La risa mejora la salud, ayuda a relacionarse con los demás y reduce el estrés. El buen humor permite la liberación de impulsos agresivos, suaviza las tensiones y favorece un ambiente agradable. En tiempos como estos, de ruidos, prisas y lamentos, el contento es un bálsamo que permite experimentar satisfacción y bienestar. Además, ya saben que una sonrisa y el optimismo son la distancia más corta entre dos personas.
El buen humor y la risa excluyen el egoísmo y la violencia. Nadie se ríe cuando se grita al desamparado ni se predispone al entusiasmo cuando se habla de la guerra. Fanáticos con gracia y depredadores joviales no hay. Humor y risa son cosas que dan mucho costando poco: alegran al triste, predisponen a la liberalidad y generan buena voluntad. La verdad es que sirven para hacer habitable la realidad.
Recomendables son el sentido del humor y el gusto por la risa. Con humor somos capaces de sincerarnos con nosotros mismos y con sonrisas hacemos más fácilmente amigos. Estados positivos que propician el optimismo y el disfrute de la vida. Tal me ocurre cuando visito a mi buen oftalmólogo, Manuel Marcos Fernández, que además de cuidar de mis ojos, me pone una sonrisa en la cara con la amabilidad de su trato.
Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor
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