Vídeo | Salamanca acoge a migrantes africanos

Salamanca acoge desde agosto a medio centenar de migrantes de los que llegaron a Canarias en las últimas oleadas de cayucos procedentes de África.

Llegan de países del centro del continente africano, mayoritariamente Mali, y una vez en España han sido distribuidos por distintas ciudades por el Ministerio de Inclusión.

Una ONG de ámbito nacional se encarga de su acogida su atención en Salamanca. Ya se puede ver a los jóvenes en las inmediaciones del centro en el que están alojados en tierras salmantinas.

Son cincuenta jóvenes procedentes en su mayoría de Mali, que huyen de la guerra en el norte del país.

Forman parte de los inmigrantes de los que se hace cargo el Estado (las comunidades autónomas recibirán a los menores no acompañados para acogerlos en los centros de menores de su competencia) dentro del marco del programa de emergencia en costa, desde donde se les proporciona un «recurso temporal» como es su traslado a otras ciudades españolas, en este caso Salamanca.

Una vez en su nuevo destino provisional siguen distintos itinerarios, según sus características. Los cincuenta de Salamanca vienen en su mayoría de Mali y, al ser un país en guerra, pueden solicitar la protección internacional, lo cual les proporciona varios meses para esperar la respuesta.

Los que no solicitan o no obtienen la protección internacional agotan su estancia y han de buscar otro recurso.

Salamanca no es el destino final, inicialmente, de ninguno de los que actualmente tratan de recomponer sus vidas entre nosotros. Sin embargo, dedican todas las mañanas a aprender español y a recuperarse de l trauma de dejar su país y a sus familia, cruzar Mauritania a pie y luego ponerse en manos delas mafias de los cayucos de Senegal y Gambia para jugase de nuevo la vida en la travesía hasta Canarias.

La ONG YMCA Salamanca les proporciona las clases de español y la atención psicológica y sanitaria que necesiten, así como la cobertura de sus necesidades básicos de ropa y alimentación, porque vienen con lo puesto. Algunos de los cincuenta que llegaron a primeros de agosto ya han visto aceptada su solicitud de protección y tienen permiso de trabajo, aunque de momento la barrera idiomática es insalvable.

Pese a todo lo que han vivido en estos meses, y a que esperaban que los trámites para regularizar su situación en España y encontrar trabajo fueran más rápidos, «se muestran muy agradecidos, porque se sienten afortunados al tener un techo y las necesidades básicas cubiertas», relata la responsable del programa de acogida de YMCA en Salamanca.