En alguna parte habrá luz habitada por bienvenidas, sitios donde te reciban con un ramo de claveles azules, besos vestidos para los abrazos, gente que desenreda lo que revuelve el viento. Parajes crecidos de espigas y amapolas, heridas que se curen con caricias y quepa la torre más alta en la sonrisa de un niño. Mundo de himnos y saludos, donde las historias suceden entre alegrías compartidas, la fruta madura esté al alcance de todos y haya barcos que te lleven donde vayas.
No vale malgastar la vida en asuntos conflictivos, ocuparse en resolver contradicciones, obrar desbocada la avaricia, aceptando la tiranía de la prisa. Estamos en el mundo para no dejar se nos escapen de las manos los buenos momentos, participar de la felicidad y la inocencia de quienes son generosos y corteses, e ir positivo el talante y alegre el porte allí donde no han puesto puertas a lo diferente.
Acaecerá que al abrir los ojos se verá recto el sendero, se podrán contar las innumerables estrellas de la noche y el esplendor del jardín estará al alcance de la mano. Sin nadie presumiendo de sabio que se pretenda imprescindible, ni se consienta a los que por insatisfechos con lo suyo arrebaten lo del vecino. A cada cosa se le llamará por su auténtico nombre y todos sabrán que la ciudad, el campo y los amigos están hechos para los abrazos.
Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor
Aliseda, una puta coja (2018)
Lluvia de cenizas (2021)
Puesto a recobrar el aliento(2023)
