El alza en el precio del oro, que se encuentra en máximos históricos debido a la inflación y los conflictos geopolíticos, ha generado un mayor interés en este activo como inversión. Si bien, antes de decantarse por esa opción, deben tenerse en cuenta una serie de cuestiones, como el limitado grado de rentabilidad con el elevado precio actual o las diferentes formas que existen a la hora de invertir en este activo.
En lo que va de año, el precio del oro se ha incrementado casi un 30%, situándose en niveles máximos históricos a finales de septiembre y alcanzando en la actualidad los 2.433 euros, según datos del portal Inversoro.es
Esta importante subida se debe especialmente a la inflación. Así lo explica a La Crónica de Salamanca Antonio López, director de Renta 4 Banco en la capital charra. “El oro es un activo típico que, cuando hay inflación o se espera que va a haberla, sube, porque siempre sirve como valor refugio”, indica, añadiendo que, “ahora mismo, la inflación se está controlando, pero hay parte del mercado que entiende que puede repuntar, y por eso continúa manteniéndose arriba”. Además, señala que, “también es un activo refugio respecto a conflictos geopolíticos”, por lo que algunos como la guerra de Ucrania o los conflictos en Oriente Medio “también ayudan a que suba”.
A la hora de invertir en este activo, existen diferentes posibilidades. “Una de ellas es el oro físico, comprar lingotes”, expone López, advirtiendo que, “en estos casos existe o bien el riesgo de guardarlo personalmente, o bien, el coste que supone que alguien lo custodie, y que suele ser bastante elevado con relación a la inversión”. “Lo normal es que poca gente se lleve el oro físico a casa, y son las propias empresas que lo venden las que suelen ofrecer custodiarlo, y ahí es donde ellos prácticamente ellos obtienen el mayor beneficio”, prosigue.
Por otro lado, están los “productos financieros que replican o intentan replicar la evolución del precio del oro, que básicamente son los futuros financieros, los ETFs (fondos de inversión cotizados) y los CFDs (contratos por diferencias)”. “Esta es la forma más sencilla de invertir en oro últimamente y suelen tener un coste muy asequible, porque, aunque haya algún coste de custodia implícito, no es el mismo que al invertir en oro físico”, zanja.
La otra principal alternativa está en “los fondos de inversión, pero ahí hay que dejar claro que no se invierte directamente en oro, sino que normalmente se invierte en carteras de acciones compuestas por empresas mineras de oro. Por tanto, aunque existe una correlación muy importante entre el precio del oro y la cotización de las empresas, no se está invirtiendo directamente en el precio del oro como tal”.
La subida en el precio de este activo “se ha dejado notar en los últimos tiempos” en las inversiones de los salmantinos. En el caso de Renta 4 Banco, aunque no se dedican a la inversión en oro físico, “sí que hemos tenido clientes que han invertido en oro a través de productos financieros, básicamente futuros, CFDs o ETFs. Y sí se ha notado en los últimos tiempos que en consonancia con la subida que ha habido, también se ha producido una mayor demanda de ese tipo de activos que replican el precio del oro”.
En cuanto al perfil de los inversores que se decantan por el oro, el director de Renta 4 Banco en Salamanca reconoce que, “en principio, suelen ser gente preocupada por la gestión de su patrimonio, que busca siempre activos un poquito fuera de lo normal y que saben que incluir oro en su cartera es una buena forma de diversificar y descorrelacionar esa cartera de activos financieros con las bolsas”.
Siguiendo con ello, aclara que, “hay mucha correlación entre los diferentes mercados financieros -entendiendo por ello bolsas, principalmente- y entonces el oro es una forma de incluir un activo que no se mueve exactamente con el movimiento de las bolsas, y de esa forma poder diversificar descorrelacionando la cartera de forma eficiente o interesante”.
Una vez explicado lo anterior, López recuerda que, “en la mayor parte de los productos financieros no existe una cantidad mínima para invertir”. Asimismo, admite que, “actualmente con los precios que tiene el oro, ya hay muchas dudas sobre la inversión. Es algo que ha subido mucho debido a la inflación, y esta parece que ya está controlada, por lo que en principio no habría razones para que tuviera mucha más subida a partir de ahora. Entonces, ya es un poco dudosa la rentabilidad que se puede obtener con estos precios”.
Este tipo de inversión, que “no es de las más comunes”, puede suponer un arma de doble filo, y es que “puede provocar tanto fuertes ganancias como fuertes pérdidas, ya que puede ser tan volátil o más que invertir en bolsa”. Además, “mucha gente se siente atraída por lo que siempre ha supuesto el oro en sí, o entra desconociéndolo porque es un valor refugio frente a la inflación o los conflictos geopolíticos. Entonces, vemos que suele haber un gran desconocimiento respecto a su funcionamiento y muchas veces se entra por modas, y la inversión hay veces que no sale bien precisamente por eso”.
Frente a esto, “como asesores financieros, lo que recomendamos es incluir oro en las carteras -en otras circunstancias, no ahora con estos precios- para diversificar y descorrelacionar la evolución de esa inversión con respecto al resto de los mercados, porque muchas veces el oro no evoluciona igual que el resto de los mercados. Nosotros somos partidarios de utilizar el oro como un activo más dentro del conjunto de la cartera, no como inversión única”, zanja.