España se clasificó este viernes para la semifinal de la Eurocopa de fútbol tras eliminar en el último minuto de la prórroga a Alemania en un partido agónico, donde se mascaba la tragedia en cada suspiro.
En la primera parte España le plantó cara al anfitrión, que tiene más corpulencia que argumentos futbolísticos, y eso obligó al técnico germano a cambiar de planes, porque no iban a aguantar todo el partido con marcas individuales y sin generar peligro.
El cambio le sentó muy bien La Roja, y a Dani Olmo, que metió un gol de mucha categoría en el minuto 51, imparable tras un ataque clarividente de la selección.
Parecía que Olmo le había dado la estocad a Alemania, que se quedaba sin argumentos para hacerle frente al combinado español, y recurrió a llenar el campo de alemanes de casi dos metros. Y balones al área.
España necesitaba talento y personalidad para aguantar el bombardeo aéreo y aprovechar alguna contra para cerrar el partido y evitar que nos empataran en el 89. Pero tras cambiar la delantera, España se quedó sin dientes y sin herramientas para construir algo. Ya se había quedado sin personalidad ni talento un buen rato antes.
Cuando la desesperación asomaba la patita entre los alemanes, se produjo otro despeje tibio al borde del área, montaron otro centro a la olla, que parecía se iba fuera, pero una torre lo devolvió al corazón del área pequeña donde Wirtz empató a la alemana. Y en el 89.
Nos mandaron a la prórroga donde era necesario cambiar el rumbo de los acontecimientos. Y confiar en que el esfuerzo para empatar mermara a los alemanes. Que es mucho esperar. Por si acaso, Toni Kroos, que ya había lesionado a Pedri, sacó del partido a Fabián de otra patada. Incomprensiblemente, él seguía alargando su despedida del fútbol.
Y en la prórroga los mandamos a casa, contra todo pronóstico.
En el último minuto de la primera parte de la prórroga España seguía con la empanada, mientras los alemanes cogían fuerza y, aun fatigados, Wirtz pudo marcar un gol calcado al de Dani Olmo, pero en esta ocasión su disparo se marchó fuera, por poco.
Tras la reanudación casi era preferible llegar a los penaltis, para acabar con tanto sufrimiento. El árbitro, casero durante todo el partido, nos perdonó la vida en un penalti de Cucurella, y nos dio unos minutos más de vida. La cuestión era que no sabíamos qué hacer con ella.
Si los alemanes no fueran tan toscos y nos estuvieran fundidos habrían despachado esto en los primeros noventa minutos, pero se empeñaron en darle emoción. En subirnos los gemelos. A ver si mostrábamos talento y personalidad. Pero no quedaba nada en el tarro. O eso parecía.
Con todos ya cansados, en el minuto 118 Carvajal cambia de lado el balón hasta Cucurella, que se la entregó a Dani Olmo (el mejor de España: marcó el primero y dio el segundo de España) que le puso un caramelo a Mikel Merino para que rematara de cabeza y certificar el paso de España a la semifinal del campeonato.
Nos empataron en el último minuto del partido y les ganamos en el último minuto de la prórroga, en su casa y por arriba. Personalidad y talento.
