Mario Entrialgo, dibujante y ensayista, pasó por Salamanca y no perdimos la oportunidad de conversar con él sobre su último libro Malismo, que presentó en Letras Corsarias, y de todo lo que está relacionado con el mal de hoy en día, que sorprende, nada tiene que ver con el de hace una década.
En el supuesto de una persona de derechas lea su libro ¿Qué va a aprender?
Depende. Si es de la derecha malista, nada. ¿Qué han aprendido de la gestión de la DANA? La mayoría, nada. Gente que dijo por ejemplo que las alarmas eran una intromisión en la vida. Ahora se ha demostrado que las alarmas hubieran salvado vidas. ¿Han aprendido algo? Nada. Le han echado la culpa a quién le ha dado la gana.
También habría que mirar quién firmó la licencia de obras para construir sobre una zona inundable.
Han sacado vídeos de un consejero que decía que desincentivaba la inversión que una determinada institución, no recuerdo el nombre, estuviera dando planos de zonas inundables, porque desactivaba la construcción. ¡Hombre! Están hechas para eso, para que no vendas zonas que se pueden inundar.
Solo el agua tiene derecho de escritura…
Luego hay otra pregunta. Las personas que han perdido sus casas: ¿Qué pasa con eso? El lío en el que se han metido es increíble.
Vamos a su libro Malismo ¿Cuántos malos ratos ha pasado documentándose para escribir Malismo?
Curiosamente, este libro está escrito al revés de lo norma.
¿A qué se refiere?
En un ensayo uno tiene una teoría y busca ejemplos y casos prácticos que encajen en su teoría. Yo lo he hecho al revés. He ido recogiendo cosas que me molestaban que decían en las televisiones, en la calle, ejemplos de programas… No sabía muy bien para qué. En algunas ocasiones, estas cosas las uso para algo, como la que hice con los nombres de establecimientos comerciales malistas, que la empleé para una historieta. Pero, llegó un momento en el que tenía distintas colecciones de cosas y quería unirlas de alguna forma y vi que el denominador común era que la gente estaba chuleando de hacer el mal. Por lo que lo hice al revés, me documenté antes y luego hice el ensayo.
¿Tuvo que quitar mucho?
Sí, porque algunos eran muy parecidos y porque busqué aquellos que la gente los conociera, pero que no les hubieran dado importancia o, como los medios van tan rápidos, no se habrían fijado suficientemente.
Paso malos ratos…
¡Tanto que decidí hacer algo! (Risas) Una de las principales razones para escribir el libro fue como terapia, porque veía que alguien dice un malismo, si lo aplaudes estás siendo de los suyos y si lo señalas le estás dando más relevancia, que es lo que quieren y dije: ‘¿Qué hago?’ Lo estoy pasando mal, así que al menos cuento lo que me está pasando.
Por ejemplo.
Estos columnistas de extremo centro que tienen sus columnas bajo muros de pago y para hacerse más famosos dicen una barbaridad y con ello lo que quieren es que hagan pantallazos, lo divulguen en las redes sociales y a ser posible que lleguen a ser tertulianos sobrados de televisión, si ahí es el más, conseguirá un programa solo para él… Es todo a partir de hacerse más malo de lo que son.
¿El malismo saca al simplón que todos llevamos dentro o hay que ser simple para ser malista?
Hay malistas con equipos de comunicación que han pensado muy bien las maldades que van a decir para que les resulten beneficiosas y otros las dicen por moda o intuitivamente han captado que ese sistema es beneficioso.
¿Funciona?
Sí, porque hay gente que aplaude a estas maldades y para aplaudirlas sí que tienes que ser muy simplón o dejarte llevar por la moda.
Me gusta lo de simplón…
Pero, hay veces que te hace gracia de verdad. Cuando intentaron convertir el lema de ‘Me gusta la fruta’ para que tuviera el mismo éxito que tuvo el de ‘Que te vote Txapote’ y estuvieron insistiendo con ello, en el momento que Óscar Puente lo desactiva recurriendo también al malismo, al decir: ‘Me gusta la fruta muchísimo’, a todos nos dio cierta satisfacción de que les había cortado la mierda de lo de ‘Me gusta la fruta’. Pero, en realidad estaba respondiendo con otro malismo y no llegaba a ningún sitio, porque no es un debate político o de gestión, es un debate de: ‘Tú eres tonto y tú más’. Reconocemos que te causa cierta satisfacción el zasca, la cultura del sobrarse, de dejar al otro por debajo.
