… si llega a la Casa Blanca.
El reciente debate entre Donald Trump y Kamala Harris dejó pocas cosas claras, aparte del dominio de las tablas de ésta y la melonada de los inmigrantes que se comen los gatos de Ohio (donde es senador J.D. Vance, adlater de Trump y autor del bulo). Preguntados uno y otro por la economía y la sanidad se limitaron a decir que tenían «planes», sin concretarlos. Ahí se habló también del Proyecto 2025, elaborado por la ultraconservadora Fundación Heritage (HF), que, según la vicepresidenta, orientaría la política de Trump si accede de nuevo a la Casa Blanca.
– No tengo idea de quién está detrás, respondió Trump, que dijo estar lejos de sus propuestas.
Mentía una vez más. Durante su mandato miembros destacados de la HF han ocupado altos cargos en su Gobierno, como Nick Mulvaney, director del Tesoro y jefe de gabinete, Richard Perry, secretario de Energía o Jeff Sessions, fiscal General, entre otros. El propio Vance no andaría muy lejos de ese brain trust, que se presenta como un cuartel general de “todo el movimiento conservador”, ocupando un lugar político e ideológico equivalente al de la ultraderecha europea. Baste decir que defienden el “nacionalismo conservador”, lo mismo que Meloni, y que sus propuestas sobre la familia, el aborto o la inmigración se parecen casi como dos gotas de agua, lo mismo que la propia gestión de Trump durante su mandato (2017-2021). Según la HF, al menos 2/3 de sus iniciativas en ese periodo venían inspiradas en ideas suyas y Kevin Roberts, actual director de la HF, señala que el papel de la fundación es “institucionalizar el trumpismo”.
Así pues, conviene echar una ojeada al Proyecto 2025. Un mandato para el liderazgo. La promesa conservadora, un tocho de casi 1.000 páginas en el que han colaborado unos 400 académicos y cientos de asociaciones conservadoras, pues nos dará una idea de por dónde irán los tiros –que pueden ser más que figurados– si Trump no llega a la Casa Blanca. Aquí no podemos ni siquiera sintetizar el contenido, pero creo que nos podemos hacer una idea por lo que llevamos dicho y lo que sabemos de Trump y de nuestros propios “nacionalistas conservadores”, la Trinidad non sancta de Abascal-Ayuso-Feijoo.
Sí debemos señalar, en fin, que otro campo de acción de la HF, como del propio Trump, son los bulos. Dicen, por ejemplo, que Kamala Harris es marxista (por sus frecuentes risas, debe de ser seguidora de Groucho, más de Karl) y «favorable al crimen”, que el riesgo de otro 11 de septiembre es mayor que nunca o que Biden (esto lo dijeron antes de que abandonara) estaba dispuesto a mantenerse en la presidencia por la fuerza si perdía las elecciones. Esto no es ninguna broma, pues tal infundió podría servir de “justificación» para un nuevo asalto al Congreso o algún otro intento descabellado semejante; además, Trump declaró en un mitin que si vuelven a elegirle “no tendrán que votar nunca más”. Algo que en España recuerda, salvando las distancias, lo que pasó en 1936: los “nacionalistas conservadores” de entonces se inventaron una revolución comunista inexistente, reaccionaron y, en efecto, no hubo elecciones durante 40 años.
Esperemos que el dios de los poderosos dólares nos proteja.