En el curso 1981-82 se aprobaron las Ordenanzas Municipales sobre guarderías, se puso en marcha el Consejo Municipal de Educación y entraron en funcionamiento los nuevos colegios Padre Manjón, Lazarillo de Tormes y Santa Catalina.
A finales de 1982 tomamos una medida desconocida hasta entonces. Los patios de los colegios permanecían cerrados en las horas no lectivas, habiendo necesidad de espacios libres para que los niños y jóvenes jugaran. Se abrieron algunos por la tarde, a partir de las cinco y media. Los colegios Francisco Vitoria y Padre Manjón fueron los primeros en tomar esta medida que fue muy popular. Antes de tomar la decisión se consensuó la medida con las asociaciones de padres de alumnos, que en muchos casos se ofrecieron para vigilar el juego de sus hijos. Colocamos bancos en los patios para que los familiares estuvieran cómodos durante el recreo de los chicos.
En 1983, al terminar mi primer mandato, Salamanca había solucionado el problema de escolarización en EGB y preescolar. Se habían puesto en marcha en solo cuatro años 335 unidades con 9.300 puestos escolares. Solamente la ampliación del Rodríguez Aniceto, y los nuevos colegios de Gran Capitán y Santa Teresa aportaron más de mil plazas.
El Ayuntamiento programaba actividades extraescolares con jornadas sobre “Educación y Municipio”, cursillos de marionetas, fiestas infantiles, bailes charros y visitas a diferentes instalaciones municipales. Se creó el Instituto Municipal de Educación para conectar los colegios de la ciudad con el Ayuntamiento.
En las clases de baile charro llegaron a matricularse tres mil alumnos, fueron impartidas por la Escuela “Raíces Charras” que dirigía con energía y arte Julita Ramos. También se editó un periódico infantil y juvenil, Corrillo, y se realizaron intercambios internacionales entre escolares, especialmente con las ciudades hermanas. Tuvo una actividad significativa el intercambio con la ciudad francesa de Nimes.
Cuando llevábamos seis años de mandato se habían creado 10.000 puestos escolares y el mapa escolar de Salamanca constataba el auge de la enseñanza pública. Ya no había niños sin escolarizar y crecía el número de profesores y alumnos. El mapa escolar fue realizado por el ICE de la Universidad de Salamanca por encargo del Ayuntamiento, en él se fijaron las perspectivas de futuro de la educación en Salamanca hasta finales del siglo XX. En 1971 Salamanca contaba con 31 centros escolares, más de la mitad privados.
En 1975, cuando finalizaba la dictadura de Franco, los centros ascendían a 40, dieciséis de ellos públicos y 24 privados. Ya en 1980 los centros escolares subieron a 47, 26 públicos y 21 privados, por primera vez los públicos superaban a los privados. En 1985 el aumento de centros escolares fue espectacular llegando a 53, 30 públicos y 23 privados. En los años transcurridos en democracia los centros públicos había aumentado un 100% y, por el contrario, los privados disminuyeron un 10%.