Los macetones, esos seres extraños que desde hace varias semanas inundan el centro de Salamanca, han empezado a socializar con esa parte de los salmantinos que menos civilizada.
Después de granjearse las críticas del pueblo por su fealdad y desvelar todas las connotaciones poco agraciadas que se pueden atribuir a quienes han decidido ponerlas, los macetones ahora recogen sus frutos.
O, visto de otro modo, los están abonando y decorando, atrayendo lo mejor de lo peor de nuestros convenios.
Pues, ya tienen otra utilidad además de afear la ciudad.