Con el inicio del curso surge el debate de si hay que volver a la jornada partida en los centros escolares, pero, de momento, en Salamanca ni padres ni profesores son partidarios, en contra de algunos estudios que indican que las últimas horas de la jornada continua tienen escaso valor educativo, porque los alumnos llegan muy cansados. Es, asimismo uno de los argumentos que se utilizan para desacreditar la jornada partida.
El debate sobre la implantación de la jornada partida en los centros educativos ha puesto de manifiesto la preferencia por la continua en Salamanca. Los sindicatos CSIF y Anpe, así como la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Salamanca (Fedampa) sostienen que la jornada continua supone mayores beneficios tanto para los alumnos como para los docentes.
“Nosotros estamos claramente a favor de la jornada continua. Entendemos que es pedagógicamente más apropiada porque está demostrado que el rendimiento de los alumnos es mayor que en las primeras horas de la mañana”, explica el presidente de CSIF en Salamanca, Federico Martín. “Tanto la ciencia como la experiencia nos dicen que el trabajo por la tarde para los alumnos se hace muy cuesta arriba y es muy difícil que se concentren. Por tanto, creemos que todos los factores están a favor de la jornada continuada, creemos que es lo más apropiado”, añade.
En la misma línea se muestra Guillermo Bueno, presidente de Anpe Salamanca, quien señala que en este sindicato “somos muy partidarios de la jornada continua, porque los chicos de hoy en día hacen muchísimas actividades extraescolares, perfeccionan el inglés, la informática, hacen mucho deporte, etc. Entonces, hay que concentrar la jornada para que tengan tiempo para dedicarle a esas actividades, que actualmente son imprescindibles”.
Por su parte, desde Fedampa, su presidente Fernando Paricio, también se muestra tajante en favor de la jornada continua. Además, recuerda que, “todo cambio tiene que estar motivado por razones pedagógicas. Normalmente este tipo de modificaciones tienen que llevar un estudio serio, no solamente por facilitar la conciliación, sino porque también debe haber detrás motivos verdaderamente pedagógicos”.
Sobre esto mismo, Paricio insiste en la necesidad de “hacer un estudio pedagógico serio, porque no lo hay. Y en base a eso decidir. Pero no decantarse por jornada continua o partida en base exclusivamente a conciliación o a otro tipo de intereses. Tienen que darse las dos cosas, porque la conciliación también es factible sin tener que realizar jornada partida”.
De hecho, prosigue el representante de Fedampa, “los centros están obligados a ofrecer actividades extraescolares hasta las 6 de la tarde. Están obligados a cambio de tener esa jornada continua”. Sin embargo, lamenta que, “en muchos no se ofrecen, o se ofrecen actividades poco atractivas”.
En este sentido, Federico Martín apunta que, “una jornada partida complicaría mucho más la conciliación”, y reconoce que en CSIF “no entendemos” la medida planteada por la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de obligar a los nuevos colegios concertados a implantar la jornada partida. “El horario más habitual es el de 8 a 15 horas, entonces, si a un padre le dices que su hijo va a entrar a las 10 de la mañana, suponemos que tendrá serios problemas. Y plantear unos madrugadores desde las 7:30 de la mañana hasta las 10 horas supone que el alumno va a pasar casi desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde en el colegio”, insiste.
“En definitiva, tal y como está la situación aquí, creemos que lo que tenemos es lo adecuado. Pedagógicamente, jornada continuada, y para el tema de la conciliación y que las familias pudieran tener menos problemas para el tema de horarios, madrugadores y tardes en el cole resuelve el problema”, zanja Martín.
Tanto desde los sindicatos como desde Fedampa han enumerado una serie de aspectos positivos que, a su juicio, aporta la jornada continuada en los centros escolares. Entre ellos, destacan el mayor rendimiento de los alumnos en las primeras horas del día frente a las de por la tarde; el menor nivel de saturación de los escolares, pudiendo compatibilizar mejor la docencia con el tiempo libre; o la mejor distribución del tiempo para los docentes, de forma que puedan dedicar la tarde a la preparación de las clases.