Toca cambiar de ‘emisora’. Sin duda echará de menos la radio, porque durante cuatro décadas se ha levantado para ir a una emisora y contar la vida de Salamanca y sus gentes. José Antonio –permítanme que lo llame Pepe- Ramos ha sido una de las voces de Onda Cero desde que comenzó a emitir en Salamanca. Este mes de octubre se jubila, cambia de ‘emisora’. Durante esta larga charla hablaremos, reiremos y nos emocionaremos…
¿Es consciente de que forma parte de los llamados ‘hombrecillos’ que viven en los aparatos de radio?
Sí, soy uno los gnomos de la radio. Llevo 34 años Onda Cero, desde que se fundó y poco a poco he ido avanzado, con el paso del tiempo he descubierto que hay personas que te escuchan todos los días, que reconoce tu voz cuando estás en el supermercado. Eso para mí es como una sorpresa…
¡Todavía!
Sí, cuando me dicen: ‘¿Es usted José Antonio Ramos? No me llames de usted, les digo. Pero, claro ya estoy con poco pelo y al verme me ven muy mayor. (Risas)
Le han dicho alguna vez que no es usted como se lo imaginaba…
Sí. Cada cual le pone cara a la voz que está escuchando. Mi voz es muy particular, por gracia o desgracia, es muy exclusiva y personal, no puedo cambiarla. Siempre da la sensación de una voz excesivamente joven, pero tengo 66 años y me suelen decir: ‘Pensaba que tenía menos años’. Pero, esto es lo que hay.
¿Cómo se ha cuidado la voz?
No la he cuidado todo lo que debería, porque he fumado durante muchísimos años. Dejé de fumar en febrero, en otra época estuve cuatro años sin fumar,… pero lo que son caramelos, fármacos… siempre pendiente de evitar las afonías, porque en la radio es una tragedia venir afónico a trabajar.
¿Le daba descanso durante el día?
Mi familia me dice que hablo poco. En mi casa hablo lo justo. Eso puede dar incluso la sensación de ser un poco borde y no es el caso. Trato de no darle mucho trabajo a las cuerdas vocales para tenerlas frescas a primera hora de la mañana.
Ahora empieza otra etapa…
Hablaré más. (Risas)
¿Por qué cree que es tan mágica la radio?
Es el medio más mágico. La radio es la que mayor credibilidad tiene para el oyente. ¡Qué voy a decir yo! He vivido de la radio desde hace cuatro décadas. Empecé en el año 80 en aquella Cope Cadena Ondas Populares; continúe en Radio Cadena Española y después en RNE, para ir a Radio Voz unos meses y desembarqué en la Cadena Rato, que se convirtió en Onda Cero Radio. La radio es mi vida, tanto que ahora le debo mucho a mi familia y se lo voy a devolver.
Ha pasado de una radio analógica a una digital…
Seguimos trabajando igual, pero no es lo mismo trabajar con un Revox, con una grabadora con cinta, que hacía que fuéramos muy lentos a la hora de sacar los cortes de sonido -esas declaraciones que realizan los protagonistas y que acompañan las informaciones radiofónicas- Ahora, en la era digital, las grabaciones son más rápidas. Incluso puedes hacerlas en la Plaza Mayor, la Universidad o Carbajosa de la Sagrada y mandarla directamente al servidor de nuestra emisora donde un compañero saque los cortes de sonido o limpia esa grabación para que pueda ser emitida. Hemos avanzado muchísimo.
El sonido es más limpio.
Sí. Antes éramos malabaristas, porque tenías seis o siete cintas pequeñas de Revox, otras tantas a la derecha o a la izquierda para colocar las cuñas publicitarias. Tenías que ir rápidamente colocándolas en lo que decías esto o lo otro. Después llegó la época de los ‘cartuchos’ que eran unas cintas sinfín. Ya fue un avance. Y al llegar la era digital, el único problema es que dependemos siempre la energía eléctrica, si se va la luz, se acaba la radio y lo demás. Y estoy seguro de que queda mucho por hacer y ver.
Decía mi abuela que la vida era muy larga, pero que pasaba muy deprisa. ¿Dónde se han ido estos 40 años, Pepe?
Cuando estás trabajando en algo que te gusta, no ves esto como un trabajo, es como un juego. Es lo normal. Venía a trabajar a la radio, salir a ruedas de prensa, hablar con los compañeros, mezclarte con la gente en la calle, sacar noticias de donde parecía que en principio era imposible sacarlas, encontrarte con la noticia en la calle… para mí esto ha sido la vida.
