Este viernes, poco antes de la medianoche, Suso de la Nava, cineasta salmantino, estaba a punto de llegar a Alfafar, una de las localidades más castigadas por la devastadora Dana que ha sembrado Valencia de muerte y destrucción.
Acompañaba a su amigo Sergio, policía nacional destinado en Salamanca, cuya familia está en Valencia, a boro de una furgoneta que por la mañana alquilaron y cargaron de artículos de primera necesidad y otros para limpiar las calles.
Al pasar por Madrid, el sindicato Jupol terminó de cargar la furgoneta de palas, carretillas y botas de goma para sacar el barro de las calles.
Al filo de la medianoche del viernes al sábado, se vieron detrás de los zapadores de Salamanca, que estaban punto de llegar dentro del nuevo refuerzo del Ejército en la zona cero del siniestro. La placa de Sergio les permitió superar varios controles establecidos por las vías de acceso a la zona afectada, donde se restringieron los movimientos para facilitar la llegada de los servicios de emergencia.
“Ello se fueron a Chiva y nosotros a Alfafar. Ahora estamos en el centro de voluntarios donde va la gente a coger comida y pañales. Es un colegio público”, explica este sábado a La Crónica de Salamanca una vez entregado ya su cargamento y colaborando con el resto de los voluntarios anónimos que se han arremangado para echar una mano.
“La familia de Sergio es de Valencia y decidió venir porque era preferible llegar a Valencia en vez de quedarse viendo el telediario. Yo me vine con él en la furgoneta con cepillos, carretillas, comida, agua, que ya empezamos a repartir anoche según entramos”, relata.
“Ahora estamos en un colegio público que es un centro de voluntarios, de gente que viene de fuera y trae comida para los vecinos”, prosigue. “Son 70 u 80 voluntarios repartiendo, ahora agua y comida en las zonas más aisladas”, señala.
Una vez que el sol iluminó de nuevo la ciudad se impuso la realidad. “Es un escenario de guerra, una salvajada. La gente nos dice que el agua se presentó de cero a cien, sin posibilidad de escape, rapidísimo”.
“Una carretera que pasa por debajo de un puente se convirtió en una ratonera donde quedaron atrapados los coches arrastrados con gente dentro. Es una desesperanza total”, relata.
Y a pesar de la desgracia tan grande que los vecinos ya conocen por intuición, anticipándose a los números reales que acabará arrojando el balance final, llama la atención su entereza “que parece que están serenos y animados, porque por dentro va la tragedia, que no es tan alegre”.
“Es importante limpiar las calles y edificios y ayudar a los vecinos”, explica De la Nava. Este sábado, que ya habían entregado su cargamento, compraron 50 barras de pan “y las repartimos por la calle a los que no tenían,… Aún hay coches unos encima de otros y calles intransitables. Hasta donde hemos llegado nosotros está todo destruido. Son casas bajas y eso favoreció que la gente se quedara atrapada en sus casas y garajes de forma repentina”.
“No era una riada normal. Ha sido todo más impresionante,… Huele a barro, húmedo, y las calles ya están secas”, apunta.
Fotos y vídeos facilitados por Suso de la Nava.
Vídeo
2 comentarios en «“Huele a húmedo, a barro”»
Mucha animo
Gente buena, y qué asco los políticos, ya andan a navajazos, a ver quién tiene la culpa. Limpiando tenían que estar.