¿Cree que afortunadamente la izquierda tiene a Óscar Puente?
A mí el sistema de Óscar Puente de ponerse a la altura del que está utilizando malismos con más malismo, personalmente es una estrategia que no me gusta, porque no combate la estrategia, lo que hace es popularizarla más. Vamos a mayor enfrentamiento y caída de la profundidad del debate. De hecho, Óscar Puente ha descubriendo estos días que dedicándose a currar… la percepción que tenemos de él ha subido.
Ha empezado a subir fotografías de sus equipos trabajando.
Es muy ambivalente lo que ha sucedo con esta gran tragedia que causa un fuerte impacto… la sensación que da, por una parte está la solidaridad dela gente y por otra que algunos políticos que son malistas se han cortado un poco, porque Ayuso no dijo sus habituales burradas, aunque Feijóo lo intentó al principio. Daba un poco de esperanza y podíamos pensar que la gente comenzaba a hartarse de este sistema…
Uhhhh…
Sí, la ultra derecha ha saltado una serie de bulos, malismos… dices: ‘No, no es cierto que esto haya dejado de funcionar’.
Ha ganado Trump.
Sí. Ha ganado en gran parte utilizando el malismo. Tengo que decir que los políticos modulan un poco los malimos.
Explíquese.
Sueltan una maldad, pero si no funciona, recurren a las explicaciones de la maldad: ‘Yo no quería’ o ‘Yo no quería haber dicho eso exactamente’. Hasta Trump hace eso o Ayuso.
¿Sí?
Sí. Ayuso decía que estaba en contra de la Justicia Social y automáticamente tú dices: ‘¡Pero, cómo vas a estar en contra de la Justicia Social siendo presidenta de una Comunidad!’ Tuvo que arreglarlo diciendo algo así como que ella estaba en contra de lo que los ‘rojos’ llaman Justicia Social. Trump también hace esto.
Parece raro que en Estados Unidos siendo tan luteranos no penen la mentira. Es cierto que la hipocresía es un arte, pero desde las Torres Gemelas para acá, todo da lo mismo…
Quizá proviene de esa hipocresía. Preguntas cómo puedes aplaudir que Alvise confiese que ha cobrado una mordida y no pase nada. De hecho, lo siguen votando. Una de las respuestas que da la gente es que es muy sincero.
¡En serio!
Si, aseguran que dice mucho la verdad.
Lo dice más alto…
Se interpretan las burradas y las maldades como ser sincero. Y, cuando alguien hace algo bueno, existe una sospecha desde el principio. Si el padre Ángel da de comer a 500 persona en Navidad piensan: ‘¡Qué mordida se habrá llevado!’ Sin embargo, alguien reconoce que se ha llevado una mordida y exclaman: ‘¡Qué sincero!’
Estamos mal.
Puede provenir un poco de esta hipocresía de no creerse que hay gente buena o por lo menos hacen algo con la voluntad de ser buenos.
Le dedica al Cristianismo un capitulo.
Ahora estoy pintando santos. (Risas)
¿Cuánto malismo hemos aprendido de los que interpretan la Biblia?
De los exégetas… (Risas) Hemos aprendido de todo. Uno de mis intereses más fuertes es contar historias. Las religiones son contar historias. Me interesa mucho la historia de las religiones y las historias de ficción que cuentan dentro de las religiones.
Los judíos son el pueblo elegido de Dios. Eso debe de dar mucha fuerza…
Sobre todo para ellos.
Nosotros ponemos la otra mejilla.
También depende de en qué subsecta y en qué época. Me interesan las historias porque hablan mucho de nosotros. Las religiones son historias tan fuertes que hay gente que se las cree, que ya es suficiente. Creo que recurrir a los cambios en la precepción de las religiones para explicar la sociedad es importantes y muchas veces se las deja a un lado.