Esta profesión nos da la oportunidad de conocer a personalidades de tú a tú para contárselo a los oyentes o lectores.
Eso es impresionante. Tener cerca a José María Aznar, a Mariano Rajoy o Jesús Caldera, al que conocía de muy joven en la ORT y después llegó a ser ministro. Me pareció apabullante. A nosotros el tiempo también nos hace evolucionar. Ya no soy el joven que empezó…
¡Pepe, eres el director de la emisora!
Sí. Hasta aquí hemos llegado y no quiero más. (Risas) Estoy muy satisfecho con todo el trabajo que he podido hacer hasta ahora. He ganado muchos amigos en todos los ámbitos. No me he llevado mejor o peor con un partido político o con otro, con todos me he llevado bien.
Eso a veces es muy complicado.
Ellos saben lo que tienen que hacer en cada momento. Si alguno mete la mano en la caja, sabe que le vamos a dar. No puede decir nada. Mi máxima siempre ha sido: Primero van las personas y después el resto.
Hablando de personas. Cuando empezó, Salamanca tenía más de 180.000 habitantes, en estas cuatro décadas, casi hemos perdido 40.000 habitantes. ¿Cómo era vivir en esa Salamanca?
Había más noticias en la calle, pero más dificultad para encontrarlas. Ahora, para cualquier rueda de prensa, desde los gabinetes te mandan el antes, el durante y el después… Da la sensación de que no es necesario que vayas. Pero, desde mi opinión, creo que es muy necesario que el periodista vaya y hable con la persona que da la rueda de prensa, incluso sacas más después de la rueda de prensa o antes, que durante la misma. En ese ámbito he trabajado yo siempre.
En aquella época había menos gabinetes de prensa.
Sí. Tenías que buscarlo todo a través del teléfono o yendo físicamente a los sitios, era la única manera de enterarte de la noticia. Además, había que buscar a la persona adecuada para que te contara la información.
Ahora te ponen un tuit…
Eso y también hay una persona que tiene todo preparado para que tú trabajes maravillosamente, pero es que ese no es nuestro trabajo, el nuestro es otro, porque vas a sacar la noticia que ellos quieren y el periodista tienen que sacar la noticia que quiere su medio y que quieres contar a tus oyentes, porque no los quiero ‘engañar’ con una historia que me va a contar alguien. Voy a escuchar lo que me están diciendo y si tengo alguna duda comenzaré a preguntar y de ahí saldrá mi noticia.
¿Ha cambiado la fisionomía de los salmantinos?
Sí, bastante. Salamanca ha sido una ciudad vuelta de espaldas a la Universidad y a la margen izquierda del Tormes. Los barrios de San José, Buenos Aries, La Vega, Zurguén… parece que estaban muy lejos y no contábamos con ellos. Hay una pobreza inmensa.
Esos barrios miran de frente a la postal de la ciudad y están marginados…
Ahora con los proyectos europeos parecen que vamos uniendo… Tenemos más puentes que nos conectan, podemos ir dando un paseo a Tejares y caminar por la pasarela. Siempre he querido conocer lo que pasa en estos barrios, por eso cogí mucha amista con Emiliano Tapia en su momento y conocí a fondo lo que era Buenos Aires, Tejares, Los Alcaldes… estas zonas que son tremendamente complicadas en algunos aspectos.
Por ejemplo.
Todo lo que tienen que ver con la distribución de droga, de narcos… De alguna manera, ver que dentro de un núcleo donde hay muchas complicaciones en cuanto a seguridad, hay muchísima gente muy normal que lo que quiere es vivir. De eso se trata, de destacar lo bueno que podemos encontrar en cada momento y lugar. Zonas que han estado muy olvidadas y ahora, de alguna manera, hemos luchado porque se acercara.
Y somos menos…
La despoblación. Una de las actividades que programé al ser director fue una campaña con 30 o 40 municipios a los que podemos atender. Me gustarían los 361, pero es imposible. Esos pueblos nos van mandando las noticias.
¿Sí?
Por ejemplo. Cambiar una tubería en La Fuente de San Esteban no sería noticia…
Pero para ellos sí.
