El MEC, la Diputación y el Ayuntamiento promovieron la construcción del Conservatorio Superior de Música de Salamanca. Las tres instituciones aportaron en conjunto 200 millones de pesetas. El MEC contribuyó con 125 millones presupuestados por la Dirección General de Enseñanzas Artísticas. Fue la administración que más favoreció económicamente el proyecto.
El Conservatorio Profesional de Música se ubicó en el solar resultante del derribo del Colegio Menor de Cañizares. El espacio fue donado al MEC por el Ayuntamiento, que había pagado por él 35 millones de pesetas. La obra, sufragada íntegramente por el MEC, superó los 190 millones. La Junta rehabilitó los restos monumentales del Colegio Menor de Cañizares.
El Conservatorio Elemental se encontraba en la Cuesta de Carmen, en un edificio cedido para tal fin por la Caja de Ahorros de Salamanca. Estaba saturado, nada menos que 1.800 alumnos matriculados para un espacio exiguo. Esta carencia de aulas hizo que el Ministerio habilitara las clases del colegio Francisco Vitoria para tal fin, en tanto entraba en servicio el nuevo Conservatorio Profesional.
El Conservatorio Superior tuvo que esperar todavía unos años para ocupar sede propia. Se construyó en terrenos municipales, junto al depósito de la Chinchibarra, y acoge la enseñanza superior de la totalidad de los instrumentos de la orquesta y los estudios superiores de canto. Quisimos que vinieran a Salamanca los estudios superiores de Artes Escénicas y Danza, pero con un gobierno conservador en Valladolid, fue la ciudad del Pisuerga quién se llevó el gato al agua.
El convenio para la construcción del Conservatorio Profesional lo firmé con el director general de Programas e Inversiones del Ministerio de Educación, Manuel Souto, y el presidente de la Diputación, Juan José Melero. La Junta de Castilla y León entonces no tenía competencias en enseñanzas artísticas, pero se comprometió con la rehabilitación de la fachada y la conservación de los restos que todavía quedaban de la capilla del Colegio Menor de Cañizares.
Estas reliquias arquitectónicas del pasado glorioso del colegio se incorporaron al auditorio del centro, aportándole belleza y singularidad. El proyecto, realizado por José Carlos Marcos Berrocal, aportó luz y belleza. El edificio se suma a las grandes construcciones del siglo XX en Salamanca, así lo confirma el premio Europa Nostra que recibió su arquitecto.