El presentador Ángel Llácer ha pasado unos meses complicados después de contagiarse con una bacteria letal durante un viaje a Vietnam. Tras haber estado muy cerca de la muerte, su estado de salud ha mejorado y ya ha comenzado el proceso de recuperación.
El pasado 13 de abril comenzó el calvario Ángel Llácer tras contagiarse con una bacteria letal durante un viaje a Vietnam. Desde ese momento, su vida ha estado marcada por ingresos hospitalarios, intervenciones quirúrgicas y complicaciones de salud que han estado a punto de terminar con su vida.
En una entrevista con la revista Lecturas, Llácer ha contado el proceso que ha vivido en los últimos meses, reconociendo que “se me instaló la muerte sobre el hombro, la notaba. Era como un canto de sirena que me decía: ‘Ven conmigo y todo esto terminará’”.
La bacteria con la que se infectó en Vietnam se alojó en su pierna, comiéndose el 30% de su gemelo, lo que obligó al presentador a pasar por el quirófano. “Los médicos me cerraron, pero yo seguía pensando que iba a morir, que eso no había acabado”, confiesa. Tras esa primera operación, “el bicho seguía campando, y si te come un órgano vital, adiós”.
Antes de someterse a una segunda intervención, los médicos “me dijeron que en esta operación, o salía sin pierna, o no salía”. Fue en ese momento cuando Llácer sintió la necesidad de despedirse. “Necesitaba hablar con mis seres queridos. Yo quería decir adiós”, admite, señalando que, su “obsesión era que mis padres no se convirtieran en unos padres amargados. Yo les explicaba que soy un hijo de 50 años que ha vivido intensamente y ha querido mucho. Me iba contento”.
Pese a que finalmente la operación salió bien, el presentador ha “tenido que aprender a caminar de nuevo”. “Camino lento, no puedo saltar ni subir escaleras”, lamenta, explicando que durante los inicios de su recuperación necesitó “una mujer en casa” que le “duchaba, me llevaba al baño…”. “El día que logré ir al baño solo lloré”, confiesa.