Eso es y la noticia sale. Tenemos en los boletines de las 8.20 horas la parte de Rural Salamanca y cada día sale una noticia de los pueblos. Y después en ‘Mas de uno Salamanca’, también entra una noticia y los jueves hay entrevista con los alcaldes, que se emite para toda la provincia en conexión con Onda Cero Ciudad Rodrigo. Los alcaldes lo han agradecido mucho. Es la forma que hemos encontrado para luchar contra la despoblación. Decir si hay líneas de internet lo suficientemente potentes para que se pueda instalar un negocio en un pueblo…
Además, es más barato…
Sí, hay muchas personas que están optando por ir. Todo es mucho más barato, la vivienda, el IBI…
Ha hablado también de la Universidad…
Creo que la Universidad se ha elevado dos peldaños por encima… los salmantinos se sienten incómodos. Bien es cierto que los últimos rectores han tomado conciencia de esto y han intentado llegar a acuerdos con el Ayuntamiento, Diputación… Hay muchos programas en marcha para acercar el conocimiento a todos los salmantinos.
Somos unos afortunados, vivimos en una ciudad muy bonita.
Vamos a Florencia y decimos: ‘¡Qué maravilla! Veo monumentos por todas las partes’. Pero, ¿Te has colocado frente a la Casa de las Conchas? Tenemos lo mismo o más importante… Entrar en la Biblioteca Histórica de la Universidad de Salamanca… Es un lujazo. Eso lo tenemos aquí y los salmantinos debemos asumir que eso es nuestro.
Y de toda la Humanidad.
Eso es, el conocimiento es de todos y para todos.
Tenemos el privilegio de poder ir a la Plaza Mayor, Casa de las Conchas…
O San Esteban, el gran desconocido para los salmantinos.
O desayunar en la Plaza…
Eso es un lujo. Estuve años fuera de Salamanca, comencé en la Cope en Castellón de la Plana. Lo primero que hacía al llegar a Salamanca, antes incluso de ver a mi familia, era ir a la Plaza Mayor para decir: ‘Está aquí’. (Risas) Es nuestro salón.
¿Cómo despertaría a Salamanca?
Salamanca necesita comunicaciones. Lisboa está poniendo en marcha el tren a Helsinki por Salamanca y tenemos en el 2024 sin terminar la electrificación de Fuentes de Oñoro a Salamanca. Eso es una vergüenza terrible. No puede ser. ¿Qué pasa? No tenemos presión como tienen en Cataluña para meter 13.000 millones de euros y aquí estamos pidiendo 6.000 para recuperar la Vía de la Plata que nos va a comunicar con tres puertos portugueses, que es la conexión con toda África, donde se pueden cargar camiones y trenes, para que suben por la Vía de la Plata hasta Salamanca, donde se haga el nudo correspondiente, dirección a Europa. Es una comunicación importantísima en la que no se está poniendo nada.
Falta algo en Salamanca…
Las comunicaciones diarias con Madrid son vitales, porque hay muchas personas que va y viene a diario y no puede salir de aquí a las 6.00 para volver a las 23.00 horas, cuando puedes venir en un tren a las 16.00 horas. Una comunicación de 200 kilómetros debería ser una cosa rápida, que pudiéramos decir: ‘Me voy al teatro a Madrid y volver’. ¿Por qué desde Ciudad Real hay muchos madrileños viviendo ahí y van a trabajar a Madrid? Podría ser el caso de Salamanca, de Peñaranda o de los pueblos del Alfoz. Habría un movimiento suficiente para generar economía.
Por último, ¿qué noticia le hubiera gustado contar?
Seguiré dando guerra con las comunicaciones de Salamanca con el resto de España, desde carreteras, vías o aviones. ¿Por qué se va dejando todo esto? Creo que es porque no damos la misma guerra que en otros territorios nacionales. Ahora mismo veo que a cualquier paso que da nuestro presidente del Gobierno tiene pegado a Junts para que se lo piense. No digo que se trabaje coaccionando, pero que haya un reparto equitativo y necesario. Esa es la noticia que me falta por terminar de publicar.
Y la que le ha gustado dar…
Afortunadamente, el fin del terrorismo llegó, de lo cual tenemos que estar todos muy contentos y reconociendo a todas las personas que cayeron por el camino. Lo hemos pasado. Ahora, tenemos que fijarnos en el resto del mundo, lo que ocurre en Gaza o Ucrania porque va a tener repercusiones.
¿Fue lo más duro? Hablar de los atentados.
Estuve en el del capitán Aliste y lo pasas muy mal. Era un momento en el que no había todos los medios que hay ahora. Hablar con el Ejército era muy complicado, pero estuvieron a la altura. Recuerdo que teníamos la emisora en Canalejas, vimos pasar como diez o doce coches de la Policía Nacional eso hace que cojas y vayas tras ellos. Llegamos justo cuando lo estaban sacando del coche. Terrible. (Se emociona)
1 comentario en «Una vida detrás del micrófono»
ENHORABUENA.. PEPE.. SOY PACO MARCOS Y SE LO MANDO A CIPRI..