Háblenos de esto.
Cosas como lo que cuento en el libro, que el Cristianismo tradicional que nos han enseñado a nosotros, que no es el de siglos, sino el de los años 60’, 70’… de hacer el bien y que Jesús era un hippy, está totalmente anulado. Las verdaderas religiones que están surgiendo en nuestros barrios, que se llaman a sí mismas religiones cristianas, son las neopentecostales en las cuales no se tiene ni siquiera compasión, esta forma paternalista cristiana de mirar a los desfavorecidos desde la compasión y la caridad… Ahora en las nuevas iglesias neopentecostales creen que aquel que no tiene dinero o que tiene enfermedades es porque no cree suficientemente en Dios. Es algo terrible. Es una adaptación neoliberal de la religión. Aquel que es pobre es porque quiere, porque no se lo ha currado. Cuando todos sabemos que las grandes fortunas de este país son o porque lo tenían desde hace siglos o porque lo robaron en la Guerra.
Salamanca tiene el ‘honor’ de salir en su libro por la toma de la sede de la Junta de Castilla y León ¿Solo la sociedad en bloque puede acabar con estos comportamientos al dejar de aplaudirlos?
Sí, pero no necesariamente en bloque. El malismo se ha instaurado, porque desde una pequeña minoría se aplaudía y eso se ha hecho cada vez más grande. Eso también puede suceder en el momento que deje de ser cool… Hay pequeños destellos de formas de presentar cosas que no son el mal, que sigan siendo cool. Ahora mismo lo cool es el mal y cualquiera que confiese alguna bondad o un millonario intente hacer un acto benéfico es sospechoso. Pero, el otro día vi un trozo de La Revuelta de Broncano y sacaba a una persona hablando de los problemas que tienen las minorías y consiguieron que se viera como cool. Esto es muy difícil.
¿Cuántos enemigos –salen nombres y apellidos- se ha ganado con este libro?
Pocos. Los nombres que saco son lo suficientemente conocidos como para que no les importe nada salir.
Quizá le gusta.
Esa es la razón por la que no he sacado a los de segunda fila. Estoy seguro que les gustaría, porque la mayoría de los columnistas que aspiran a ser los malos de un día, estarían contentísimos de salir, porque cualquier relevancia en un libro o donde sea les parece bien, aunque sea metiéndose con ellos. He mencionado a presentadores y políticos muy conocidos. Por ejemplo a Risto Mejide, pero a los que imitan su estilo en programas concurso de jueces, no los he mencionado, ni a casi ningún columnista, ni a muchos de las redes sociales. Menciono a personas que yo para ellos no soy nada.
Las dietas se realizan para perder peso por prescripción médica o por estética. ¿Qué aporta a la sociedad la dieta en despropósitos?
A mayores dosis de nuestra dieta de determinado elemento nos hacemos inmunes. Por eso, la dieta de malismos tiene que subir el nivel.
¿Cree que llegaremos a ser ‘obesos’?
Hay otra posibilidad, que de repente nos hartemos y no queramos comer esto porque nos da arcadas, pero también podemos acabar como obesos y que nos estalle la panza. Lo que es evidente es que los despropósitos cada vez son mayores. Solo hace falta excavar un poco, que es lo que he hecho en el libro, con cosas que nos parecieron inauditas y tuvieron una gran repercusión en los medios, ahora nos da igual, porque siempre hay una mayor. En el libro empiezo con lo de Andrea Fabra: ‘¡Qué se jodan!’ Hoy no saldría nada, porque ahora se dicen muchas barbaridades. Estuvimos hablando más días de esto, que de lo de Errejón
Por curiosidad. ¿Entrialgo es apellido o es que siempre está entre algo o buscando algo?
Es apellido de verdad, es asturiano. Mi padre y mi abuelo se llamaban Mauro Entrialgo. Soy Mauro Entrialgo III y se me ocurrió más tarde, cuando ya había empezado a firmar. Ya no puedo utilizar Mauro Entrialgo III. (Risas)
- Mario Entrialgo, dibujante y ensayista, presentó su último libro Malismo,
