Quiero recordar una experiencia que está muy relacionada con la formación profesional. Me estoy refiriendo a las Escuelas Taller. En enero de 1986, 32 alumnos con edades comprendidas entre los 16 y los 19 años fueron seleccionados como alumnos de la Escuela Taller del Ayuntamiento de Salamanca.
En ella se les aportaba aprendizaje a la vez que trabajo. Eran jóvenes que demandaban su primer empleo. Restauraron edificios nobles del Barrio Antiguo, eliminaron los escombros que se acumulaban en el interior de la Torre de Abrantes, adquirida poco antes por el Ayuntamiento y la Diputación, y recuperaron la iglesia de San Polo y la Fonda Veracruz.
Colaboraba con la Escuela Taller el Fondo de Solidaridad en el Empleo, del Ministerio de Trabajo, el Instituto Nacional de Empleo (INEM) y el Ayuntamiento de Salamanca. El inventor de la idea fue el humorista y arquitecto palentino, José María Pérez, “Peridis”, que visitó varias veces la Escuela Taller de Salamanca.
Nuestra escuela fue una de las 38 que funcionaron en España, que recibieron 1.295 millones de pesetas del Fondo de Solidaridad de Empleo. La de Salamanca tuvo por director a Javier Álvarez, alcalde de los Santos, que realizó una labor encomiable en la Escuela de Cantería de su pueblo.
La Escuela Taller de Salamanca puso en funcionamiento talleres de electricidad, fontanería, carpintería, pintura y albañilería. Trabajó en ella como profesor el afamado cantero salmantino Honorio Astudillo. El profesorado fue seleccionado por el INEM, que contrató carpinteros, herreros, escayolistas, oficiales de construcción, arqueólogos, arquitectos y administrativos.
Cada alumno recibía una remuneración de 20.000 a 30.000 pesetas mensuales, tenían cuatro horas de trabajo y otras cuatro de clases de Historia del Arte, Arqueología e Historia de la Ciudad. La Escuela Taller de Salamanca contó con un presupuesto de 45 millones de pesetas para el año 1986, asignado por el Fondo de Solidaridad de Empleo.
El INEM aportó seis millones para los tres primeros meses de funcionamiento. La Escuela Taller trabajó con jóvenes con fracaso escolar, marginalidad y drogadicción. Además de la rehabilitación de edificios históricos y artísticos, el profesorado trabajaba con los chicos en programas de animación juvenil. Muchos chavales formados en las Escuelas Taller crearon cooperativas o sociedades con éxito indiscutible.
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Merecido homenaje a Javier Álvarez Merino