El conocido como síndrome del padre o madre ausente denomina a aquellas situaciones en las que los padres no están presentes durante la infancia de sus hijos, algo que puede deberse a múltiples causas. Esto, además, puede suponer una serie de consecuencias sobre el desarrollo de los niños.
Algunas de las causas que pueden dar lugar a la ausencia de los progenitores van desde “largas jornadas de trabajo, traslado laboral, separación, divorcio complicado o fallecimiento”, expone la psicóloga infantojuvenil Iosune Mendia y recoge El País. Asimismo, advierte que, “la falta de cariño impacta directamente en su desarrollo afectivo, físico y mental, y en todos los casos queda la sensación de abandono”.
Junto a ello, también puede darse el caso de que alguno de los progenitores, aún estando presente físicamente, “no ejecutan ninguna función en el ámbito familiar, delegan en su pareja la autoridad y la aplicación de límites, así como el cuidado y el sostén emocional. En ocasiones se desvinculan de la crianza o manutención y no establecen lazos efectivos”.
Este tipo de situaciones pueden generar una huella de carencia afectiva y se pueden traducir “en una sensación de malestar, soledad y vacío producido por esa necesidad de amor no cubierta, así como en la búsqueda de aprobación constante para llenar ese hueco”, advierte Mendia.
También tiene impacto en la personalidad de los hijos de cara a relacionarse con el mundo que les rodea. La experta señala que tienden a ser más inseguros, con baja autoestima y dificultades para gestionar sus emociones y afectividad. “A lo largo de la vida suele aparecer la tristeza, la depresión, la falta de interés, un peor rendimiento académico, desmotivación o pasotismo”.
Frente a ello, a la hora de evitar convertirse en un padre o una madre ausentes, los expertos señalan algunos consejos. Entre ellos, recuerdan que los hijos necesitan contacto físico, también insisten en pasar tiempo de calidad cuando la cantidad no es posible. Además, en situaciones como las causadas por el trabajo, es conveniente recordarles a los hijos que su ausencia es temporal, compensar esa ausencia con la presencia del otro progenitor o dedicarles atención plena cuando se está con ellos.