Adiós a Teófanes Egido

El carmelita e historiador falleció en Valladolid a los 88 años de edad y era Natural de Gajates
Miriam Chacón/ICAL. Teofanes Egido.

El carmelita e historiador Teófanes Egido falleció este miércoles en Valladolid a los 88 años de edad. Natural de Gajates (Salamanca), fue cronista de la ciudad de Valladolid desde 2001 a 2018 y logró el Premio Castilla y León de las Ciencias Sociales y Humanidades en 2020.

Nació en el seno de una familia de campesinos el 1 de abril de 1936, Teófanes Egido López ha proporcionado a la historiografía del siglo XVIII hispano unas vanguardistas líneas de investigación muy reconocidas entre los historiadores modernistas. Reclutado a los 11 años por la Orden del Carmen Descalzo, estudió en Colegio San Juan de la Cruz de Medina del Campo y, posteriormente, en el noviciado de Segovia. Ingresó en el Carmelo Teresiano en 1952 y, tras estudiar Filosofía clásica en Ávila y Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, fue ordenado sacerdote en Madrid en 1960.

Después de sus estudios religiosos inició la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Valladolid, licenciándose en 1965. Compaginó entonces su vocación religiosa con la docente e investigadora, de modo que, después de ejercer como alférez capellán castrense en Melilla, y comenzó a impartir clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad vallisoletana, dentro de la especialidad de Historia Moderna. Completó su formación académica en Historia y Filología con estancias veraniegas en Alemania y Austria antes de obtener el título de doctor con la tesis La opinión pública y el poder: 1713-1759, dirigida por Antonio Bethancourt y defendida con éxito -sobresaliente ‘cum laude’- en 1970. Cinco años antes había culminado la tesina de licenciatura, titulada Prensa clandestina española en el siglo XVIII y dirigida también por Bethancourt.

En la Universidad de Valladolid ha sido adjunto interino (1966), profesor adjunto por oposición desde 1972, titular desde 1983 y catedrático de Historia Moderna desde 1989 hasta su jubilación, en septiembre de 2001. Al mismo tiempo, desde el antiguo monasterio de San Benito el Real, su residencia en la ciudad del Pisuerga, impulsó la revista Estudios Josefinos, coordinó la Asociación Iberoamericana de Josefología y contribuyó de manera decisiva a compilar la biblioteca josefina más importante del mundo.

En su faceta investigadora ha abierto vetas de vanguardia que han servido de ejemplo y estímulo a modernistas de acreditado prestigio, tanto españoles como extranjeros. En primer lugar por su decisión de especializarse en la historia del siglo XVIII español, centuria un tanto preterida por la historiografía de aquel momento, centrándose especialmente en las variadas -y no siempre bien documentadas- manifestaciones de oposición al poder. De igual manera cabría interpretar su apuesta por investigar la opinión pública y su preferencia, más general, por la nueva historia cultural y la historia de las mentalidades.

Pero Teófanes Egido ha sido asimismo un experto en los estudios sobre San José, Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Además de coeditar las obras de Santa Teresa, en las que ha dedicado especial atención al epistolario, ha abordado temas novedosos acerca de las biografías tanto de la santa abulense como de san Juan de la Cruz, desbrozando todo lo que de histórico y hagiográfico se ha venido acumulando en los abundantes trabajos sobre ambos.

Miriam Chacón/ICAL. Teofanes Egido.

Egido publicó el famoso pleito de hidalguía de la familia de santa Teresa conservado en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, que demuestra el origen judeoconverso del padre. También ha dedicado importantes trabajos a la vida y obra de Martín Lutero, siendo pionero en la traducción al castellano de una amplia selección de sus obras, sin olvidar sus sugerentes interpretaciones y contribuciones conceptuales sobre las relaciones Iglesia-Estado en la época moderna, la Inquisición, el regalismo o las religiones ilustrada y popular.

Ha publicado numerosos artículos en revistas académicas, de Historia y Teología, como, entre otras, Revue de Vivarais, Revista de Espiritualidad, Estudio Agustiniano, Notre Histoire, Studi Franzoniani o el Boletín de la Real Academia de la Historia,  y ha impartido conferencias en los más importantes encuentros y congresos sobre su especialidad. Además, en 1982 dirigió, junto a Víctor García de la Concha y Olegario González de Cardedal, el Congreso Internacional Teresiano celebrado en Salamanca, y en 1991 hizo otro tanto con el Congreso Internacional Sanjuanista, esta vez en Ávila. En 2001, ya jubilado como catedrático de Universidad, fue nombrado por el Ayuntamiento de Valladolid cronista de la ciudad, responsabilidad que desempeñó hasta 2018.

Entre sus abundantes obras publicadas destacan Prensa clandestina española del siglo XVIII: ‘El Duende Crítico’ (1968); Opinión pública y oposición al poder en la España del siglo XVIII, (1971); Sátiras políticas de la España Moderna (1973); Dictamen de Campomanes (junto con J. Cejudo, 1977); San Pedro Regalado, patrono de Valladolid (1983); El linaje judeoconverso de Santa Teresa. Pleito de hidalguía de los Cepeda (1986); Las claves de la Reforma y la Contrarreforma, 1517-1648 (1991); Las reformas protestantes (1992); Las causas “gravísimas” y secretas de la expulsión de los jesuitas por Carlos III (en colaboración con Isidoro Pinedo, 1994); Carlos IV (2001); y Los jesuitas en España y en el mundo hispánico (en colaboración con Manuel Revuelta y Javier Burrieza, 2004); Sobre Teresa de Jesús, con José Jiménez Lozano (2015); Martín Lutero, una mirada desde la historia (2017).

Además de participar en importantes proyectos editoriales como la Historia de la Iglesia en España (1979), la Historia de las diócesis españolas (2004 y 2005), la Historia de España de Menéndez Pidal y la Historia de la Inquisición en España y América dirigida por Joaquín Pérez Villanueva (1984), es autor de la introducción, revisión textual y notas a las ediciones de Libro de las Fundaciones, Obras completas (1974) y Epistolario (1974) de Santa Teresa de Jesús, esta última en colaboración con Luis Rodríguez Martínez. De igual manera, es autor de la traducción y edición de las Obras de Martín Lutero (1977).

2 comentarios en «Adiós a Teófanes Egido»

  1. Y además, una gran persona, que no cabría en una serie al uso. Trabajador constante, riguroso,estoico y sin dejar de atender a todos los que íbamos a charlar con el, siempre un pedacito que hacía que pareciera un todo de su atención. Yo .no le voy a echar de menos porque le llevo en el corazón y me alegro de su forma de dejarnos aquí, con esa Salve apasionada. Como siempre y para siempre, Teofanes. Aquella niña

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  2. Y además, una gran persona, que no cabría en una serie al uso. Trabajador constante, riguroso,estoico y sin dejar de atender a todos los que íbamos a charlar con el, siempre un pedacito que hacía que pareciera un todo de su atención. Yo .no le voy a echar de menos porque le llevo en el corazón y me alegro de su forma de dejarnos aquí, con esa Salve apasionada. Como siempre y para siempre, Teofanes. Aquella niña

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