“Necesitamos ropa de adolescentes y pañales de bebé» 

El Ropero Solidario cambia de ubicación a la calle Jacinto, 7-11 y también recoge loza de casa -sartenes, cazuelas, platos, vasos...
Ferchu de Castro, coordinador del Ropero Solidario y presidente de la Asociación de Amigos del Ropero Solidario. Fotografías. Pablo de la Peña.  

A partir de esta semana, el Ropero Solidario ha vuelto a abrir sus puertas, pero en una nueva ubicación. Desde su nuevo local, en la calle Jacinto, la Asociación Amigos del Ropero Solidario continuará brindando apoyo a los más necesitados de Salamanca, entre los que hay ciudadanos de diferentes nacionalidades, especialmente de origen latinoamericano y árabe. Sin embargo, también hay españoles entre los receptores del Ropero, que puede ir desde ropa y utensilios del hogar, hasta ayudas puntuales para realizar algunas gestiones.

El Ropero Solidario cambia de emplazamiento. Desde este jueves 18 de julio han comenzado a funcionar en un local ubicado en la calle Jacinto 7-11, entre las calles de las Acacias y los Tilos y junto al parque de Garrido. Pese al traslado, que se ha debido a que “teníamos que dejar el local” de la calle Don Bosco, el horario continuará siendo el mismo que hasta ahora, los miércoles y domingos de 11:00 a 13:00 horas.  

Esta iniciativa surgió “hace unos seis años como una propuesta de la Asamblea de apoyo a personas migrantes de Salamanca que, a su vez, viene funcionando desde 2015, con el objetivo de montar un ropero para ayudar las personas con necesidades”, explica a La Crónica de Salamanca Ferchu de Castro, coordinador del Ropero Solidario y presidente de la Asociación de Amigos del Ropero Solidario.  

Voluntarias del Ropero Solidario y presidente de la Asociación de Amigos del Ropero Solidario. Fotografía. Pablo de la Peña.

Esta asociación se creó “para mantener económicamente” el Ropero Solidario. Por ello, De Castro anima a los salmantinos para que “nos ayuden, nos apoyen y podamos seguir atendiendo a la gente necesitada, que hay mucha”. En este sentido, junto a las donaciones de ropa, indica que también “necesitamos la colaboración con un poquito de dinero, para poder hacer frente a los gastos del local, de luz, agua y todas esas cosas”.  

“Creemos que, entre mucha gente, aportando cada uno un poquito, podemos mantener todo este dispositivo”, asegura De Castro. A la hora de colaborar con esta iniciativa, la principal manera es hacerse socio del Ropero, “con una cuota mensual de 5 euros”, aunque también “se pueden dar ayudas puntuales”. Todos los interesados en colaborar pueden tanto acudir a las instalaciones del propio ropero, como llamar al teléfono 624133545.

Por su parte, en cuanto a la ropa, el coordinador apunta que, “lo que más necesitamos es ropa de hombre, zapatos, zapatillas deportivas y ropa para adolescentes niños de entre 14 y 17 años”. Junto a ello, “también nos hacen falta pañales de bebé, porque, aunque de ropa para bebés no andamos demasiado mal, pañales sí hacen falta”. 

Voluntarios del Ropero Solidario y presidente de la Asociación de Amigos del Ropero Solidario. Fotografía. Pablo de la Peña.

Pese a todo, De Castro aprovecha para aclarar que no solamente recogen ropa, sino que, “en realidad cogemos cosas que en una casa se pueden necesitar. Desde vasos, platos, cubiertos, sartenes, ollas, coches de bebé, e incluso carros de compra, que también nos demandan mucho”. “Muchos de los que vienen, especialmente quienes llegan buscando protección internacional, no tienen nada, y en lo que los atienden los servicios sociales pueden pasar meses. En fin, es un poco esperpento de vida”, lamenta, apuntando que también “atendemos algunas otras necesidades, como ayudarles a sacar la tarjeta sanitaria o decirles cómo se hace el empadronamiento”.  

Donantes y perceptores 

Por otro lado, el coordinador del Ropero Solidario afirma que el perfil de las personas a las que ayudan “es muy variopinto”. Si bien, actualmente, “tenemos muchos usuarios de origen latino, de origen árabe, subsaharianos, ucranianos… Y también vienen españoles”. “Nosotros abrimos la puerta y no filtramos, el único filtro es el estado de necesidad. Además, ayudamos a quienes se encuentran en estado de necesidad y atendemos sus necesidades de forma totalmente gratuita. Ni cobramos a la gente que viene a por ropa, ni pagamos a quien dona, simplemente somos transmisores de la generosidad de la gente”, añade. 

Voluntaria del Ropero Solidario y presidente de la Asociación de Amigos del Ropero Solidario. Fotografía. Pablo de la Peña.

De la misma manera, “tampoco hay un perfil concreto” entre quienes donan. Si bien, De Castro asegura que “es gente con privilegios, como somos los ciudadanos del primer mundo, que nos sobra de todo y que vivimos por encima de nuestras posibilidades”. “Ese es el perfil, gente que tiene de sobra y son generosos y lo dan”, zanja, reconociendo que, “está bien que lo que nos sobra y no utilizamos, lo donemos”.  

Finalmente, Ferchu de Castro explica que, con respecto a los últimos años, no se ha producido un aumento o disminución de las donaciones. “Tenemos un flujo bastante constante de cosas, amigos que saben que estamos y gente que se va enterando, que ha venido alguna vez y vuelve cuando tienen más cosas. Además, ante los llamamientos especiales que hemos hecho, siempre hemos tenido una buena respuesta. Los salmantinos son generosos, lo sé por experiencia”, concluye.  

Voluntarias del Ropero Solidario y presidente de la Asociación de Amigos del Ropero Solidario. Fotografía. Pablo de la Peña.

4 comentarios en «“Necesitamos ropa de adolescentes y pañales de bebé» »

  1. Grande Ferchu! Como donante del ropero, debo de decir que es maravillosa la labor que hacen y que animo a mucha gente a que colaboren!!!!

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  2. Como voluntaria que soy del Ropero, me he dado cuenta del impacto real y tangible que podemos tener en la vida de los demás
    La mayor satisfacción de colaborar en dicho ropero es saber que mi esfuerzo y mi trabajo contribuye a un mundo más justo y más solidario

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  3. Menos mal que existen estos recursos, de todas formas abría que ver a quien se le da, por desgracia los servicios sociales no llegan, entre la forma de evaluar a los técnicos que terminan atendiendo a las personas ( algunas muy desagradables, por cierto) la burocracia que todo tarda demasiado tiempo, ausencia de recursos necesarios, vamos de mal en peor.

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