“¡De aquí a Vogue! Eso lo tenemos claro”

Rosana Miralles se ha puesto el mundo por montera y ha decidido crear su propia línea de bolsos. Ella conoce muy bien el sector, porque lleva muchos años al frente de Olvido, quizá por ello, porque comprobó que había una necesidad, se lanzó a diseñar su propia línea bajo la marca La Rosita, en homenaje a su abuela, porque fue una de las personas más importantes de su vida. Eso sí, a diferencia de los de su abuela, los que ha creado Rosana tienen más color. “Los de mi abuela eran negros”, puntualiza.  

La colección de bolsos de La Rosita tiene una historia detrás. Eso nos encanta, porque las grandes piezas de marroquinería siempre están asociadas a una anécdota o a un nombre. En un repaso rápido, el Kelly, de Hermes, en homenaje a Grace Kelly; el Lady Dior, un regalo de Estado a la princesa de Gales; el Jackie, de Gucci, a la viuda de Kenedy… ¡Quién sabe! parafraseando a Rick en Casablanca, la colección de Rosana puede ser el inicio de la historia que una un nombre de un bolso a Salamanca.

“A mis clientes le encanta cuando le cuento la historia del nombre que va asociado al bolso. Además son muy originales. Buscamos algo diferente. Estos bolsos dan ese plus, además es una colección cápsula. Lo que hay es lo que hay”, matiza la diseñadora.

La Rosita es el nombre de la colección, pero como las grandes firmas de bolsos, Rosana ha querido que cada una de las piezas que conforman su muestrario, estén asociados a un nombre y a una historia.

“Uno de ellos se llama Palmera, porque me recuerda a los veranos de mi vida. Soy de Alicante. Había una palmera en la urbanización donde veraneaba y debajo de ella pasé horas y días con mis amigas. El estampado que lleva el bolso Palmera, me recuerda a esos veranos de mi infancia y adolescencia”, explica Rosana Miralles.

Otra de las piezas es Frida, que está inspirado en su sobrina. Es un bolso resolutivo, moderno, práctico, con un buen acabado y muy elegante. “Son cualidades que quiero para mi sobrina”, matiza.

Julia es un bolso bicolor, se presente en negro y blanco y en distintos tonos de camel “Está inspirado en mi madre, como ella es un bolso que encaja con todo. Mi madre es una persona muy flexible. Además, es un bolso de fondo de armario”, apunta.

Los más pequeños, de pelo, son Almendra. “Para mí, es el más especial de la colección, porque es el que más me recuerda a mi abuela. Iba a recoger almendras con ella y hacíamos tartas. Ese recuerdo en la cocina de mi abuela, horneando los dulces… me trae muy buenos momentos”, comparte Rosana Miralles

Un mundo nuevo

Quizá lo más duro de todo ha sido la elaboración. Se fue a su tierra natal, Alicante. “Cuando me metí en esto, iba ciega. No sabía a qué puerta tenía que llamar, pero todo se fue dando. Fue fácil encontrar las pieles, lo más duro estuvo en convencer a la fábrica de que yo solo quería hacer una colección chiquitita”, puntualiza la creadora.

Rosana, chiquitita este año…
Exactamente. (Risas)

Al final la tiene aquí, la puede ver y disfrutar.
Sin Tamara no hubiera sido posible. Me ha ayudado mucho. Es mis ojos allí, en Alicante. Eso sí, la videollamada la maneje muy bien. (Risas)

¿Qué pensó al ver sus bolsos aquí, a la venta?
Mucha emoción, pero más cuando vi a una clienta en la calle con uno de mis bolsos. ¡Flipé! Y dije: ‘Ya es real’. Los bolsos los había estado viendo cómo iban tomando forma. Pero, al verlo en movimiento, con vida, en la calle… y la clienta con su rollo. Fue alucinante esa sensación. Me emocioné.

Se sigue emocionando.
Sí, es verdad.

Sus diseños son atemporales…
Sí. Son para cualquier estación, para todo tipo de mujeres y de todas las edades. Además, tienen varios tamaños. Parte de la colección es piel labrada y otros es una seda estampada.

¿Está pensando ya en la próxima colección?
Ya la tengo. De cara a Navidad, he ideado una pequeña colección con colores muy especiales. Y, por supuesto, estudiando la de 2025. Este es el principio de… Lo bueno es que no tengo que convencer a nadie para que los venda. (Risas) Entiendo el producto que he creado y lo defiendo. ¡Quién va a vender mi marca mejor que yo!

El escaparate lo tiene usted.
Exactamente.

Esta primera colección lleva los nombres de su familia. ¿Ha pensado cómo se llamará la de 2025?
No lo sé, porque lo de los nombres no es fácil. ¡De aquí, a Vogue! Eso lo tenemos claro. (Risas)