El retrato del músico mirobrigense Dámaso Ledesma cuelga ya de las paredes de la catedral de Ciudad Rodrigo gracias a la donación por parte de la Diputación de Salamanca de la obra del artista Florencio Maíllo. Una pintura que “devuelve el alma que quizá perdió” a esta ciudad en recuerdo al músico que dedicó gran parte de su vida a recopilar y transcribir la música tradicional de los pueblos de Salamanca.
Según explicó el presidente de la Diputación provincial, Javier Iglesias, durante el acto de cesión de la obra que tuvo lugar este domingo en la Seo de Miróbriga, adquirieron esta pintura tras la exposición realizada por Maíllo en el Palacio de La Salina sobre la relación de Federico García Lorca con la provincia. El de Ledesma fue uno de los dos retratos que presidía la muestra y que ahora es donado a los mirobrigenses gracias a la iniciativa de la Diputación junto al presidente de Proyecto Hombre, Manuel Muíños, cuando “se unieron todas las piezas para que el día de hoy pudiera recobrar vida propia y Dámaso pudiera estar en el sitio que corresponde”, admitió Iglesias. Tras el acto de presentación, realizaron una ofrenda floral ante la estatua del músico.
El próximo 2025 se cumplirán 150 años desde que Dámaso Ledesma comenzase a tener contacto con la Catedral de Ciudad Rodrigo y el mundo de la música. El artista fue el encargado de recopilar el Cancionero Salmantino, que recoge más de 400 documentos de música popular tradicional y fue premiado en 1905 por la Real Academia de San Fernando de Madrid.
Según explicó Florencio Maíllo, este cancionero también fue obra de cabecera para un segundo músico, poeta y dramaturgo, Federico García Lorca, quien también paseó por los pasillos y el claustro de esta Catedral. La visita de Lorca al sur de la provincia de Salamanca se remonta a principios de 1935, cuando viajó hasta Ciudad Rodrigo tras pasar por localidades como Béjar y La Alberca para recoger canciones y trajes para la representación de la obra Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope de Vega.
Fue entonces cuando se encontró con el Cancionero Salmantino y “puso en conocimiento al mundo” de la obra de Dámaso Ledesma. “Allí por donde iba se ponía a cantar ante el piano las canciones que don Dámaso había recuperado, se las sabía de memoria, era un libro de cabecera”, explicó Maíllo, haciendo hincapié en la importancia de su publicación “gracias a esa pasión que sintió Lorca por la labor de don Dámaso”.
“No se puede olvidar, es parte de nuestra historia, la pasión que sintieron por este lugar y nuestro folclore popular”, recordó el artista, trasladando su emoción por “sentir como aquí, hace cien años, vivieron y pasearos estos dos grandes músicos, y sintieron Ciudad Rodrigo”.