El virus del Nilo ya se ha detectado en Salamanca

No existe una vacuna autorizada para los humanos, ni tratamientos antivirales específicos, por lo que no está de más adoptar algunas medidas de prevención. Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, prevé que los contagios se quintupliquen en las próximas décadas
Un mosquito (Pixabay)

Este verano han saltado las alarmas en Andalucía por el aumento de contagios del virus del Nilo, una enfermedad zoonótica que se propaga principalmente a través de la picadura de mosquitos infectados y que en los casos graves puede desencadenar la muerte. No existe una vacuna autorizada para los humanos, ni tratamientos antivirales específicos. En las próximas décadas se expandirá por Europa debido al cambio climático. Ya se ha detectado en Salamanca, por lo que no está de más adoptar algunas medidas de prevención.

El estado actual del virus del Nilo Occidental no es muy diferente al que hemos tenido en los últimos años. Se sabe que circula en España y en dos polos muy diferenciados, por un lado la parte suroeste, Andalucía Occidental con las provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla y de ahí ha virado hacia el oeste, Extremadura y Castilla-La Mancha. Existe otro polo que está en Cataluña, en el Delta del Ebro, que irradia hacía la comunidad Valenciana.

“El que lleva más tiempo circulando es el de Andalucía, más o menos desde el año 2004 y se trata de linajes diferentes del virus. En el caso de Andalucía es el linaje 1, del virus Nilo Occidental, y en el caso de Cataluña es el linaje 2 del virus del Nilo Occidental. Esto implica que en las dos regiones ha entrado de forma independiente”, explica Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca.

La entrada del virus en la zona de Andalucía ha llegado desde África a través de aves infectadas, “porque el virus se mantiene en la naturaleza mediante un ciclo mosquito-ave-mosquito. Las aves actúan como reservorio de la enfermedad y después el mosquito es el que transmite, generalmente los mosquitos del género culex, el mosquito común, que está muy distribuido en la península Ibérica”, matiza Rivas.

El virus se mantiene en las poblaciones de mosquito a través de las puestas de huevos y el virus se transmite entre las aves a través de distintas vías como pueden ser la oral, la fecal y nosotros, los seres humanos, actuamos como ‘hospedadores’ finales del virus, al igual que los caballos. “La detección previa en caballos tiene un valor epidemiológico grande. Esto permite poner en práctica los protocolos de actuación, porque normalmente los brotes en caballos preceden a los brotes en humanos”, apunta el catedrático de la Universidad de Salamanca.

Afortunadamente, el 80% de las personas infectadas son asintomáticas. El 19% restante presentan síntomas moderados, como puede ser fiebre o dolores de cabeza, corporal, cansancio, vómitos… “En algunos casos, menos del 1%, el virus del Nilo Occidental puede provocar una enfermedad grave, neuro invasiva, como meningitis, encefalitis o parálisis flácida aguda. Es un porcentaje muy pequeño, pero la tasa de mortalidad de este 1% es de un 10%”, puntualiza Raúl Rivas.

Lo malo es que no existe una vacuna autorizada para los humanos, ni tratamientos antivirales específicos. Lo que se utiliza son analgésicos para aliviar la fiebre y otros síntomas. Cuando es grave, lo que se requiere es hospitalización.

Aunque lleva circulando dos décadas, fue en el 2020 cuando el virus del Nilo Occidental experimentó un crecimiento sin precedentes. Detectaron más de 70 casos en humanos y fallecieron unas siete personas.

Preocupa mucho el aumento de los casos del Nilo Occidental en países como el nuestro porque en el año 2023 hubo más de 800 casos humanos adquiridos localmente en Europa, contraídos en nuestro continente, no que hubieran viajado y se infectaran, y alrededor de 70 muertes. “Esto implica que en el continente europeo el patógeno se ha vuelto endémico epidémico. Es decir, que ha aumentado de una forma fuerte la intensidad, frecuencia y expansión geográfica de los brotes”, analiza el catedrático de la Universidad de Salamanca.

Esto puede estar motivado por las altas temperaturas que sufrimos, inducidas por el cambio climático, aceleran la velocidad de los vectores del virus, que son los mosquitos que están muy repartidos por todos los continentes.

En el futuro se espera que en las próximas décadas, el riesgo de brotes provocado por el virus del Nilo Occidental aumente hasta cinco veces en Europa y que la proporción de las áreas terrestres europeas afectadas se duplique. Además, unos 250 millones de personas estarán en riesgo de contraer la enfermedad.

Por lo tanto, a Salamanca también ha llegado, ya hemos tenido aves infectadas por el virus del Nilo Occidental. Las aves también mueren por el virus. “A principios de año saltó un brote en el Cabaco. Si tenemos aves infectadas y tenemos al mosquito, es fácil que entremos en la dinámica de ave-mosquito-ave siga manteniéndose en la naturaleza y que los seres humanos entremos accidentalmente en ese ciclo como hospedadores finales, porque los mosquitos nos pican. Seguiremos estando en riesgo, sobre todo, en la época donde hay una población mayor de mosquitos, que va de la primavera al otoño”, señala Raúl Rivas.

Lo adecuado es que las zonas de mayor riesgo son donde confluyen diferentes factores ecológicos, como son los ecosistemas húmedos, ríos, humedales, plantaciones de arroz… con una presencia numerosa de aves.

La mejor prevención es utilizar repelentes, colocar mosquiteras en puertas y ventanas, vistiendo ropa de manga larga y colores claros, que permitan detectar los insectos. Evitar pasear al anochecer o amanecer en esas zonas de riesgos, ecosistemas húmedos, riberas o ríos… “Lo lógico es que sigamos viendo un conteo esporádico de casos de virus de Nilo Occidental en humanos, porque está en circulación en diferentes zonas de la península. Es una enfermedad zoonótica y emergente a la que tenemos que estar en alerta y tomar las medidas oportunas”, concluye Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca.

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