En la visita a Salamanca de Manuel Souto para la firma del convenio del Conservatorio Profesional, en abril de 1986, anunció la inmediata contratación de las obras de las facultades de Geografía e Historia, Físicas y Bellas Artes. De repente, tres edificios monumentales en ruinas pasaban a formar parte de la Salamanca recuperada: el Colegio Menor de Cañizares, el claustro del Trilingüe y el Colegio de San Pelayo.
El proyecto de la Facultad de Físicas fue aprobado por el Ayuntamiento en octubre de 1986, y en poco tiempo pude observar que el claustro de aquel edificio en ruinas, donde estuvo instalado el Instituto Fray Luis de León, donde nos íbamos a examinar de las reválidas, se ponía en valor.
En las palabras que pronuncié en la rueda de prensa donde dimos a conocer tan buenas noticias para la ciudad, especialmente la construcción de los nuevos conservatorios de música, hice pública una de mi frustraciones, aprender a tocar un instrumento. Desplacé hacia mis hijos el fracaso, y les insté a que estudiaran música. Tres de los cuatro tocan un instrumento.
En enero de 1987, el Ayuntamiento y la Consejería de Cultura actualizaron el convenio firmado previamente entre ambas instituciones. Se ampliaba a la futura Filmoteca Regional, instalada en la Casa de las Viejas, para convertirla en Centro de Documentación Audiovisual. Visitamos a Juan Antonio Pérez Millán en Valladolid.
Había sido nombrado Consejero de Cultura de la Junta en el Gobierno Nalda, nos recibió con un montón de propuestas, un amplio programa de actividades culturales y de juventud, rehabilitación de monumentos, instalaciones deportivas y nuevas dotaciones culturales.
Hablé con Julio Fermoso de la necesidad de crear en la Universidad de Salamanca los estudios de Musicología para completar en nuestra ciudad el ciclo musical.
Fue receptivo y se puso manos a la obra. Es de justicia reconocerle las gestiones que realizó para que Salamanca fuera, junto con Valladolid, referente universitario en los estudios de musicología en Castilla y León y en España.