Los casos de agresiones a docentes han disminuido en Salamanca en los últimos años, según indican desde CSIF. Si bien, desde el sindicato perciben una progresiva pérdida de colaboración entre padres y profesores, así como una mayor dificultad por parte de algunos jóvenes de comprender los roles de autoridad y seguir normas.
El problema de las agresiones a docentes “sigue estando ahí”. “Es verdad que en los últimos tiempos ha bajado un poco y, pese a que afortunadamente el volumen no es alto, aunque debería ser 0, aún nos siguen llegando casos y se siguen produciendo agresiones a profesores”, explica el presidente de CSIF en Salamanca, Federico Martín, quien añade que, “nosotros percibimos más situaciones de este tipo justo después de la pandemia, y ahora estamos en un nivel más bajo”.
Tal y como reconoce Martín en declaraciones a La Crónica de Salamanca, “desafortunadamente, esto es un poco un reflejo de lo que está pasando en la sociedad en general actualmente. Se aprecia un cierto nivel de frustración en los ciudadanos que, a veces, deriva en situaciones de este tipo de casos de violencia contra alguien que, en principio, lo único que hace es prestar un servicio público, y eso es preocupante”. Además, “el docente, cuando se produce una situación de agresión, tiene cierto sentimiento de culpa o de frustración”.
Respecto a la edad, el presidente de CSIF en Salamanca apunta que, dentro de los docentes, “no hay necesariamente una franja de edad”, sino que, estas situaciones violentas, “se producen contra alguien concreto. Son situaciones concretas y da igual quién sea el docente o la edad que tenga”. En el caso de los alumnos, admite que, “probablemente las franjas más habituales sean las edades tempranas, cuando el niño no controla, o edades más tardías, ya en el instituto”.
En cuanto a las diferencias entre chicos y chicas, aunque “no hay una estadística”, Martín lamenta que, “desafortunadamente, el rol de ‘gallito’ se le sigue atribuyendo más al hombre. Y en la ejecución de ese rol preponderante, normalmente el chico tiene más tendencia a salirse de lo que sería la convención que las chicas. Es decir, quien se manifiesta más fácilmente siempre suele ser el chico”.
Pese a todo, aprovecha para dejar claro que, “la violencia contra los docentes viene de casa. Esto es una cuestión de padres, no es una cuestión de alumnos. Quiero decir, la violencia que se produce, se produce porque en casa hay un determinado ambiente”. En la misma línea, señala que, “se está perdiendo un poco esa relación de colaboración entre profesor y padres”, por lo que, insiste en que, “para un padre, si no ha intentado colaborar con el docente, puede ser muy complicado ver cuál es la realidad de sus hijos”.
“En algunos casos los padres no tienen una idea de cómo es su hijo y de sus conductas. Además, como nuestra natalidad es muy baja, hay muchos ‘reyes y reinas de la casa’. Esto es, hay demasiados alumnos que en su entorno familiar habitual son muy protagonistas, y cuando llegan a un centro, el conflicto de verse en un grupo en el que ellos ya no son la prioridad absoluta, a veces genera disfunciones. Y en esos casos, si los padres en lugar de intentar hablar y colaborar con el profesorado, muestran a sus hijos un apoyo incondicional, la realidad que ven no contrasta con lo que ocurre realmente”, zanja.
Pasando a las agresiones en sí, Martín recuerda que, “en el caso de los niños pequeños, lo que hacen muchas veces es reproducir lo que escuchan en casa”. Asimismo, “cuando hablamos de alumnado mayor ya se producen faltas de respeto”. Dentro de las quejas, destacan desde las reclamaciones de notas, hasta las situaciones de padres que cuestionan las herramientas de evaluación de los docentes.
Soluciones
Para el presidente de CSIF en Salamanca, la forma de acabar con esta problemática es muy sencilla: “la medida es la educación”. “A una buena parte de nuestros alumnos les cuesta seguir normas, cuando entran en un entorno normativizado sienten una cierta frustración, y esa frustración es la que puede llevar a situaciones de agresividad o agresión”, lamenta Federico Martín.
“La educación se adquiere en casa, la educación para defenderte socialmente hay que trabajarla en casa. La única posibilidad de que esta sociedad mejore es que los padres sean más conscientes de la responsabilidad que asumen en la educación de sus hijos y que las vías de colaboración con los centros educativos sean mucho mayores. Los centros han de hacer un esfuerzo porque la colaboración con los padres sea mayor, y los padres han de hacer un esfuerzo por colaborar más con los centros”.
“En la escuela te socializas, pero las bases de la educación y del comportamiento están en casa. Si en casa no somos capaces de encauzar a nuestros hijos para que trabajen por una sociedad en la que el individualismo vaya dando paso al trabajo común y que las normas de convivencia sean una de las guías de tu vida, difícilmente conseguiremos mejorar las situaciones de violencia en las aulas”, concluye Federico Martín.