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‘Farmacia Enfurecida’: «Lucho contra la información falsa con humor”

El farmacéutico salmantino Guillermo Martín Melgar, conocido en las redes sociales como ‘Farmacia Enfurecida’ se dedica a desmentir los bulos sobre cuestiones sanitarias
Guillermo Martín Melgar, responsable de 'Farmacia Enfurecida'

El farmacéutico salmantino Guillermo Martín Melgar lleva desde hace años en el mundo de las redes sociales. Conocido como ‘Farmacia Enfurecida’, cuenta anécdotas relacionadas con su profesión, pero fue a raíz de la pandemia cuando se abrió al público en general y comenzó a desmentir bulos y noticias falsas sobre cuestiones sanitarias ya que, según lamenta, no dejan de aumentar y pueden suponer un peligro para los pacientes.

Los bulos y las redes sociales van unidos de la mano, pero estas últimas también pueden ser un canal para desmentir esas informaciones falsas, siendo el humor de gran ayuda para ello. En una entrevista con La Crónica de Salamanca, Guille Martín, quien está detrás de ‘Farmacia Enfurecida’, ha explicado el creciente trabajo que tienen los divulgadores para contrarrestar todas esas ‘fake news’, que, en el ámbito sanitario, no han dejado de aumentar desde la pandemia del coronavirus.

¿Cómo empezó todo?
Yo empecé cuando estudiaba Farmacia en la Universidad de Salamanca y contaba en Twitter (ahora X) las anécdotas de los estudiantes, el día a día, curiosidades que aprendía en la carrera, etc. Y luego ya, una vez que acabé la carrera y me puse a trabajar, seguí contando curiosidades y cosas de medicamentos, un poco todo muy lineal.
Realmente siempre había tenido mucho tirón en redes sociales, pero dentro del sector sanitario. Y cuando llegó la pandemia decidí abrirme a todo el público y dar todos los consejos que dábamos en el mostrador de la farmacia durante la pandemia, y antes y después. Porque si la gente me lo preguntaba en la farmacia, me imagino que es porque les interesa, por tanto, decidí contarlo en redes.

¿Cuáles son los principales objetivos de este proyecto?
Pasármelo bien, divertirme y seguir comunicando. Pero la verdad es que no tengo un objetivo fijo, de decir: ‘esta es mi meta’. Pero siempre hace ilusión llegar a más gente. (Risas)
También busco desmentir bulos y todo este tipo de cosas y, además, me lo paso muy bien haciéndolo, porque como cada día es todo más disparatado y cada día sale un vídeo nuevo de alguien diciendo alguna tontería… Parte del trabajo del sanitario consiste precisamente en contrarrestar toda esa información falsa que circula. Hay muchos bulos de salud en redes que son peligrosos, aunque algunos también son irrisorios, y parte de la labor nuestra consiste en desmentirlo en redes.

¿Por qué ‘Farmacia Enfurecida’?
Eso es un rollo irónico que tengo, porque como siempre estoy de cachondeo, la gente ve el nombre y se piensa que va a ser una cuenta muy borde y agresiva, y luego realmente es todo de risa. Entonces, es un poco el contraste.

¿Cómo le ha cambiado la vida?
Me ha cambiado bastante en el sentido de que he conocido a muchísima gente muy interesante, me ha permitido crecer mucho profesionalmente, salir también un poco de Salamanca, ir a eventos y demás. Entonces, mi vida se ha vuelto un poco más dinámica, más movida, y no es la típica de un farmacéutico.

¿Qué es lo mejor para usted de este proyecto?
Lo mejor es que me lo paso muy bien haciendo vídeos y estas cosas. Me encanta desde siempre, y la verdad es que, el que la gente reconozca tu trabajo siempre es muy gratificante, como también lo es el poder ayudar a quienes tienen dudas sobre salud a un nivel tan alto, pudiendo hablarle a miles o cientos de miles de personas, es una gratificación muy grande.

¿Y lo peor?
Hay mucho ‘hater’, gente que está enfadada, que paga las cosas con nosotros, hay muchos insultos en redes sociales. A veces es un territorio un poco hostil, pero al final compensa.

Últimamente los bulos están en auge…
Sí, muchísimo. Desde que en redes sociales se viraliza contenido más polémico o más ridículo, los bulos están alcanzado unas cotas disparatadas. Y las redes sociales se encargan de viralizar esos mensajes, con lo cual, hacen de altavoz de esta información. Por tanto, la labor nuestra es contrarrestarlos. En el tema de la salud, se han disparado desde la pandemia y hay que estar ahí.

