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La Montaraza ‘respira’ mal

No es la primera vez que los vándalos e incívicos dañan el conjunto escultórico en homenaje a Gabriel y Galán firmado por el artista andaluz Juan Cristóbal
La Montaraza, una de las tres esculturas que conforman el conjunto que homenajea a Gabriel y Galán.

El conjunto escultórico que homenajea a Gabriel y Galán -el propio poeta escoltado por La Montaraza, en representación a la campesina castellana y El Ama representando a la esposa muerta- está en el lugar ideal para que bárbaros e incívicos le arreen un golpe a cualquiera de las tres obras firmadas por el escultor andaluz Juan Cristóbal hace algo más de cien años.

De hecho, una de las tres esculturas, La Montaraz ‘respira’ mal, porque unos insensatos le rompieron la nariz. No es la primera vez, como recuerdan en el artículo de Salamanca en el ayer, «el conjunto sufrió una terrible agresión vandálica por la que tuvo que ser restaurado en 1988 por el escultor salmantino Gabriel Sánchez Calzada».

Quizá se deba recurrir a la fórmula de ‘recaudación popular’ para poder restaurarla y verla en su esplendor, como la ideó en su momento el escultor andaluz Juan Cristóbal, que también firmó el busto en honor al comunero Maldonado -se pude ver en la rotonda del Alto del Rollo- De hecho, en el libro Monumentos conmemorativos en Salamanca, de Tomás Blanco García, se cuenta la historia de cómo se formó el grupo que se encargaría de recaudar fondos para encargar un conjunto escultórico que homenajeara a Gabriel y Galán.

Así se puede leer:

Manuel Muñoz Orea, médico y concejal, y Joaquín Secall, arquitecto. Posteriormente, fue nombrado miembro de honor Baldomero Gabriel y Galán, hermano del homenajeado. Además, se formó una junta de damas para ayudar a la de caballeros cuya presidenta honorífica estuvo a cargo de Desideria García Cascón, viuda del poeta, y figurando de manera honorífica, entre las vocales, Carlota, la hermana del poeta.

Los organizadores se reunían los sábados por la tarde y los donativos se recibían en el Casino de Salamanca, en el Casino Pasaje, en las librerías de Calón, Núñez, Francisco Pablos y Antonio García, en las administraciones de los diarios locales El Adelanto y La Gaceta, y en la sombrerería de Arturo Pozueta.

La suscripción se inició con las dos mil pesetas aportadas por el Ayuntamiento salmantino y oras ochocientas que sumaron las cantidades entregadas por los componentes de la comisión, quedando abierta al público el día 31 de octubre.

El presidente de la asociación provincial del Magisterio Nacional, Pedro García Vegas, se unió al proyecto y solicitó formar parte de la comisión al tratarse de honrar a un poeta que había sido profesor de instrucción primaria. Después de una amplia deliberación se llegó al acuerdo de que se incorporase el decano de maestros, Policarpo Jesús Martín.

Todos los componentes comenzaron con gran ilusión. Boiza se encargó de escribir a Federico de Onís que se encontraba en Nueva York para que difundiese en los centros culturales el proyecto. Berrueta se dirigió a los centros literarios de los lugares donde había sido premiado Gabriel y Galán, como buenos Aires, Zaragoza, Béjar, Plasencia… Santos Franco se lo comunicó a todos los ayuntamientos de la provincia y a los de Plasencia, Zaragoza y Buenos Aires.

Muñoz Orea, a los de Cáceres; boiza y Redondo al episcopado y colegios religiosos; Maldonado y Berrueta se lo manifestaron al secretario particular de Alfonso XIII (debido a que el rey pensionó a los hijos del docente salmantino) y Unamuno se ofreció para escribir artículos en la prensa argentina. A los centros literarios y a los maestros españoles se les envió una circular. Se pidió ayuda a corporaciones y personajes, se recabaron originales del peota para ponerlos a la venta y se celebraron fiestas literarias en la provincia con el fin de recaudar fondos.

No obstante, no fue suficiente y tuvo que ser la aportación económica de la Caja de Ahorros la que pusiera lo necesario para crear el conjunto escultórico, que primero estuvo en el Parque de San Francisco y después de la Guerra Civil se colocó en el lugar donde se puede ver hoy, en la avenida de Mirat, frente a la biblioteca municipal que lleva el nombre del poeta de Frades de la Sierra.

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