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Reformas de colegios

Del centro Lorenzo Milani y la escuela Santiago 1
La casa Escuela Santiago Uno.

El curso 82-83 comenzó con reformas en los colegios de Nuestra Señora de la Asunción, Puente Ladrillo, Beatriz Galindo. Fray Luis de León, Juan Jaén, Prácticas Masculino, Victoriano Lucas y Filiberto Villalobos. El Ministerio mantenía en obras el nuevo colegio de Gran Capitán y el de Santa Teresa, en los barrios Vidal y Garrido respectivamente.

El de Santa Teresa se duplicó, construyéndose un nuevo edifico en un solar colindante con el viejo, solar que había sido adquirido previamente por el Ayuntamiento por permuta. En 1982 la Corporación municipal aprobó la construcción de un edificio de tres plantas en la Avenida de la Merced para ampliar el colegio de la Encina. El suelo no era urbanizable y tuvo que legalizarse para poder actuar en el solar.

El Ayuntamiento concedió una subvención de 50.000 pesetas al Centro de Formación Profesional “Lorenzo Milani” para la adquisición de material para el funcionamiento del aulario. Admitían alumnos del mundo rural vinculados a la Escuela Santiago 1, donde el profesor Corzo aplicaba el sistema pedagógico Milani, de la escuela de Barbiana. José Luis Corzo era profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca y su dedicación a la educación de jóvenes marginales y del mundo rural fue encomiable.

En Santiago 1 vivió el hijo de Mina, una mujer marroquí que conocimos en una visita a unos amigos que vivían en Tánger. Mina, cuando pudo, se trasladó a Salamanca. Era pleno verano y no encontró a nadie conocido. Nosotros vivimos en esas fechas en Morille, y los amigos salmantinos estaban de vacaciones. Mina se apostó en la Alamedilla después de cerciorarse que el “carde” (el alcalde), como me llamaba, vivía en esa calle. Cuando en septiembre volvimos a casa, nos la encontramos sentada en un banco del parque esperándonos.

Trabajó en nuestra ciudad cuidando ancianos y pudo traer a su hijo a vivir con ella. Logramos que el chico viviera en Santiago 1, donde un día a la semana invitaban a una persona de la ciudad para “dejarse preguntar”.

El hijo de Mina dijo un día en la reunión previa donde se seleccionaba al personaje que iba a ser invitado que él conocía al alcalde y quería invitarle. Dicho y hecho, se presentó en casa y me pidió que fuera, había comprometido su palabra delante de sus compañeros.

Me presenté el día previsto, y el chaval, que había recibido bromas de sus compañeros incrédulos ante su aventurada propuesta, sacaba pecho cuando me dirigí a ellos diciendo que mi amigo Mohamed me había invitado y que le estaba muy agradecido por darme la oportunidad de “dejarme preguntar”.

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