Este no es un blog de autoayuda al uso. Tampoco es un texto de consejos médicos. Ni siquiera es una conversación entre médico y paciente. Son, por encima de otras cosas, las reflexiones personales de una fumadora impenitente de cigarrillos, Lira Félix Baz, y de un médico, Miguel Barrueco, quien fue jefe de la Unidad de Tabaquismo del hospital Clínico de Salamanca.
Siempre hay un momento en el que un fumador quiere dejar el tabaco. Aprovéchalo, porque es como los trenes… (46º Post)
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Y llegó el día. Al igual que pasó cuando decidí dejar de fumar. Ahora tenía que tener presente otra fecha, la de mi alta médica. Fue el 19 de enero a las 18.30 horas.
Le vuelvo a decir a Amparo, cuando me pide que me descalce y me ponga sobre la báscula, que es una gran faena, por no decir algo más fuerte, que me someta a esta tortura nada más pasar las Navidades. Ella sonríe. Siempre sonríe.
– Estás bien. No has engordado. En este año has perdido siete kilos. No está nada mal. Así puedes decir que dejar de fumar no engorda. Tus pulmones están limpios y tú te encuentras bien.
Miguel escuchó lo que me decía Amparo en la antesala de su consulta y me esperaba dentro, no con un apretón de manos, sino con un abrazo que yo recibí como un regalo de reyes extraviado.
– Me encuentro muy bien, Miguel.
– Me alegro mucho por ti, te lo mereces. Has realizado un gran esfuerzo y has obtenido la recompensa que mereces.
– ¿Ya estoy curada?
– Creo que te has olvidado pronto de Kavafis, ¡debes volver a leerlo! El viaje no termina nunca, porque lo importante es el viaje. Recuerda:
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
– ¿Sabes una cosa Lira? –dijo Miguel – Que Endriago (Posidón en el poema de Kavafis) no puede hacer nada si tú no piensas en él, pero el viaje continúa.
– ¿Y ahora qué?
– Ahora la vida sin tabaco, que es mucho mejor vida. Ahora los amigos, sin cigarrillos; ahora el trabajo, sin cigarrillos, ahora las comidas, las excursiones, los fines de semana, sin cigarrillos. Podemos volver a Kavafis para responder a tu pregunta:
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
– Así que se trata de seguir la vida, pero sin cigarrillos que solo son un lastre, algo que debe quedar en el fondo del mar para poder seguir el viaje.
– ¿Qué tablas de salvación me brindas para los momentos malos?
– Huir de los propios momentos malos. Detener por dos minutos tu actividad, distraerte, beber agua, respirar profundo, llamar por teléfono a un amigo, asomarte a la ventana a ver quien pasa por la calle, y hasta si me apuras ver como fuman otras personas, seguir su rutina de fumador con curiosidad y decirte a ti misma ¡soy libre y no fumo porque no quiero hacerlo! En resumen, pon en práctica lo que has aprendido durante este año. Recuerda la cartilla escolar que has seguido todo este tiempo y sigue practicando sus recomendaciones. ¡Lo que se aprende con una cartilla es para toda la vida!
No existen tablas de salvación ni soluciones milagrosas. Los milagros son solo eso, porque son sucesos inexplicables, extraordinarios o maravillosos que se atribuyen a la intervención divina. Y en este proceso de dejar de fumar la única protagonista he sido yo.
Debes tener presente como ex fumadora una sola certeza, la de que puedes continuar tú vida sin cigarrillos. Es la confianza en ti misma la que va a hacer todo más fácil, pero no debes bajar la guardia.
– Ha pasado un año, ¿existe algún momento de aquí en adelante en el que tenga que estar especialmente atenta?
– Solo aquellos momentos en los que por una debilidad pasajera te encuentres a ti misma pensando que por fumar un cigarrillo no pasa nada. Rechaza la idea.
– Miguel, solo me queda darte las gracias por estos meses en los que he visto cómo mejoraban mi salud, mi estado de ánimo y mi equipo fotográfico. Espero no volver a necesitar de vosotros, pero sé que si lo necesito, aquí estaréis.
– Tenlo por seguro, pero yo creo que ya no nos necesitas. Y no olvides una cosa, la protagonista de esta historia has sido tú y tú seguirás siéndolo en el futuro. La responsable del éxito eres tú.
Al salir de la consulta me dije a mí misma:
– Hoy no he fumado y quiero que todos los días sean hoy.
Continuará…
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