Directivos de de un equipo de fútbol base de Salamanca han protestado este sábado por una humillación a un equipo de benjamines al que endosaron un 17-1 y los padres aún seguían pidiendo a sus hijos que hicieran más sangre con sus rivales, en una situación de superioridad manifiesta.
Esto es algo que se produce con relativa asiduidad, pero no por eso las situaciones son menos dolorosas, porque se producen entre niños de 8 y 9 años, como este caso. «Los niños se van tristes a casa. Pasa cada fin de semana en los campos de fútbol base», explica un directivo del CD Doñinos, cuyo equipo de segunda provincial de benjamines han encajado un 17-1 a manos del Helmántico.
«No criticamos al Helmántico, sino al tipo de juego que se organiza pensando en el tipo de juego de los grandes. Los niños se van a casa tristes por perder, pero aún más cuando te meten 17 goles y desde las gradas y los banquillos se alientan para que sigan sumando goles», señala el directivo.
«No es el echo de haber perdido si no las formas. Ya con 10-0 los jugadores del equipo rival corrían a coger el balón de nuestra portería para sacar rápido y seguir metiendo goles. Siendo alimentados por padres y entrenadores a seguir marcando», reitera.
Explica que «la culpa no es del todo de los equipos, ya que en caso de empate los goles deciden ligas, la federación debería tomar cartas en el asunto y modificar este punto para que no se den más resultados de este tipo».
Los responsables del fútbol base plantean que en esas categorías inferiores no se dé rienda suelta a la competitividad desaforada entre críos aún en fase deformación, incentivando la depredación del rival, en lugar de ir a pasárselo bien.
Consideran que los estamentos futbolísticos deberían fijar un tope máximo de 10 goles como máximo a un equipo en un partido desequilibrado y si al final de la liga varios equipos empatan a goles «que se la jueguen en un partido o un triangular».
5 comentarios en «Humillación por 17-1 en un partido de fútbol de benjamines»
Debemos enseñar a nuestros niños que no es ninguna humillación que te gane otro equipo porque es mucho mejor. Aceptar la derrota con humildad es una regla del deporte y de la vida. Engañar y engañarse, nunca lleva a ninguna parte ni da ningún resultado a largo plazo. No se puede huir de la realidad ni endulzar los aspectos más crueles y desagradables de la vida. Hacerlo, y toparte de pronto de bruces con las miserias de la existencia, sólo conduce a la frustración, la cobardía y el autocompadecimiento. Porque la vida no es una película de Disney: Es dura e impacable. Lo que tienen que hacer estos chavales, apoyados por sus entrenadores y familiares, es entrenar mucho más duro y con más entrega y dedicación todavía, luchar y dar todo y más en el partido, y si pierden, al menos han luchado y peleado como campeones. No se les puede pedir más.
Tienes toda la razón del mundo. Antes o después acabas descubriendo que los reyes son los padres. Cuanto antes se aprenda la realidad de la vida mejor. Querer mantener a los niños en una burbuja solo aumentará el leñazo cuando se reviente, que se revienta antes o después.
Por otra parte, quizás se les está dando la oportunidad de descubrir otro deporte para el que estén más dotados. El mundo no se acaba en el fútbol, aunque para algunos «papases» sí sea así.
Luego nos quejamos de la poca tolerancia a la frustración de algunos jóvenes. Claro, les enseñan a negar el sufrimiento, les enseñan a sacar sus titulitos con asignaturas pendientes,…, pobres niños de padres débiles y acomplejados.
Es una vergüenza por parte del entrenador contrario, a partir de 5 o 6 goles las instrucciones tienen que ser no humillar al contrario y dejar que pase el tiempo, estos jugadores, asi como todos los que componen el equipo se supone que lo hacen para divertirse. Asi esta el futbol que en los campo de todas las categorias hay de todo.
Lo que hay que hacer es jugar al fútbol sin porterías, al baloncesto sin canastas, quitar los exámenes de los colegios e institutos, en la universidad ponerlos más facilitos que ahora. Quitar los espejos, las básculas, los metros «pa» medir … no siendo que las criaturas se traumaticen.
A los niños hay que enseñarles que la vida es bella y fácil y que todos somos unos fenómenos.
No se trata de 10 o 20 goles, sino de la actitud de los padres y entrenadores descargando sus frustraciones en los hijos y en algo que debe ser un juego y una diversión para los niños. El compañerismo, la camaradería y el respeto también forma parte de la vida, no sólo la competitividad y la frustración. Los niños no tienen la culpa de las estupideces de los mayores.