Pero las redes también sirven para combatirlos.
Sí, por supuesto. Las redes sirven, si se saben utilizar bien, para informar a la población, por ejemplo, sobre temas de salud que les interesen, y también para desmentir los bulos. Pero también es verdad que cuesta mucho desmentir un bulo, porque siempre suele ser más atractivo y se viraliza mucho antes que la información real, por tanto, tenemos que crear un contenido muy humorístico y con mucho gancho para estar a la misma altura.

Entonces, ¿el humor puede ser la clave para llegar a más público?
Sí, por supuesto. Tenemos que competir con noticias abiertamente falsas y ridículas, y que se viralizan muchísimo. Entonces, tenemos que hacer un contenido que sea verídico, pero que se viralice igual. Entonces, para ello es prácticamente obligatorio utilizar el humor.
Además, en temas más complejos como puede ser la salud, ayuda a acercarlos a la población de a pie. También hemos conseguido que la gente vea que los farmacéuticos tenemos conocimientos sanitarios y les podemos ayudar en todas las dudas que tengan. El problema de las redes sociales es que cualquiera se pone una bata y difunde información sanitaria, entonces muchas veces puede darse el problema de dudar a quién seguir, si es una persona con fundamento o no lo es.

Fuera de las redes también hay quienes recetan medicamentos como si fueran médicos…
Así es, hay mucha gente de toda la vida de Dios que se dedican a comentar ‘como yo lo he tomado y a mí me ha ido bien, lo recomiendo’. O lo contrario. Pero cada persona es un mundo, tiene una enfermedad, unas circunstancias, etc. Pero si esto ya es peligroso en el día a día, imagínate cuando sale un famoso en redes sociales recomendando un medicamento a miles o millones de personas, es peligrosísimo.

¿Cuál es la mayor ‘burrada’ que ha visto en redes?
No sé cuál es la burrada más grande que he visto, pero han sido unas cuantas. (Risas) Por ejemplo, se está poniendo de moda lo de la orinoterapia, beber orina y echársela en la cara, también inhalar Vicks Baporub quemado en una olla. Cada día hay una cosa nueva y cada día es más disparatado. La cuestión es si es peligroso o no.

¿Es necesario reivindicar el papel de los farmacéuticos en la sociedad?
Sí, yo creo que los pacientes por lo general se fían mucho de los farmacéuticos y nos tienen en muy alta estima, pero sí que es verdad que nos falta reconocimiento por parte de la administración y que también hay mucha gente que piensa que el farmacéutico es una persona que coloca cajas y que da medicamentos, y realmente hacemos mucha labor por detrás, y las redes sociales son una buena forma de darle visibilidad a ese papel que ejercemos.

¿Su labor es aún más importante en provincias como Salamanca, donde en muchos pueblos el único contacto sanitario que tienen los vecinos es el farmacéutico?
Sí, realmente en la España que llaman vaciada, en la España de ciudades pequeñas como Salamanca, el papel que tenemos los farmacéuticos a nivel de la comunidad es enorme, se nos valora muchísimo, somos los que nos encargamos casi de todo el tema de la medicación de los abuelitos, de todo el tema de las familias que nos llaman para que ayudemos a sus padres que están aquí solos…. Entonces, en los pueblos y las ciudades más pequeñas, más familiares, la labor se ve todavía más, precisamente porque hay un vínculo mayor con los pacientes y con sus familias.

¿Qué mensaje mandaría a los farmacéuticos?
Los invito a que estén siempre en redes sociales. Para visibilizar nuestro trabajo y para ayudar a la población y desmentir todos estos bulos. Al final, el sanitario tiene que estar donde esté el paciente, y si el paciente está en redes sociales, o estás tú, o está la vecina del cuarto, pero van a buscar la información ahí. Entonces, es mejor que sea de buena mano.

¿Y a los estudiantes de Farmacia?
Que no se desanimen. (Carcajada)
Que no se desanimen y tiren para adelante, que luego es una profesión muy bonita, aunque cuesta mucho la carrera.

Para terminar, ¿alguna anécdota curiosa?
Con los nombres de los medicamentos hay muchas. Por ejemplo, una vez me pidieron un ‘striptease’ en la farmacia, y era un Strepsils, los caramelos estos de chupar. Otra vez me pidieron una panceta y era una Pantecta.

"Lucho contra la información falsa con humor", Guillermo Martín Melgar, de Farmacia Enfurecida
«Lucho contra la información falsa con humor», Guillermo Martín Melgar, de Farmacia Enfurecida.

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