El Servicio Municipal de Aguas del Ayuntamiento de Salamanca incorporó nuevo sistema tecnológico para la localización y reparación de fugas ocultas en la red de abastecimiento de agua de la ciudad.
El trabajo se realiza mediante la utilización de un geófono, un aparato especial que detecta las fugas por el método electroacústico, esto es, mediante el sonido. El geófono tiene una gran capacidad de amplificación que permite la localización incluso de pequeñas pérdidas de agua que no afloran al pavimento.
Para que el sonido de estas pequeñas pérdidas de la red sea reconocible y no se confunda con el paso normal del agua por las tuberías, estos trabajos de ‘caza de fugas’ se realizan en horario nocturno, entre las 00.00 y las 6.30 horas, cuando la gran mayoría de la ciudad duerme y el consumo de agua es mínimo.
Con este trabajo se pueden revisar unos 20 kilómetros a la semana, lo que se complementa con la reparación de las fugas localizadas por la noche con el personal especializado durante la jornada diurna. Los buscadores de fugas de Aqualia en Salamanca son además profesionales multidisciplinares que realizan otras labores de gestión como fontaneros, encargados o personal técnico del departamento de redes en su jornada habitual, lo que supone un plus de implicación y conocimiento de la red.
Toda la información tratada con la plataforma de IA Aqualia Water Analytics y posterior análisis del personal técnico indica e incluso anticipa el área en la que se ha prelocalizado la fuga para su ubicación exacta a través de los detectores de sonido. De esta manera, se reduce notablemente la distancia a inspeccionar por métodos tradicionales, se revisan más kilómetros de red en menos tiempo y, como consecuencia, se aumenta la periodicidad del control en cada zona.
Todo este trabajo se complementa, a su vez, con la tecnología del sistema de Gestión Activa de Presiones (GAP) y la ampliación hasta los 32 sectores hidráulicos con control continuo. Estas acciones han permitido recudir en seis años las pérdidas de agua en más de 17 millones de metros cúbicos, equivalente al consumo anual de una ciudad como Salamanca.