María Guerras trajó a los jardines de Santo Domingo a Martín Sánchez Allú, compositor salmantino, muy poco reconocido y conocido. La pianista salmantina se está encargando de que ese desagravio histórico se subsane, porque además de llevarlo en su repertorio, ha grabado un CD con algunas de las obras del salmantino.
Normalmente, el proceso que se sigue es el de primero tocas las obras, las interiorizas y después las grabas. María Guerras ha hecho un triple salto –por eso de estar en plenos Juegos Olímpicos- primero las grabó y ahora las está mostrando Pasionatta o Fantasía, los CD con obras de Martín Sánchez Allú.
Conoció a Allú hace dos años. Isabel Bernardo la invitó a participar en Poéticas de Salamanca y realizar un concierto dedicado a Allú. Bernardo conoció de la existencia del compositor salmantino en 1992, a través de una pianista María Caro, que grabó una serie de piezas para la Fundación Caja Salamanca y Soria –Unicaja-, pero María Guerras, no. “Isabel –Bernardo- tenía una grabación y me pidió que preparaba un concierto de Allú. Empiezo a investigar y veo que era un gran compositor y muy conocido en la primera mitad del siglo XIX”, explica María Guerras.
Allú nació en 1823 y con Fantasía, María Guerras quería conmemorar el segundo aniversario del nacimiento del músico salmantino. “Fue uno de los mejores compositores de su tiempo. Es uno de los que más obra tiene para piano en esa época, pero sólo había grabadas unas nueve piezas. Me propuse grabar, porque soy salmantina y él está casi olvidado y tiene una música maravillosa”, matiza la pianista.
No fue el único de su tiempo que ha caído en el olvido. “Ellos ayudaron al desarrollo del piano romántico en España. Algunos viajaron y trajeron las novedades de Europa – Mendelssohn o Beethoven, entre otros-. Allú era pobre y no pudo, pero era muy intuitivo, capta muy bien lo que se está haciendo, dándole su sello personal. Es un gran compositor, porque es muy original en lo que hace. Además, escribe todos los géneros”, puntualiza.
Allú compone Nocturnos, Romanzas sin palabras, Fantasías, Polkas… le da igual. “Incluso una sonata en estilo clásico. Es muy versátil, hábil y original con los ritmos. No es un compositor de segunda clase. Eso me llamó la atención”, apunta María Guerras.
Tampoco es un compositor para principiantes, hay que tener recursos para poder ‘exprimir’ todo el potencial que escribe Allú en sus partituras. “Es verdad que en esa época se escribía un poco para el aficionado, porque se puso en marcha la imprenta, y lo que querían los editores era vender. Es cierto que algunas piezas estaban dedicadas a aficionados, pero en el fondo las obras son muy difíciles y complicadas. Tienes que ser muy hábil en el sonido, en el uso del pedal, en cómo diseñas las frases, cómo lo ‘cantas’, cómo estableces el equilibrio con las manos… No es fácil. La música romántica tiene un estilo y un sonido propio”, aclara María Guerras.
Guerras disecciona a Allú y comparte que el compositor ofrece una gran expresividad en sus obras y unas melodías muy bien compuestas que sabe construirlas para llegar al punto culminante, para llegar al climax, para diluirlo en un final que siempre es distinto. “Tiene muchos recursos para acabar las obras. Es creativo, expresivo, tiene un gran lirismo… Los compositores románticos quieren asimilar el sonido del piano a la voz humana. Allú busca eso. Compone zarzuelas y óperas. Se nota que dedica muchas horas a componer y estudiar. Era una esponja”.
La pianista ha tenido que ‘bucear’ para saber dónde está Allú. Al margen de la época, que está en el Romanticismo, “hay que buscar qué le hace tan especial, porque tiene un estilo y hay que encuadrarle. Eso es un trabajo de sumergirse y darle ese toque personal”, apunta la pianista.
Los escuchantes podrán disfrutar de Allú y de Chopin en el concierto del sábado en los jardines de Santo Domingo. María Guerras ha reunido piezas de ambos compositores porque tienen muchas coincidentes en lo vital y en lo musical. “Los dos son muy exquisitos y expresivos en la composición. Buscan melodías evocadoras”, compara.
Eso sí, María Guerras deja claro que Allú, además de por todo lo contado, “se adelanta a su tiempo. Sin esa generación, no se podría entender lo que viene después. La pena es que es desconocida. Cuando Allú escribe El Gitano, se está adelantando al nacionalismo que posteriormente harán Albéniz, Falla… Es un pionero”, refiere la pianista.
Sus amistades
Francisco Olivares introduce a Martín Sánchez Allú en la música. Desde los seis años toca en la Catedral de Salamanca y después marcha a Madrid, regresa a Salamanca y pasa por Valladolid. Es inquieto y tiene ganas de demostrar lo que vale.
Su horizonte está en Madrid y allí entable amistad con otros colegas como Marcial del Adalid, Santiago de Masarnau, Francisco Asenjo Barbieri, Joaquín Gaztambide o Jesús de Monasterio. “Allú muere pobre y sus íntimos le pagan el funeral. Además, tiene un amigo Francisco de Asís Gil que escribe una biografía de Allú a los pocos días de morir, en la revista España Artística, y en otro artículo publican todo su repertorio. Ellos le tenían un gran aprecio artístico y personal. La suerte de esto es que al ponerme a buscar el repertorio de Allú, lo encuentro en esta publicación y coincide con lo que está en la Biblioteca Nacional”, comparte María Guerra.
Allú no escribe como la mayoría de los compositores románticos por Opus, que también los tiene, el pone títulos a sus obras y a veces lo retitula. “Allú se basa en unos poemas para escribir sobre la naturaleza. Se identifica con la naturaleza, características de los románticos”, analiza la pianista.
Allú se atrevió con todos los géneros. «Allú es un abanico», concluye María Guerras.
