La pesadilla de los vecinos en el centro

El ruido excesivo, especialmente en la zona centro, se ha convertido en una pesadilla para los vecinos, quienes ven perturbado su derecho al descanso y a una vida tranquila
Jóvenes de fiesta en la zona de San Justo y Varillas, (ARCHIVO)

Salamanca, ciudad histórica y vibrante, se enfrenta a un problema creciente: la contaminación acústica. El ruido excesivo, especialmente en la zona centro, se ha convertido en una pesadilla para los vecinos, quienes ven perturbado su derecho al descanso y a una vida tranquila.

De este contexto surge una pregunta: ¿Es el ocio nocturno un derecho ilimitado? La proliferación de bares y terrazas en el centro histórico, con un horario de cierre que se extiende hasta la madrugada, genera un nivel de ruido que supera con creces los límites adecuados. La música alta y el jolgorio constante se convierten en una tortura para aquellos que residen en la zona.

Si bien el ocio nocturno es un componente esencial de la vida urbana, este no puede ejercerse a costa del bienestar de los residentes. «El Ayuntamiento tiene la responsabilidad de garantizar el equilibrio entre el derecho al ocio y el derecho al descanso», expone Chenche Martín Galeano, líder de Por Salamanca.

Si hablamos de Ayuntamiento, ¿qué dicen las leyes sobre este asunto? La Ordenanza Municipal para la Protección del Medio Ambiente contra la Emisión de Ruidos y Vibraciones establece límites claros sobre los niveles de ruido permitidos. «Sin embargo, la falta de control y la escasa aplicación de la normativa hacen que esta sea papel mojado», puntualiza Miguel García, portavoz de Por Salamanca.

Por ello, desde Por Salamanca denuncia la pasividad del Ayuntamiento ante las quejas de los vecinos. «La falta de respuesta efectiva ante la problemática del ruido genera una sensación de abandono e impotencia entre los residentes», apunta García.

Desde el partido Por Salamanca matizan que la situación actual plantea preguntas fundamentales: ¿Qué modelo de ciudad queremos? ¿Una ciudad que prioriza el turismo y el ocio nocturno a costa del bienestar de sus ciudadanos o una ciudad que busca un equilibrio entre la actividad económica y la calidad de vida de sus residentes?

La respuesta que dan desde Por Salamanca es que el Ayuntamiento debe asumir su responsabilidad en la gestión del ruido. «Es necesario un mayor control sobre el cumplimiento de la normativa, así como la implementación de medidas que mitiguen el impacto acústico del ocio nocturno», explica Chenche Martín Galeano, líder de Por Salamanca.

Salamanca no puede convertirse en una ciudad donde el ruido excesivo sea la norma. Alientan al Ayuntamiento a que tome medidas para garantizar el derecho de todos los ciudadanos a vivir en un entorno saludable y tranquilo.

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