El centro de salud que cumple treinta años… de reformas

El edificio del 'Sisinio de Castro', centro médico de Garrido norte y Chinchibarra, sufre reformas constantemente
Una personas sube las escaleras del centro de salud Sisinio de Castro, Garrido Norte y Chinchibarra. Fotografías. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Gran parte de Garrido Norte y la Chinchibarra son zonas desarrolladas y modernas en las que los edificios muestran una calidad y estado de conservación aceptables, propias un barrio actual. Pero no todos, uno de ellos luce desconchones, herrumbre y humedades y es de titularidad pública: el centro de salud Sisinio de Castro. Con apenas 30 años desde que se construyó, ha requerido obras de reforma de manera habitual. En estos momentos, se haya en proceso de reparaciones por un valor superior a 640.000 euros y, lo que es peor, necesita muchas más para las que no hay presupuesto.

«Es sorprendente que, en 1995, año en que se inauguró el edificio, la Junta de Castilla y León apostase por un centro de salud en el que el acceso principal se hiciera a través de una escalera de seis peldaños en lugar de trazar un acceso a nivel de calle. Que considerase buena idea rodearlo de un inútil, duro y antiestético corredor y plataforma de granito y que estimara adecuado utilizar materiales constructivos baratos que, como era previsible, no aguantarían adecuadamente el paso de los años», explican desde la asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

El centro de salud Sisinio de Castro, Garrido Norte y Chinchibarra.

La asociación se asombra de que un edificio público, como es un centro de salud, en lugar de ser digno referente constructivo sea el peor modelo arquitectónico de un barrio, da cuenta del compromiso con la ciudad y de la conciencia urbana de la Administración Autonómica. «Considerar normal que los ciudadanos se resignen a que sus hijos reciban clases en barracones, que las camas de los hospitales no quepan por las puertas de las habitaciones o que las goteras se adueñen de los centros de salud habla de la limitada apuesta de la Administración Autonómica por los servicios públicos que justifican su existencia», matizan.

Adjudicar la construcción de los edificios al mejor postor para luego tener que afrontar reformas millonarias o, lo que es peor, no afrontarlas salvo que se caiga el techo, es una práctica tan habitual como lamentable. «Eso sí, todas las rondas, la de mal construir, la de mal mantener y también la de mal reparar, las pagamos y las sufrimos todos», apuntan desde Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

El centro de salud Sisinio de Castro, Garrido Norte y Chinchibarra.

Por ello, desde la asociación hacen hincapié en que contar con espacios públicos de calidad no es un lujo, sino un derecho ciudadano que debemos reclamar además de ser una buena inversión. «Por mucho que sea de lo más normal y frecuente sorprende que la carrera política de nuestros dirigentes autonómicos dure más que los tejados de los edificios que se construyen bajo su mandato», ironizan.

Don Sisinio de Castro, ese médico excelente al que el centro honra, merecía algo mejor. Y los pacientes también.

El centro de salud Sisinio de Castro, Garrido Norte y Chinchibarra.

5 comentarios en «El centro de salud que cumple treinta años… de reformas»

    • No. No todos son iguales. Algunos han pasado a la historia por su heroísmo a la hora de afrontar dificultades. Pero aunque esos sean una minoría, hay otros muchos que no se han enriquecido, al contrario, han perjudicado sus intereses individuales. El «Ciudadamp Asqueado» lo que propone es que «como todos son iguales» no hagamos caso a ninguno. Nuestro trabajo, como ciudadanas, es informarnos y distinguir quienes no son corruptos para apoyar sus políticas. No es tan difícil, pero hay que estar atentos porque sino, terminarás odiando a los oprimidos y admirando a los opresores.

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    • Supongo que tú no votas a ninguno. Espero que no te conformes con no votar y pongas de forma cotidiana tu esfuerzo para cambiar esta situación, Si es así, te felicito

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  1. Bravo por el Comité Antinuclear otra vez. Las ciudades de Castilla y León (son las que más conozco, pero supongo que en todas partes es más o menos igual) son cada vez más un bodrio dedicado al dinero, donde sólo los Colegios concertados y privados, y las Clínicas privadas Recoletas parecen tener fondos para la mejora arquitectónica. Viva el Comité Antinuclear y sus cientos de amigos.

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