia un 6,9%, Zamora un 8,4% y Salamanca un 2,2%. En valores absolutos León perderá 17.876 habitantes y pasará de 447.353 en 2024 a 429.477 en 2039; Zamora tendrá 13.890 habitantes menos y pasará de 166.321 a 152.431; Palencia perderá 10.953 habitantes y pasará de 158.120 a 147.167 y Salamanca con 7.236 habitantes menos pasará de 327.162 a 319.926. En términos tanto absolutos como relativos estas provincias sufrirán un desastre demográfico, es decir, el oeste de la comunidad seguirá vaciándose ¿inexorablemente?
Llama poderosamente la atención la pérdida de población de todo el oeste de España, desde Asturias hasta Extremadura, pasando por León, Zamora y Salamanca, una tendencia que ni siquiera se invierte por la llegada de población inmigrante, que también será menor que en otras zonas de España.
La España Vaciada no es un tópico ni un eslogan político, es la mejor definición de lo que está sucediendo en esta zona ante la indiferencia de sus gobiernos autonómicos y del gobierno español, sumidos los dos principales partidos en una dinámica de acusación de todos los males al rival político correspondiente, en vez de ponerse de acuerdo para elaborar un plan que frene la sangría. Los socialistas han gobernado casi siempre en Asturias, los populares prácticamente siempre en Castilla y León y en Extremadura ambos se han alternado, aunque los socialistas han gobernado más tiempo. En el gobierno de la nación también se han alternado ambos partidos en el poder. El abandono del oeste de España ha continuado independientemente de quien gobierne en cada caso, de lo que da fe el descenso continuado de la población de estas comunidades.
Aún está fresco en la memoria el plan que elaboró en el año 2004 el presidente Rodríguez Zapatero, oriundo de León, denominado “Plan Oeste” y compuesto por un “a priori” ambicioso conjunto de medidas e inversiones valoradas en 3.000 millones de euros para Salamanca, Zamora y León. Más allá de la grandilocuencia muchas de las iniciativas planteadas fueron un fiasco, no pasaron del papel, no dispusieron de presupuesto o quedaron reducidos respecto a las previsiones iniciales, especialmente en el ámbito de las infraestructuras. Desde luego a Zamora y Salamanca no les tocó nada (el nonnato museo de arquitectura es un buen ejemplo). Más recientemente la reivindicación del tren de la Vía de la Plata ha aglutinado movilizaciones en todo el oeste de España, señal de que algo está cambiando en el conformismo habitual de la zona.
Se necesita un amplio acuerdo entre los gobiernos de Asturias, Castilla y León, Extremadura y el gobierno de España, incluyendo si es posible a Portugal que, prescindiendo de colores políticos medallas y réditos electorales, rescate al oeste de España de la situación de abandono y contemple no solo una financiación “peculiar”, acorde a las necesidades actuales y futuras, sino que compense la deuda histórica y el abandono en el que unos y otros han mantenido a esta zona. ¿Están dispuestos a ello los partidos y representantes políticos de estas tres provincias? Personalmente soy escéptico, aunque es preciso que tratemos de convencerles, y hasta de presionarles, de que su lealtad debería ser mayor al territorio que representan que a las siglas de sus partidos.
Estamos perdiendo una gran oportunidad. Los fondos europeos denominados PERTES podrían utilizarse para favorecer el desarrollo de esta parte de la península Ibérica, pero desconocemos cuanto se ha invertido y en que, lo único que trasciende es el desacuerdo entre PP y PSOE (partidos que gobiernan en las tres comunidades) y que incluso se han devuelto fondos a Bruselas por no ejecutar los planes que se habían presentado para financiación, algo que resulta incomprensible.
En todo caso es necesario insistir en la necesidad de un gran acuerdo que incluya a todas las instituciones (gobierno estatal y autonómicos, diputaciones, ayuntamientos…) y también al resto de fuerzas políticas regionales. Sería necesario también que suscribieran el compromiso representantes de la sociedad civil como universidades, cámaras de comercio, sindicatos, colegios profesionales, asociaciones vecinales, ONGs, que pueden servir para obligar a los representantes a elaborar y comprometer el cumplimiento de un plan realista, viable y capaz de transformar la sensación de abandono que nos invade a los ciudadanos y el desencanto y desistimiento político que está generando, así como servir de garantes del cumplimiento de los acuerdos por los gobiernos respectivos, independientemente de su color en cada momento.
El pleno de la Diputación de León ha aprobado este miércoles una moción para pedir la secesión de León de la comunidad de Castilla y León con los votos a favor de UPL y PSOE y con los votos en contra de Partido Popular y Vox. Al margen de razones históricas que defiende desde hace 40 años UPL, esta moción aprobada denota el enorme descontento que existe con la situación actual.
¿Utopía o precipicio? Utilizando las palabras de Benedetti relativas al sur: así entre todos logran lo que era un imposible, que todo el mundo sepa que el Oeste también existe.
Miguel Barrueco, médico y profesor universitario
@BarruecoMiguel
3 comentarios en «En el borde del precipicio»
Bueno yo no sé cómo valorar la despoblación porque en julio y agosto que se va un tercio de la población de Móstoles o Madrid que bien se vive cuando quedamos tres cuartas partes de la población para mí se viviría mucho mejor que una tercera parte de la población estuviera siempre de vacaciones
Profundizar en un modelo democrático y desde ahí un debate amplio de qué es lo mejor para el Oeste y para León, Zamora y Salamanca. ¿En qué marco político hay que afrontar la brecha de estas provincias con las de Castilla? No hay que tener ningún miedo a la posible separación de las dos regiones en dos autonomías.
La actual configuración de la Comunidad de Castilla y León se ha demostrado como un rotundo fracaso. No contenta a ninguno, ni a León ni a Castilla. Lo que tenemos es una comunidad fallida y disfuncional. El sentimiento de identidad regional, no existe. Cada vez más se están alimentando los localismos provincianos cargados de victimismo.
Nos iría mejor a todos por separado que con este proyecto fallido de Comunidad.
Por separado le iría mejor a Castilla y a León.