Cuatro años enviando correspondencia a personas mayores que viven en residencias y que se sienten solas en Navidad. Miles de palabras, millones de letras. Y es que son ya más de 323.000 las cartas remitidas desde 38 países a través de la iniciativa “Carta para un abuelo”. Es fácil, se puede participar desde una página web, permite escribir tantas misivas como se desee y, en estas fechas, la iniciativa está más vigente que nunca.
Un millón y medio de personas mayores pasarán solas las fechas navideñas. “La soledad no deseada provoca depresión, entre otras enfermedades. Cada día 3 personas mayores de 70 años se quitan la vida. Tenemos que actuar ya”. Así de contundente y claro es el mensaje que da la fundación “Adopta un abuelo”, con sede en Madrid, entidad creadora de “Carta para un abuelo”, artífice de muchas otras iniciativas concebidas para mejorar la vida de nuestros mayores.
Quizá una carta no solucione nada, pero… ¿y si ayuda? ¿Y si abriga un corazón? ¿Y si despierta la esperanza y desvela una sonrisa? La página web incluye un pequeño vídeo con reacciones muy emotivas. “Me encantan estas cartas”, reconoce una de las señoras tras leer la suya. “Es el único regalo que recibo”, confiesa otra. “¡Me ha encantado! ¿Me la quedo, no, la carta?”, expresa otra.
Cómo enviar tu carta
El proceso es muy sencillo. Una vez dentro de la web en cuestión, a la que se puede acceder desde este enlace, es necesario pulsar el botón “Escribir mi carta”. Tras rellenar los datos de contacto (teléfono, nombre y e-mail), recibiremos un código de verificación en el móvil, que deberemos introducir para ir al siguiente paso: escribir la carta. Llegados a este punto, se nos ofrecen un par de detalles acerca de las preferencias del abuelo o abuela que se nos ha asignado, así como su edad y lugar de residencia y, en algunas ocasiones, su foto.
Por ejemplo, María, de 97 años, vive en Madrid y tiene como intereses la naturaleza y pasear. En la caja de texto ya solo hay que empezar a dar forma a mensajes bonitos, e incluso si la inspiración se nos hace la remolona, existe una opción situada en la parte superior derecha (“inspírate”), que nos da algunas pistas útiles. Tras enviarla, se ofrece la opción de aportar una donación a la fundación, algo que es totalmente opcional, pues la carta se mandará incluso sin donativo.
Y a partir de entonces se inicia el protocolo, compuesto por cuatro pasos: revisión, es decir, “recopilamos las cartas y las leemos una a una para asegurarnos de que son adecuadas”; las misivas se remiten a sus destinos (“una vez organizadas las cartas, se envían directas a las residencias para que las impriman y se la entreguen en mano a los abuelos”; lectura (“organizamos eventos para leer vuestras cartas en las residencias, ¡atento a nuestras redes para inscribirte!”) y, culminación… ¡mensaje recibido! (“te enviaremos un e-mail confirmando que tu abuelo ha leído tu carta”).
Desde este periódico ya hemos enviado varias. Quizá algún abuelo o abuela adopte también a una periodista.