Dos de las batallas más duras jamás imaginables a estas alturas se libraron este martes por la noche en la televisión. Un día negro para la derecha de EEUU y española. El modelo ideológico y televisivo zafio se vio superado por planteamientos más digestibles cuando casi nadie lo esperaba. Un mundo mejor es posible.
Los artífices de esta conjunción astral han sido la candidata demócrata a la presidencia de los EEUU, Kamala Harris, y el cómico y presentador, David Broncano. Cada uno a su manera y con sus armas.
Harris tuvo que soportar una sartá de mentiras, invenciones, fantasías y animaladas del delincuente condenado y candidato ala presidencia pro el partido Republicano, Donald Trump, que, entre otras afirmaciones borderline, pero que rezumaba xenofobia por todos los poros, dijo que los inmigrantes latinos que llegaban al país se comían los perros y los gatos de los estadounidenses. No se estaba percatando de que a quien se estaban comiendo esa noche, en vivo y en directo, era a él.
También en televisión, pero en la española, hubo otro ejercicio de canibalismo catódico, en este caso, perpetrado por David Broncano, que en dos zancadas, las dos primeras de su incursión en la televisión generalista en abierto, se ha zampado al hormiguero del hasta ahora intocable Pablo Motos, quien en el ejercicio de su liderazgo incuestionable se permitía ya el lujo de convertirse en un predicador para adoctrinar a su legión de seguidores haciendo editoriales desde su privilegiada atalaya. Ha durado dos telediarios.
Una victoria, aunque sea provisional, de la imaginación que te vuela la cabeza frente a la zafiedad disfrazada de entretenimiento.
Queda mucho para conocer el desenlace final de ambos enfrentamientos, pero la partida ha cambiado ostensiblemente este martes.