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“La vacuna de la viruela humana da cierta protección contra la Mpox”

Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, tranquiliza sobre la enfermedad, de plena actualidad en Salamanca, al haber tenido un caso de Mpox -viruela del mono- confirmado en el hospital de Salamanca
Una personas con las pústulas de padecer Mpox -viruela del mono-

La Mpox –viruela del mono- no es una enfermedad de transmisión sexual. Así de contundente se muestra Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca. Durante la entrevista tranquiliza sobre la enfermedad, de plena actualidad en Salamanca, al haber tenido un caso confirmado en el hospital.

La Mpox es una enfermedad que se transmite a través de contacto cercano, íntimo, piel con piel, cuando una persona está hablando muy cerca, por las gotitas que exhalamos. Además, por las póstulas que provoca esta enfermedad y por los fluidos como el semen. También por superficies contaminadas como pueden ser las sábanas, si una persona enferma duerme y otra con heridas utiliza la misma ropa de cama, puede contagiarse.

Otro riesgo de contagio sería por el consumo de los animales reservorios contaminados, que en España no se da, pero en África sí que puede suceder. “Necesitas un contacto más o menos cercano”, asegura Raúl Rivas.

España es el país europeo con más casos de Mpox –viruela del mono- desde que se inició este brote en mayo de 2022, que es causado por el subclado II B. La Mpox se divide en dos clados: clado I y clado II, genéticamente son diferentes y por los datos que tenemos el clado I es más agresivo que el clado II y presente una tasa de mortalidad más altas. En el caso del clado II, su mortalidad es inferior al 1% y fuera de África, todavía es menor.

El clado II se divide en dos subclados, subclado II A y subclado II B. El subclado II B es el que originó el brote de 2022, que aún se sigue arrastrando y que ha afectado a más de 100.000 casos confirmados, con 208 muertes, en 116 países diferentes. “De todos estos países, España es el que tiene el número de casos confirmados más alto de Europa, con más de 8.100 casos. El confirmado en Salamanca está dentro de este subclavo II B”, explica Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca.

Al mismo tiempo, en República Democrática del Congo, dónde es endémica del clavo I, desde septiembre de 2023, los investigadores son conscientes que se ha dividido en subclado I A y subclado I B. “Este subclado I B está causando una catástrofe en África Central, en concreto en la República Democrática del Congo y en países limítrofes, que ha causado 16.000 casos y más de 500 muertes solo en lo que llevamos de año en la República Democrática del Congo”, matiza el catedrático de la Usal.

Ya está en Europa este subclado I B, porque hay un caso confirmado en Suecia. “Es el que causa la alarma, porque el clado I tiene una tasa de mortalidad mayores. En África, del 4%”, aclara Raúl Rivas.

Esto no consiste en cerrar fronteras, lo que hay que hacer es prevenir y de ser solidarios con los países donde se están produciendo estos casos. “Vivimos en un mundo global, lo que afecta al vecino, mañana puedo perjudicarnos a nosotros. Hay que controlar los brotes, la epidemia en África, si ellos necesitan vacunas y nosotros las tenemos, hay que donarlas. Por eso, la OMS –Organización Mundial de la Salud- con esa emergencia sanitaria lo que hace es poner el foco en la enfermedad y que todos los gobiernos aporten un mayor número de recursos económicos, materiales… Y que se pongan medidas de prevención y detección”, apunta el catedrático de la Universidad de Salamanca.

Rivas se refiere a que se informe a la sociedad y a los factores de riesgo, también a los facultativos de que puede aparecer esta enfermedad para que inmediatamente la identifiquen y que tengan aislamientos domiciliarios las personas que se encuentren más graves; que se identifiquen a los contactos y que se vacunen. “No es necesaria una vacunación máxima, como ocurrió en la Covid, pero sí que ayuda una vacunación, primero a las personas que están en riesgo. Es decir, personas que puedan estar en contacto con la enfermedad, con las muestras… personas que hayan podido estar en cerca de una persona infectada, porque las vacunas pueden ser administradas pre exposición y post exposición”, aclara el catedrático.

El virus puede incubarse entre 10 y 21 días para que dé síntomas que pueden ser fiebre, malestar, dolor de garganta, se inflaman los ganglios linfáticos y aparecen unas erupciones que suelen verse en las manos y en los pies, que van evolucionando hacía una pústulas que van secándose con una costras, una vez que se secan y se caen, la persona deja de ser infectiva. “Esto tarda como una cuatro semanas”, matiza Rivas.

Normalmente, lo que ocurre es que afecta a las persona inmunocomprometidas, por esta razón muchas personas de las que han fallecido en el brote de 2022, tenían VIH, pero puede coexistir con otras infecciones. En este brote, la mayoría de las personas afectadas mantenían relaciones sexuales hombres con hombres, “pero eso no significa que sea una enfermedad de homosexuales, ni de transmisión sexual. Ha sido por las condiciones sociológicas que han hecho que este brote afecte más a este colectivo, pero también ha habido niños y mujeres infectadas”, puntualiza Raúl Rivas.

De hecho, el último brote que surgió en República Democrática del Congo en 2023, donde hay un afectado en Suecia, el contacto ha sido a través de relaciones heterosexuales. En una primera estancia, con grupos de prostitutas. “Pasados los meses se han dado casos producidos por contactos sexuales y por no sexuales, como por ejemplo los cuidadores de los enfermos”, apunta Rivas.

Un sector muy afectado en África son los niños menores de 15 años, porque muchos de ellos están afectados por otras enfermedades infecciosas y el VIH es terrible en África. “Puede ser que los que hemos sido vacunados de la viruela humana tengamos un poco más de protección. Este Mpox –viruela del mono- está dentro de este grupo y no cambian demasiando, se parecen entre ellos. Por eso, la vacuna de la viruela humana da cierta protección contra ésta. Por esta razón, el grupo más afectado por el brote de 2022 son hombre menores de 50 años, porque no están vacunados”, informa el catedrático.

Después de erradicar la viruela humana, el virus de la viruela del simio, ha ocupado el Orthopoxvirus que más casos causa en humanos, aunque no es lo mismo.

Se estima que el clado I B, el que está en África Central y ya se ha confirmado un caso en Suecia, podría ser controlado de mejor forma que en África, porque hay vacunas suficientes para vacunar a los sectores que se estimen oportuno.

“Ahora mismo, el riesgo global para la población en general es bajo. En estos momentos. Y, el impacto que puede ocasionar la enfermedad en la población, es bajo. Eso no significa que no vayan a aparecer más casos. De hecho, es probable que lo hagan. Si aparecen más casos de este clado I B, lo normal es que sean casos importados. Es decir, viajeros que hayan ido y se hayan infectado o personas que vengan de zonas endémicas. ¿Cuál es el quid de la cuestión? Estar preparados para tratar estos casos y evitar que haya una transmisión secundaria una vez que lleguen aquí”, concluye Raúl Rivas, catedrático de la Universidad de Salamanca.

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