Bienvenido a tu columna de yoga.
El pasado Retiro de Otoño con Yoga Ganesha se inspiró en el espíritu “Vuelve a tu Armonía» fue, sin exagerar, un oasis de paz entre la locura cotidiana. Durante unos días, dejamos atrás el caos de la ciudad, las listas interminables de cosas pendientes y esa notificación que parece sonar cada vez que respiramos. Fue como un gran «reset«, pero sin la necesidad de apagar y encender el WiFi del alma.
El lugar con Sébastien es un paraíso otoñal: hojas crujientes bajo los pies, brisa fresca en la cara y un silencio tan profundo que podías oír tu propia voz interior… y quizás algún ronquido zen durante el savasana.
Desde el primer saludo al sol hasta el último «om» antes de dormir, todo estaba preparado para reconectar contigo misma y recordarte que “respirar” no es solo algo que haces por reflejo, sino un arte.
Suena todo muy guay, pero es que, ha sido así. De verdad: Gracias.
Disfrutamos de mucho yoga, comida deliciosa, compartir experiencias, conocernos más, ratos de paseo, de risas, de arte cerámico (con piezas que quedaron sobre todo ¡únicas! con sentido del humor)…
No se puede explicar con palabras, como siempre digo en cada retiro o formación: Hay que vivirlo. Y aprovecho para agradecer a todas las personas que lo han vivido y lo han hecho posible y tan bonito.
Beneficios físicos del retiro: El yoga como bálsamo otoñal
Después de algunas malas posturas (gracias, escritorio y frío), el retiro nos dio sesiones de yoga que hacían de spa para la columna. Cada asana, desde el perro boca abajo hasta la postura del niño, nos ayudó a aflojar tensiones y abrir espacios en esos lugares donde se acumulan las preocupaciones: los hombros, el cuello, y sí, también el entrecejo fruncido.
El otoño, con sus colores que os gustan tanto, y su ritmo pausado, nos ayudó a bajar el acelerador. El sol nos acompañó en muchos ratos generando, para mí: una fantasía de noviembre.
Los paseos conscientes entre árboles, con un mantra interno de «no pisar esa seta», nos hicieron sentir como yoguis en una película indie. Charlando relajadamente mientras mirábamos la puesta de sol. Muy ñoño, pero es otoño.
Al final del día, habíamos llenado el cuerpo y el alma de bien-estar.
Beneficios emocionales: Armonía, humor y comunidad yogui
Entre meditaciones y talleres, también hubo espacio para el humor, como conocer “las zapatillas especial parquet”. Porque nada como tratar de mantener el equilibrio en el árbol mientras el viento otoñal te zarandea, y terminas riendo (o cayendo) en lugar de frustrarte. Fue una lección de vida: la armonía no significa perfección, sino aprender a reírte de tus tambaleos. O recordar “un santo tumbado con su anillo en una de las posturas”.
Las conversaciones frente a la chimenea nos recordaron que, aunque el yoga se practica en la esterilla, la verdadera armonía se encuentra en las conexiones humanas. Compartir risas, anécdotas y reflexiones nos hizo salir del retiro más ligeras, más felices y, sobre todo, más en paz.
En resumen, este retiro fue como un abrazo de otoño: cálido, refrescante y lleno de color. Como organizadora del retiro y profesora de yoga, de verdad, ha sido fantástico.
Nos fuimos recordando que la armonía no está tan lejos; solo necesita que le demos tiempo, espacio y una buena dosis de yoga sentido y risas.
Repito: Suena todo muy guay, pero es que, ha sido así. Gracias por tanto.
De momento, este era el último retiro de este año 2024 y no tenemos otro a la vista hasta el 21 de Junio que realizaremos nuestro Retiro Verano, Yoga en la Playa. Ya os contaré, porque solo habrá 8 exclusivas plazas.
Que tengas un buen día y cuides tu energía.