Fue reticente. Le costaba, pero al final dijo: sí. A André Alén le costó imaginar su obra en el museo de su amigo Ángel Mateos -MAM, en Doñinos, pero después de un tiempo, se puso manos a la obra y creó ‘Signo’, la exposición que se puede ver en el museo en septiembre y octubre.
La reserva por el que Alén tenía cierto pudor a llevar su obra a la ‘casa’ del escultor en Doñinos era porque para él es un templo. Le costaba macular este lugar y que sus obras convivieran con las esculturas de su amigo Ángel Mateos, porque Alén define la obra de Mateos como «extraordinaria. Me apena que no tenga la repercusión nacional que debería tener un museo como éste”.
Andrés Alén habla de la gran obra de Ángel Mateos. Un museo escultura que se encuentra en Doñinos de Salamanca y que ya solo con verlo desde la carretera sorprende por su monumentalidad, asentamiento y ese estar exento que lo hace tan elegante, misterioso y desgraciadamente desconocido.
Ahí en ese lugar de color gris, por aquello de que está realizado en hormigón, es donde André Alén expone su Signo, una serie de obras en su mayoría inéditas repletas de colores, que maridan igual de bien que las tertulias que compartían hace años Andrés Alén y Ángel Mateos.
Los dos artistas vuelven a coincidir y Alén ha asegurado que con este ‘encargo’ se lo ha pasado muy bien y se nota. Sus obras son divertidas, juguetonas, irónicas y luminosas.
Casi en un susurro, quizá por aquello de que debajo del escudo protector que luce Andrés Alén se esconde un tímido de libro, llegó a confesar que se lo había pasado muy bien concibiendo, realizando y concluyendo las obras que muestra en casa de su amigo. “Ha sido un juego para mí”. Diría en varias ocasiones durante la presentación.
Signo es una amplia serie cuyo y sentido lúdico y colorido contrasta con la obra inmensa de Mateos siempre concisa, profunda y fundamentada.
Signo pretende ser señal o trazo de esa admiración que siempre ha sentido Alén por Mateos, al que llama maestro de la escultura en hormigón.
“Se trata sobre todo de acompañar y festeja con cierta luz este encuentro”, señala Andrés Alén.
Y, concluye diciendo que para aquellos que quieran oír, Ángel Mateos merece una escultura en Salamanca, porque es uno de los grandes escultores que ha dado esta tierra y uno de los mejores que ha trabajado el hormigón en nuestro país.
No dejó de decir Andrés Alén antes y después de inaugurar su exposición Signo en el museo de Ángel Mateos, que las obras de Mateos son monumentales.