Kaspersky, compañía multinacional rusa dedicada a la seguridad informática con presencia en aproximadamente 200 países del mundo, acaba de publicar uno de los mayores estudios del mundo sobre el intercambio de imágenes íntimas, que revela que la cuarta parte de los encuestados en España lo ha hecho. Eso se ha traducido, también, en un aumento de la pornovenganza, la difusión no consentida de imágenes privadas destinadas a personas con las que están saliendo o chateando por WhatsApp o Telegram, por ejemplo.
El informe revela que el 22% de los españoles afirma tener imágenes explícitas de sí mismos guardadas en su dispositivo. Esta cifra varía desde máximos del 42% en los grupos de edad de 16 a 24 años y de 25 a 34 años, y desciende hasta el 7% de los adultos encuestados en el grupo de edad de 55 años o más. Las diferencias entre géneros no son significativas.
Una cuarta parte (25%) de los encuestados en España ha compartido imágenes desnudas o explícitas de sí mismos con personas con las que están saliendo o chateando. Entre las personas de 16 a 24 años, esta cifra aumentó al 45% (la más alta de todos los grupos de edad).
El 22% de los encuestados tiene imágenes explícitas de otras personas guardadas en sus dispositivos, cifra que aumenta al 41% y al 34% en los grupos de edad de 16-24 y 25-34 años, respectivamente.
Las mujeres encuestadas en todos los grupos de edad (22%) son algo más propensas a tener imágenes de otras personas en sus teléfonos en comparación con los hombres (21%).
El elevado número de imágenes íntimas que se capturan, almacenan y comparten está relacionado al hecho de que muchas personas han sido víctimas de abusos relacionados con este tipo de material o conocen a alguien que ha pasado por esta experiencia: la pornovenganza.
Esto sugiere que, “aunque cada vez más personas deciden almacenar y compartir imágenes íntimas, muchas no son plenamente conscientes de las posibles consecuencias negativas que esto puede acarrear”, añade el estudio.
Casi la mitad (47%) de los encuestados en España conocen a alguien -amigo, expareja, conocido social, pariente- que ha sobrevivido a esta forma de abuso y un 7% lo ha experimentado personalmente.
Esta cifra aumenta significativamente entre las generaciones más jóvenes: el 77% de los encuestados de entre 16 y 24 años han sido víctimas del abuso de imágenes íntimas o conocen a alguien que lo ha sido. La cifra es similar (68%) entre los encuestados de entre 25 y 34 años.
Dado el elevado volumen de imágenes explícitas que se comparten, es sorprendente -y quizá revelador- que solo el 22 % de los encuestados en España que habían compartido una imagen pidieran que se borrara del dispositivo de otra persona. Por último, el estudio señala que casi la mitad (47%) de los encuestados cree que, si has compartido una imagen tuya, sigue siendo culpa tuya si acaba en las manos equivocadas.